Activan la cuenta atrás que puede convertir en okupas a las monjas clarisas de Belorado
El futuro incierto de las religiosas cismáticas: ¿qué pasará con el histórico convento?
Desde el día en el que que las monjas clarisas de Belorado anunciaron su separación de la Iglesia católica, el guion de este culebrón religioso no ha dejado de dar giros: la ex madre abadesa que se aferra al cargo hasta el último minuto; una de las religiosas se abre una cuenta en Instagram y publica vídeos junto a otras monjas de clausura, como si fueran al influencers y hasta un obispo excomulgado oficiando misa. Para completar este cuadro, hay que añadir el falso cura de una secta llamada Pía Unión de San Pablo Apóstol, que antes fue barman, autoproclamado portavoz del convento.
A pocos días de que las tres hermanas que denunciaron al arzobispo de Burgos, Mario Iceta, por abuso de poder, usurpación de representación legal y vulneración del derecho de libre asociación, tengan que presentarse ante el Tribunal Eclesiástico para declarar por el cisma y determinar si se procede con su excomunión, la nueva disputa entre la Iglesia y las monjas se centra en saber quién tiene derecho sobre el Monasterio de Santa Clara de Belorado y si las religiosas se convertirán en 'okupas' cuando pase el período de reflexión otorgado por el Vaticano -entre 10 y 15 días- para que las clarisas se piensen bien las cosas y decidan si vuelven a la Iglesia católica o se arriesgan a ser excomulgadas.
Según la Federación de Clarisas de Nuestra Señora de Arantzazu, consultadas por el diario Libertad Digital, si bien las monjas son las que viven en el lugar, el monasterio sigue siendo propiedad de la Iglesia católica, por lo que cualquier operación que se quiera realizar sobre él, como la venta o su transformación para otras funciones, debe contar con la aprobación de la Santa Sede. "El monasterio de Belorado pertenece a las clarisas, pero a la orden de las clarisas", explican las mismas fuentes al citado medio. La situación se complica aún más porque desde mayo, el arzobispo Mario Iceta (denunciado por las religiosas) es el comisario pontificio, lo que le otorga el control legal sobre el monasterio.
Representante legal al que,las monjas de Belorado no reconocen. El pasado día 6 de junio, la comisión delegada que visitó el monasterio, y que contó con la presencia de un notario, comunicó a las hermanas que disponían de dos días hábiles para entregar una copia de las llaves del edificio para que el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, como comisario pontificio, dispusiera de ellas, pero se negaron a abrir la puerta y entregárselas. Precisamente, esa falta de cooperación de las hermanas con Iceta propició el ultimátum del Vaticano que puede convertirlas en okupas del monasterio.
"Si no se retractan, serán excomulgadas. Así que se tendrán que ir a otro sitio y allí que hagan lo que les dé la gana", explican. "Si siguen así, su camino es el de no ser católicas, ni clarisas ni vivir en el convento", añaden las fuentes consultadas. El reloj corre, y con cada día que pasa, está más cerca la decisión que definirá el futuro del convento y las monjas.