Experimentos concluyen que ser testigo de estos preciosos actos hace que se contagien

Experimentos concluyen que ser testigo de estos preciosos actos hace que se contagien

"Las personas no sólo imitan los detalles de las acciones positivas, sino también el espíritu que las sustenta".

Persona entregando un regalo.Getty Images

Se habla mucho de que las personas pueden transmitir su energía a aquellos que le rodean, ya sea buena o mala. Lo mismo ocurre con los actos que realizamos. Un reciente estudio ha revelado que la bondad es contagiosa, e incluso se mantiene en el tiempo de aquellos que se impregnan de ella.

"Descubrimos que las personas no sólo imitan los detalles de las acciones positivas, sino también el espíritu que las sustenta. Esto implica que la bondad en sí es contagiosa y que puede transmitirse a otras personas, adoptando nuevas formas a lo largo del camino", explica el líder de la investigación, Jamil Zaki, profesor asociado de psicología en la Universidad de Stanford y director del Laboratorio de Neurociencia Social de Stanford.

Aunque Zaki y su equipo son conscientes de que no todas las personas pueden permitirse hacer donaciones o las aportaciones que les gustaría, sí han observado que observar un acto de bondad puede impulsarles a "difundir positividad de otras maneras".

"La amabilidad evoluciona a medida que se difunde"

Los participantes del estudio recibieron un "bono" de 1 dólar, además del pago por completar el proceso. A continuación, pudieron conocer a 100 organizaciones benéficas y se les dio la opción de donar parte de su bonificación a alguna de ellas. Además, se les permitió ver la donación promedio de las últimas 100 personas implicadas en el experimento, una información manipulada por los investigadores.

"Algunas personas descubrieron que vivían en un mundo generoso, donde la gente donaba aproximadamente tres cuartas partes de su bonificación a la caridad. Otras descubrieron que vivían en un mundo tacaño, donde la gente donaba solo aproximadamente una cuarta parte de su bonificación", revela Zaki. Así observaron que "los participantes que creían que los demás eran generosos se volvían más generosos ellos mismos".

En la segunda fase del estudio, una de seguimiento, las personas vieron a otros donando y completaron lo que pensaron que una tarea de "amigo por correspondencia" no relacionada que consistía en leer una nota en la que otra persona describía los altibajos de su último mes y responderle.

"Las personas que habían visto a otros donar generosamente escribieron notas más amigables, más empáticas y más solidarias que las que habían visto a otros comportarse con avaricia", cuenta el experto. "Esto sugiere que la amabilidad evoluciona a medida que se difunde, 'infectando' comportamientos a través de los cuales nuevos individuos pueden expresarla", añade.