La ciudad de las luces enfada a sus vecinos con la aparición de aparcamientos turísticos
Denuncian dificultades para renovar los abonos mensuales en parkings públicos por la puesta en marcha en Navidad de nuevas políticas pensadas para los turistas.
El modelo de uso turístico sigue ganando terreno en la ciudad de la Navidad, Vigo, y no solo en viviendas vacacionales. Ahora, los aparcamientos públicos también se suman a esta tendencia, desplazando a los vecinos en las épocas de mayor afluencia de visitantes. Un ejemplo significativo es el parking del centro comercial de A Laxe, en pleno centro de la ciudad, que suspende los abonos mensuales de sus clientes durante los meses de julio, agosto y las fiestas navideñas, desde el 15 de diciembre al 10 de enero.
Esta política, aplicada por la empresa que gestiona el aparcamiento, quiere maximizar la rotación de las plazas de parking para atender la alta demanda de turistas que llegan en coche, especialmente durante la Navidad. Aunque esta medida facilita el acceso de los visitantes, deja a los clientes habituales, como trabajadores y residentes, en una posición complicada. Según Atlántico Diario, muchos se ven obligados a buscar alternativas en otros aparcamientos públicos que, en algunos casos, ya no aceptan nuevos abonados por la saturación prevista hasta enero.
El problema se agrava por el elevado precio que tiene el alquiler de plazas de garaje en Vigo, donde las tarifas mensuales oscilan entre 70 y 150 euros, dependiendo de la ubicación. La falta de plazas privadas en el mercado eleva aún más la demanda de los aparcamientos públicos. Según los portales especializados, alquilar una plaza en el centro puede costar entre 90 y 150 euros al mes, con opciones más económicas en la periferia.
La situación se complica aún más por el crecimiento constante del parque móvil en Vigo, que en 2023 alcanzó cifras récord con 202.749 vehículos registrados, entre turismos y motocicletas. Esto convierte a la ciudad en la española con más vehículos por persona, con un promedio de más de uno por cada dos habitantes. El incremento, que supone un 50% más de vehículos en las calles en comparación con 2002, choca con la limitada disponibilidad de plazas de aparcamiento y el encarecimiento de estas, alimentando un conflicto que enfrenta las necesidades de los residentes con la demanda turística.
Mientras las humanizaciones de las calles avanzan con la intención de aliviar el problema a largo plazo, los vecinos de Vigo se enfrentan a una realidad más inmediata: encontrar un lugar para aparcar, especialmente en las épocas en los que su ciudad se convierte en el foco de la Navidad.