Este es el posible agente infeccioso detrás de la peste negra que causó estragos en España y el resto de Europa
La muerte masiva y la desesperación llevaron a un aumento de la religiosidad y a la búsqueda de explicaciones sobrenaturales para la enfermedad.
El siglo XIV fue testigo de una de las pandemias más devastadoras de la historia: la peste negra. Esta enfermedad, que se extendió rápidamente por Europa y otras partes del mundo, dejó una huella imborrable en la historia de la humanidad. La peste negra, también conocida como la muerte negra, causó la muerte de millones de personas y tuvo un impacto profundo en la sociedad, la economía y la cultura de la época. Aunque han pasado siglos desde que la peste negra asoló Europa, el agente infeccioso detrás de esta enfermedad sigue siendo objeto de estudio y debate entre los científicos.
La teoría más aceptada sobre el agente infeccioso de la peste negra es que fue causada por la bacteria Yersinia pestis. Esta bacteria, que se encuentra en pequeños mamíferos y en las pulgas que los parasitan, es responsable de la peste bubónica, la peste neumónica y la peste septicémica. La peste bubónica, la forma más común durante el brote del siglo XIV, se caracteriza por la inflamación de los ganglios linfáticos, que adquieren un color negro debido a las hemorragias internas. Estos ganglios inflamados, conocidos como bubones, dieron nombre a la enfermedad. La peste neumónica, por otro lado, afecta los pulmones y se transmite de persona a persona a través de las gotas respiratorias. La peste septicémica, la forma más rara y mortal, se propaga a través del torrente sanguíneo y puede causar la muerte en cuestión de horas.
La Yersinia pestis se transmite principalmente a través de las pulgas que parasitan a los roedores, especialmente a las ratas. Sin embargo, estudios recientes sugieren que otros parásitos, como los piojos humanos, también podrían haber jugado un papel en la propagación de la enfermedad. La peste negra se originó en Asia central y se extendió a Europa a través de las rutas comerciales. Los comerciantes y guerreros mongoles llevaron la enfermedad a Crimea, desde donde se propagó a Italia y al resto de Europa. La rápida expansión de la peste negra se vio facilitada por las condiciones insalubres de las ciudades medievales, donde las ratas y las pulgas eran comunes.
El impacto de la peste negra en Europa fue devastador. Se estima que entre el 30% y el 60% de la población europea murió a causa de la enfermedad. En algunas ciudades, como Florencia, solo un quinto de la población sobrevivió. En otras áreas, la peste negra causó la despoblación total de pueblos y aldeas. La alta mortalidad tuvo consecuencias profundas en la sociedad medieval. La escasez de mano de obra agrícola llevó a un aumento de los salarios y a una mayor movilidad social. La autoridad de la Iglesia y de los señores feudales se vio cuestionada, y surgieron movimientos de reforma religiosa y social.
Además de la Yersinia pestis, algunos investigadores han sugerido que otros patógenos podrían haber contribuido a la pandemia de la peste negra. Por ejemplo, se ha propuesto que el virus de la viruela o el ántrax podrían haber estado presentes junto con la Yersinia pestis, exacerbando la mortalidad de la enfermedad. Sin embargo, estas teorías no han sido ampliamente aceptadas y la Yersinia pestis sigue siendo el principal sospechoso.
La peste negra también tuvo un impacto duradero en la cultura y la mentalidad de la época. La muerte masiva y la desesperación llevaron a un aumento de la religiosidad y a la búsqueda de explicaciones sobrenaturales para la enfermedad. En muchos lugares, los judíos fueron acusados de envenenar los pozos y causar la peste, lo que llevó a pogromos y a la expulsión de comunidades judías. La peste negra también inspiró numerosas obras de arte y literatura, que reflejan el miedo y la desesperación de la época.