La lección de vida de Luci, una señora de 90 años, y la labor de 'Adopta un abuelo': un vínculo 10
Hablamos con una de las responsables de este programa intergeneracional enfocado a personas mayores, y con Luci, a quien le organizaron una fiesta de cumpleaños, entre otras iniciativas que llevan a cabo.
Luci cumplió 90 años el pasado 4 de diciembre, pero, a pesar de su avanzada edad, tiene tanta vitalidad que hace todo lo que le apetece y mucho más. "¡A vivir la vida!", repite varias veces durante una conversación telefónica.
Para celebrar este hito de longevidad, la organización de voluntariado 'Adopta un abuelo', un programa intergeneracional enfocado a las personas mayores que busca acompañar a aquellas que se encuentran en riesgo de soledad, le preparó una fiesta que nunca olvidará.
El mencionado programa, formado por trabajadores, miles de voluntarios y gente como Luci, busca "conectar jóvenes con personas mayores" a través de todo tipo de actividades, explica Elena Delgado Cano a El HuffPost, psicóloga orientada a la gestión de personas y portavoz de la institución.
Un cumpleaños de ensueño
Precisamente para que los abuelos y abuelas no pasen solos días tan significativos como los cumpleaños, entre otros muchos a lo largo del año, los voluntarios organizan dos eventos de este tipo al mes en sus oficinas de Madrid.
En el caso de Luci, con este alegre mensaje, publicado en la cuenta de Instagram de la asociación (@adopta1abuelo), hizo pública su fiesta de cumpleaños: "Voy a montar un fiestón de los que marcan época. La vamos a liar parda petarda, por si no os ha quedado claro. Habrá gogos, chupitos gratis... Seguramente tendrá que venir la policía a desalojarnos porque ya no sabremos ni lo que hacemos. ¡Importante chavales! Yo os invito, pero soy pensionista. Voy a traeros una botella de crema de orujo grande, pero vosotros tendréis que traer la mezcla. Por mucho que suban las pensiones, no me da".
"Fue estupendamente bien. Muy bien. Ellos (miembros de la organización) me la hicieron. Son muy amables. Vino mucha gente. Estuvimos comiendo y luego, algunas y yo, estuvimos haciendo un poco el tonto", asegura, agradecida por la fiesta.
Luci no tiene familia, solo una sobrina que la visita de vez en cuando, por lo que la labor de 'Adopta un abuelo' fue un haz de luz en su vida, como en la de otros muchos ancianos que carecen de compañía de calidad.
Pandemia y soledad
En el caso concreto de Luci, todo empezó con la irrupción de la pandemia. Ella es inquieta, no le gusta estar todo el día en casa sin hacer nada, por lo que el confinamiento y las restricciones de movimiento, que sufrieron sobre todo las personas mayores, fueron para ella una auténtica odisea.
"Nosotros no podíamos salir de casa y yo estaba como los toros. Un día que estaba más aburrida que una llamé por teléfono a un número que cogí de algún lado", relata.
Tras varias conversaciones, llegó LA pregunta de la asociación: "¿Quieres que te adopten, Luci?”. Ella, encantadísima, aceptó. A día de hoy sale a comer fuera siempre que puede, habla todos los domingos con Lourdes, su madrina en 'Adopta un abuelo', y hasta le organizan fiestas de cumpleaños, por lo que ha dejado de sentirse sola.
Más que un simple voluntariado
Su app es "el programa principal", señala Elena, ya que, a través de ella, la gente puede adoptar a un/a abuelo/a a quien pueden llamar, tanto por teléfono como por videollamada, y visitar físicamente. Aunque Luci vive sola y en su casa, la mayoría de 'adoptados' son inquilinos de residencias que, en muchas ocasiones, no tienen más contacto que los trabajadores y compañeros de las mismas.
Este año han dado un paso más con una nueva iniciativa que busca cumplir los sueños de las personas mayores. Un ejemplo de esto es el gesto que tuvieron con Ángela, abuela de una residencia, a quién llevaron, junto a su hermana, a las Islas Canarias, un viaje que, hasta ahora, nunca había podido cumplir. Y como este muchos más.
La organización trabaja con más de 600 residencias de toda España. Una de las iniciativas que más destacan este mes, precisamente porque es Navidad, es la llamada 'Una Carta Para Un Abuelo', para que todos ellos puedan recibir, de alguna manera, "una muestra de cariño".
El funcionamiento de la actividad es muy sencillo: una persona le escribe una carta a otra. A la gente voluntaria se le facilita información acerca de la persona mayor a la que vaya dirigido el mensaje a fin de personalizar el emotivo detalle.
"La ventaja es que puede participar cualquier persona mayor, independientemente del deterioro cognitivo o físico que tenga, porque nosotros, los voluntarios o los terapeutas de las residencias podemos ir a leerles las cartas", explica la profesional.
Acompañar, querer, ilusionar y "rendir tributo a las personas mayores". Algunos califican a estos trabajadores y voluntarios como ángeles, pero la realidad es que solo buscan, humildemente, colocar a los abuelos "en el lugar que se merecen".