La vajilla irrompible española se salva de la quiebra y de manos "incompetentes" en el último segundo
Se convertirá en una Sociedad Cooperativa de Producción de Trabajadores (Scop).
Casi todas las familias españolas han comido en las vajillas irrompibles de Duralex, legendarias por su resistencia y durabilidad. Y la empresa francesa ha logrado superar todas las dificultades a las que se ha enfrentado durante sus casi 80 años de historia.
Tras 20 años con serios problemas financieros, el tribunal de Orleans (Francia) ha determinado que la compañía pasará a convertirse en una Sociedad Cooperativa de Producción de Trabajadores (Scop), recoge el medio Reporterre. Este proyecto, que salvará 226 puestos de trabajo, ha sido apoyado por la dirección, más del 60 % del personal y cargos electos locales y de la Región.
Duros años
Tras una época dorada entre los años 60 y 70, sus productos perdieron popularidad y comenzó el declive de Duralex, que pasó por varias manos desde entonces. Uno de los golpes más duros llegó en 2008, cuando estuvo a punto de desaparecer, pero, por extraño que parezca, la crisis económica le salvó, ya que los ciudadanos buscaban sus productos baratos.
Sin embargo, en 2020 no tuvo tanta suerte y fue declarada en quiebra por el tribunal de Orleans por la falta de liquidez y un alto endeudamiento. Perdió el 60% de su facturación durante la pandemia por el cese que se ha producido en las exportaciones, que suponen el 80% de su negocio.
Finalmente, en octubre de 2022, la compañía tuvo que cerrar temporalmente su fábrica en Orleans debido al alto coste de producción motivado por el repunte del precio de las energías.
“En condiciones normales, la energía invertida en la fabricación de vidrio representa entre un 5 y un 7% de los costes energéticos de la facturación. En estos momentos representa el 46%. Y esto es inviable”, señaló a Catalunya Radio el entonces presidente de la empresa, el español José Luis Llacuna.
Salvación
Cinco meses de después, reactivó su actividad y en 2023 su facturación volvió a caer hasta alcanzar los 24,6 millones de euros frente a los 31 millones de 2022. Ahora espera que esta conversión a Scop sea su salvación.
El presidente de la región Centro-Valle del Loira, François Bonneau, ha expresado repetidamente su "inmensa esperanza" de que la empresa "siga viviendo la Scop" para salvar "un producto emblemático de la región". La asociación ecologista Robin des bois también prestó su apoyo a Scop para poner fin a "una sucesión de compradores oportunistas e incompetentes".