Las claves del protocolo pionero de Ayuso contra la adicción a las pantallas
El procedimiento se implantará en todas las enseñanzas no universitarias y constará de cuatro fases desde la notificación de la alerta hasta la derivación del alumno a los centros especializados en adicciones.
En plena era de la digitalización y las redes sociales podría parecer extremadamente complicado distinguir entre una adicción y un uso ‘normal’ del móvil en los más jóvenes. Sin embargo, tanto los psicólogos como los docentes tienen claro que hay indicadores evidentes que hacen saltar todas las alarmas tras ser detectados en niños y adolescentes. Con la intención de atajar a tiempo esa nociva dependencia de los alumnos, el Gobierno de la Comunidad de Madrid ha desarrollado un protocolo pionero en España que consta de cuatro fases y será implantado en todas las enseñanzas “no universitarias” de la región.
Hace tan solo dos días el Ejecutivo liderado por Isabel Díaz Ayuso comunicó la puesta en marcha de esta iniciativa para prevenir de manera precoz las adicciones comportamentales a las pantallas -internet, redes sociales y teléfonos móviles-, los juegos, las apuestas y la pornografía de los alumnos. Según explicó la presidenta, gracias a un programa de evaluación, denominado Kids Centric Universe, que se puso en marcha al inicio del curso 21/22, los centros educativos madrileños pudieron hacer un diagnóstico inicial de los hábitos de los alumnos en este ámbito.
Este estudio puso de manifiesto que un 42% de los escolares reconoce tener cuentas falsas en redes sociales para burlar el control paternal, que uno de cada cuatro estudiantes de 12 años afirma haber entrado en casas de juego online o que siete de cada diez menores se han encontrado en las redes contenidos violentos, racistas o pornográficos que consideran desagradables.
Estos preocupantes resultados empujaron a un grupo interdepartamental autonómico, donde se encuentran representados los distintos ayuntamientos, así como la consejería de Sanidad o la de Asuntos Sociales y los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, a crear e implantar dicho plan de actuación común para todos los centros. Pero ¿cómo funcionará el protocolo? ¿Qué tratamiento dará a los menores?
Las señales de alarma como 'triaje'
Isabel Serrano, jefa de la Unidad Técnica de Convivencia y de las Familias de la Comunidad de Madrid, ha explicado a El HuffPost las distintas partes de las que constará el plan. “La primera fase es la notificación”, plantea, “los profesores deben avisar al centro de que el niño está haciendo un uso no responsable de las pantallas”.
En este sentido, Serrano destaca que los docentes podrán detectar las señales de alarma gracias a un apartado concreto del protocolo donde se recogen todos los ‘efectos’ que la adicción podría estar provocando en los jóvenes. Entre estos indicadores de riesgo se encuentran los siguientes: “En los colegios o institutos los propios compañeros te lo dicen, ellos dejan hasta de jugar en el recreo porque tienen otras cosas en la cabeza, bajan el rendimiento, se duermen en clase, su alimentación se deteriora, cambia su relación con los amigos y con la familia...”, cuentan desde la CAM.
Es en este punto donde el centro también se implica en conocer los factores de protección con los que cuenta el menor. “Es importante saber si tienen el respaldo de una familia estructurada detrás, si en casa tienen ese apoyo...”, puntualiza.
En definitiva, ese cúmulo de señales “son el triaje que harán las escuelas a los centros especializados en ese tipo de adicciones de la Comunidad de Madrid”. La idea de hacer este cribado, según explica la responsable, es “no volver a victimizar al niño, que no tenga que volver a contar todo lo que sucede una y otra vez a distintas personas. Intentar que sea todo más sencillo y que todo esté comunicado de principio a fin”.
Colaboración de la familia
Una vez que ya se ha hablado con el niño y se han investigado sus hábitos llega la fase de comunicación a las familias. “Se le explica a la familia lo que sucede para poder derivarlos a los centros especializados y que sean atendidos por expertos. Necesitamos autorización parental para ello y es la propia familia la que tiene que llevar al niño a la consulta”, aclara Serrano.
En esta fase los especialistas piden especial colaboración por parte de los padres y demás familiares de los jóvenes para que actúen “teniendo en cuenta que son referentes”: “Si quitamos el móvil al niño en casa y luego nosotros no nos separamos de la pantalla no tiene sentido. No lo van a entender”, comenta. “Ellos realmente no son conscientes del tiempo que pasan y del daño que les hace, sobre todo cuando consumen pornografía o pierden el tiempo en casas de apuestas online o comparándose con influencers”.
Derivación a centros especializados en adicciones
Una vez que la familia, el centro y el alumno han hablado y tomado consciencia de la situación, aquellos jóvenes con mayores dificultades serán derivados al Servicio de Atención en Adicciones Tecnológicas (SAAT) o al Centro Integral de Prevención e Investigación en Adicciones Comportamentales del Hospital público Gregorio Marañón para recibir apoyo clínico, psicológico y social.
“Es muy difícil decir cuándo se cierra el protocolo”, reconoce Serrano, “es el propio alumno el que es consciente cuando se empieza a hablar y a trabajar con él. Él mismo se da cuenta de lo que está dejando de hacer y la solución, desde luego, también pasa por su grupo de iguales y por el refuerzo social y familiar”, zanja.
Desde el Ejecutivo autonómico han trasladado la implicación de Isabel Díaz Ayuso en este protocolo y en “todo lo que tiene que ver con la convivencia, la salud mental, las drogas, el alcohol, las pantallas o la violencia de género”, porque según exponen “todo forma parte de un mismo círculo”.