Investigan el aumento excesivo de muertes por enfermedades cardíacas y encuentran una sustancia común en los hogares
Los científicos estiman que más de 500.000 muertes podrían haberse evitado.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Maryland (EEUU) ha evaluado las consecuencias de la exposición humana a los productos de plástico, desde un smartphone a los envases que protegen los alimentos. Especialmente, a tres tipos de productos químicos, bisfenol A (BPA), difalato (dietilhexilo DEHP) y éteres de difenilo polibromados (PBDE).
Según confirma la revista polaca Interia Wydarzenia, este nuevo estudio se basa en más de 1.700 investigaciones publicadas anteriormente. Además, sus autores estimaron la exposición humana a tres clases de productos químicos en 38 países, "que representan aproximadamente un tercio de la población mundial".
"Tres de estos países: Estados Unidos, Canadá y Corea del Sur, tiene bases de datos públicas que monitorean los niveles de estas sustancias químicas en muestras de orina y sangre, lo que proporciona datos aún más precisos", afirma la publicación.
Los datos difundidos por el medio polaco, que ha tenido acceso al estudio, apuntan que "alrededor de 5,4 millones de casos de enfermedad de las arterias coronarias y 346.000 accidentes cardiovasculares estaban relacionados con la exposición de estos plásticos". Además, alrededor de 164.000 muertes de personas de entre 55 y 64 años podrían haber sido causadas por el DEHP.
"Gracias a la legislación aprobada a finales de la década de los 2000, la prevalencia de estos productos químicos ha disminuido desde entonces en muchos países como Estados Unidos o Canadá", afirman estos investigadores, aunque lamentan que alrededor de 515.000 muertes podrían haberse evitado.
En declaraciones obtenidas por el medio, la cabecilla del estudio, la profesora Maureen Cropper, pone de manifiesto "la importancia de que los gobiernos y los fabricantes actúen para limitar el uso de productos químicos tóxicos en los envases de plástico antes de que lleguen a los consumidores". En su opinión, "una regulación más estricta podría beneficiar la salud pública".