Ni con un cuchillo ni dándole golpes: este método siempre funciona para desenroscar un frasco
Tan simple como eficaz.
Desenroscar un tarro atascado es un problema al que se enfrenta todo amante de las conservas, en particular, y todo cocinero apresurado y en apuros, en general. Sin embargo, existen varios métodos que pueden hacer que esta tarea sea más fácil y rápida.
¿Quieres conocerlos? Antes de nada, es mejor saber por qué es tan complicado a veces dar con la tecla. El conocimiento lleva a la sabiduría y la sabiduría aporta soluciones.
Veamos: ¿qué hace que a veces sea difícil desenroscar la tapa? La culpa es del proceso de pasteurización, la clave para el almacenamiento a largo plazo de las conservas. Consiste en calentar alimentos en frascos bien cerrados. Las altas temperaturas hacen que el contenido aumente de volumen, lo que provoca que el aire se escape a través de la tapa. Al enfriarse, se crea una presión negativa en el frasco, que puede succionar la tapa con mucha fuerza. Esa es la resistencia a la que nos enfrentamos.
El método más común para abrir un tarro, y que probablemente conozcas por tu abuela, es golpear suavemente la tapa en la encimera de la cocina o una superficie igualmente sólida (y donde no se dejen marcas). Es importante hacerlo en el ángulo correcto, para que la tapa se afloje ligeramente al recibir el golpe.
Otro método habitual es utilizar un cuchillo o una cucharilla fina: una hoja delgada insertada entre la tapa y el frasco le permite sacar suavemente el metal. Sin embargo, al utilizar un cuchillo, conviene tener en cuenta el riesgo de dañar la hoja. Por eso, lo mejor es elegir uno que no nos resulte demasiado valioso, por si acaso. En cada uno de estos supuestos, debes tener cuidado de no dañar el frasco y de no lastimarte en el proceso.
Estos métodos pueden parecer prosaicos, pero en muchos casos te permiten abrir rápidamente un frasco atascado.
Pero, aunque sean los más conocidos, no son los únicos. Por ejemplo, una buena idea es utilizar plástico de burbujas. Este es un truco que ha ganado popularidad gracias a su sencillez y eficacia. Simplemente, envuelve un trozo de papel alrededor de la tapa y la estructura proporcionará un agarre adicional que facilita el giro y, por tanto, permite abrir incluso la tapa más rebelde. La variante al papel de burbujas es el papel de aluminio, que también funciona fenomenal.
Otra técnica más: sumergir los frascos en agua hirviendo. El calor hace que el metal se expanda ligeramente, por lo que el vacío que mantiene la tapa hacia abajo se debilita. Después de unos minutos en un baño caliente -al baño María- , el tarro se puede desenroscar más fácilmente. Es importante tener cuidado al sacar el frasco del agua caliente, eso sí.
Para evitar problemas con las tapas succionados es importante no girar demasiado el tapón antes de la pasteurización, dicen los fabricantes y recuerdan medios como el digital polaco O2. "Es igualmente importante cuidar el estado de los frascos y las tapas. Comprobemos periódicamente si están dañados u oxidados, porque en ese estado es más fácil desenroscarlos. Conviene guardar los tarros en un lugar seco y moderadamente fresco para evitar la condensación y la corrosión", añade.