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Este es el supuesto autor de la mítica expresión "Paris bien vale una misa": creó también otra frase sobre cazuelas

Este es el supuesto autor de la mítica expresión "Paris bien vale una misa": creó también otra frase sobre cazuelas

Esta expresión refleja su deseo de mejorar las condiciones de vida de sus súbditos y asegurar que cada familia tuviera suficiente comida.

La Torre Eiffel y los anillos olímpicos a lo largo del río Sena, en París.Christian Petersen/Getty Images

En la historia de Francia, pocas frases han resonado tanto como "París bien vale una misa". Esta expresión, que ha trascendido siglos, se atribuye a Enrique IV, un monarca cuya vida y decisiones marcaron profundamente el devenir del país. Sin embargo, Enrique IV no solo es recordado por esta célebre frase, sino también por otra menos conocida pero igualmente significativa sobre cazuelas.

Enrique IV, también conocido como Enrique de Borbón o Enrique de Navarra, fue un personaje central en las Guerras de Religión que asolaron Francia en el siglo XVI. Su decisión de convertirse al catolicismo para asegurar su ascenso al trono es vista como un acto de pragmatismo político, encapsulado en la famosa frase "París bien vale una misa". Pero, ¿qué llevó a Enrique a tomar esta decisión y qué otras contribuciones hizo a la cultura popular de su tiempo?

Enrique IV nació el 13 de diciembre de 1553 en el castillo de Pau, en el seno de una familia protestante. Su madre, Juana de Albret, reina de Navarra, fue una ferviente calvinista que influyó profundamente en su educación religiosa. Sin embargo, el contexto político y religioso de la época obligó a Enrique a tomar decisiones que cambiarían el curso de su vida y de la historia de Francia.

Las Guerras de Religión en Francia, que enfrentaron a católicos y protestantes, crearon un ambiente de constante conflicto y tensión. Enrique, inicialmente un líder protestante, se encontró en una posición precaria cuando se convirtió en el heredero al trono francés. Para consolidar su poder y poner fin a las guerras civiles, Enrique decidió abjurar de su fe calvinista y convertirse al catolicismo. Este acto de conversión tuvo lugar el 25 de julio de 1593 en la basílica de Saint-Denis, y fue visto como un movimiento estratégico para ganar el apoyo de la mayoría católica del país.

La frase "París bien vale una misa" se atribuye a este momento crucial. Aunque no hay evidencia documental de que Enrique IV pronunciara exactamente estas palabras, la expresión ha perdurado como símbolo de su pragmatismo político. La conversión de Enrique permitió su entrada triunfal en París el 22 de marzo de 1594, consolidando su posición como rey y poniendo fin a años de conflicto religioso.

Además de esta célebre frase, Enrique IV también es conocido por su lema "un pollo en cada cazuela" (la poule au pot). Esta expresión refleja su deseo de mejorar las condiciones de vida de sus súbditos y asegurar que cada familia tuviera suficiente comida. Este lema se convirtió en un símbolo de su política de bienestar y su compromiso con el pueblo francés.

El proceso de conversión de Enrique no fue sencillo. Requirió una serie de trámites y ceremonias que culminaron en su abjuración pública del calvinismo. La ceremonia de conversión fue seguida de su coronación en la catedral de Chartres el 27 de febrero de 1594, ya que la tradicional catedral de Reims estaba en manos de sus enemigos. A pesar de su conversión, Enrique IV tuvo que enfrentar la excomunión papal hasta 1595, cuando finalmente fue levantada, permitiéndole gobernar sin la sombra de la censura religiosa.

Enrique IV es recordado no solo por sus decisiones políticas y religiosas, sino también por su impacto cultural. Su frase sobre las cazuelas y su famosa expresión sobre París han dejado una huella indeleble en la historia de Francia. Estas expresiones encapsulan su visión de un reino unido y próspero, donde la paz y el bienestar de sus ciudadanos eran prioridades fundamentales.