La primera bicicleta de la historia no tenía pedales ni manillar
Eran muy distintas a las actuales.
"Esto es como montar en bici, una vez que se aprende ya no se olvida". Esa afirmación -o tópico-, tan común como real, esconde infinidad de detalles desconocidos para la mayoría de las personas, como por ejemplo, quién fue el inventor de esta herramienta tan trascendental e importante de la vida de infinidad de personas.
Y es que, la utilidad de una bicicleta es incalculable, y supuso un cambio en la historia de la humanidad. Como medio de transporte, como deporte, o simplemente para ser usado como medio de disfrute y ocio, la bicicleta ha adquirido un cariz fundamental en muchísimas zonas del mundo, donde es más común ver bicis que coches, como en el caso de Países Bajos.
Pero para remontarse al origen de la bicicleta, hay que retroceder en el tiempo hasta el siglo XIX, cuando el alemán Karl Drais, de profesión investigador e inventor, fue el encargado de diseñar y desarrollar el primer velocípedo de dos ruedas, aunque se trata de una muy distinta a la actual y que contaba con diferencias que a día de hoy nos parecerían impensables.
Así, en el año 1817, nació la primera bicicleta bajo el nombre de Draisiana, aunque su nombre variaría durante los siguientes años, llegando a exportarse a Inglaterra, Francia, e incluso EEUU.
Mejoras y evolución de la bicicleta
Y de esta forma, vio la luz la primera bicicleta de la historia, compuesta por dos ruedas y un manillar con el que elegir la dirección, aunque no tenían ni pedales ni frenos y eran de tracción humana. Pese a ello, hay otras fuentes que apuntan a que las primeras bicis podrían haber aparecido en el antiguo Egipto, China o India, aunque se cree que podrían tratarse de vehículos muy distintos.
Si se avanza en el tiempo unos 70 años, nos topamos con el británico John Kemp Starley, quien es considerado el padre de la primera bicicleta moderna en 1885. Esta ya sí contaba con frenos y los paralelismos con las actuales es mucho mayor.
La bicicleta, bautizada como Rover contaba con dos ruedas muy parecidas a las anteriores pero mucho más estabilizada que los primeros diseños. Más adelante aparecería otro nombre importante: Kirkpatrick Macmillan, quien ya añadió pedales con barras y permitía a los usuarios a no tener que tocar el suelo con los pies.
Estos avances permitieron que se llevarán a cabo las primeras proezas humanas subidos a una bicicleta, como la lograda por Thomas Stevens, quien logró completar la vuelta al mundo montado a su bici entre 1884 y 1886.
Con todo, es evidente que las mejoras y la evolución de las bicicletas en todos los aspectos han sido una constante, y se espera que durante las próximas décadas continúen avanzando y alterando muchos de sus aspectos. De esta forma y ya durante los primeros años del siglo XX, el creciente interés de la gente en la bicicleta dio pie a que se inauguraran las primeras carreras importantes, como la Lieja Bastonge, El Giro de Lombardía (1905) o la Milán-San Remo en 1907.