La impactante arquitectura brutalista: origen de su nombre y edificios con este estilo en España
Este estilo se caracteriza por la ausencia de ornamentos, la exposición del hormigón en su forma más pura y la monumentalidad de las estructuras.
La arquitectura brutalista es una de las corrientes más impactantes y controvertidas del siglo XX. Surgida en un contexto de reconstrucción y necesidad de funcionalidad, esta tendencia arquitectónica se caracteriza por su uso predominante del hormigón y su estética austera. En España, el brutalismo ha dejado una serie de edificios emblemáticos que reflejan tanto la historia como la evolución de este estilo.
El término “brutalismo” proviene del francés “béton brut”, que significa “hormigón crudo”. Fue popularizado por el arquitecto suizo Le Corbusier, quien utilizó este material en sus proyectos para destacar su textura y apariencia natural. El crítico de arquitectura Reyner Banham adaptó el término al inglés, llamándolo “brutalism” en su ensayo "The New Brutalism: Ethic or Aesthetic?". Este estilo se caracteriza por la ausencia de ornamentos, la exposición del hormigón en su forma más pura y la monumentalidad de las estructuras.
En España, el brutalismo se desarrolló principalmente durante las décadas de 1960 y 1970, en un periodo de crecimiento urbano y modernización. Uno de los edificios más representativos de este estilo es Torres Blancas, en Madrid, diseñado por Francisco Javier Sáenz de Oiza en 19692. Este edificio residencial de lujo desafía las convenciones del brutalismo al incorporar elementos de madera y mármol, además del hormigón. Su estructura curva y su complejidad arquitectónica lo convierten en un icono del brutalismo español.
Otro ejemplo destacado es el Walden 7, en Sant Just Desvern, Barcelona, diseñado por Ricardo Bofill en 19753. Este complejo residencial de 31.000 metros cuadrados se organiza en torno a cinco patios y cuenta con dos piscinas en la azotea. La disposición laberíntica de los apartamentos y los espacios comunes reflejan la intención de Bofill de crear una comunidad autosuficiente y cohesionada.
La Torre de Valencia, construida en 1973 por Javier Carvajal Ferrer, es otro hito del brutalismo en Madrid. Este rascacielos de 94 metros de altura y 27 plantas se encuentra frente al Parque del Retiro y destaca por su imponente presencia y su capacidad para ofrecer vistas panorámicas de la ciudad. A pesar de las críticas iniciales por su tamaño y su impacto en el paisaje urbano, la Torre de Valencia se ha convertido en un referente arquitectónico.
La Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, diseñada por José María Laguna Martínez y Juan Castañón Fariña en 1971, es un ejemplo de brutalismo aplicado a la arquitectura educativa. Este edificio de cinco plantas, con su distribución irregular y su uso extensivo del hormigón, ha sido escenario de numerosas producciones cinematográficas, destacando su relevancia cultural y arquitectónica.
La Iglesia Nuestra Señora del Rosario de Filipinas, también en Madrid, es una muestra de cómo el brutalismo se aplicó a la arquitectura religiosa. Diseñada por Cecilio Sánchez-Robles Tarín en 1970, esta iglesia se caracteriza por su fachada lisa de hormigón y su diseño funcional, que contrasta con la ornamentación tradicional de las iglesias.
Para aquellos interesados en explorar estos edificios, es recomendable realizar una ruta arquitectónica que incluya visitas guiadas y la obtención de permisos necesarios para acceder a ciertas áreas privadas. Las fechas y horarios de visita pueden variar, por lo que es aconsejable consultar con antelación. Además, algunos de estos edificios están protegidos como patrimonio cultural, lo que implica la necesidad de seguir ciertos trámites administrativos para su conservación y mantenimiento.