Esta es la palabra española que define a casi todo el mundo pero que ha sido olvidada
Se usa para designar irónicamente a alguien que habla sin saber y opina sin tener conocimientos del tema o cuestión.
“Eres un poco listillo”. Quizás alguna vez se lo hayas tenido que decir a alguna persona con la que tienes confianza o te lo hayan dicho a ti mismo. En una charla abierta con familiares y amigos, es más que común opinar con cierta seguridad y confianza de temas de los que realmente se tienen escasos conocimientos.
La práctica está cada vez está más extendida en las redes sociales. X (anteriormente Twitter) o cualquier otra plataforma se convierte en el escenario donde cada vez más se ofrecen opiniones, consejos o se aclaran dudas de temas que o se desconocen o de los que, coloquialmente se dice, se ‘oyen campanas’.
Es más que probable que este hecho se realice de forma inconscientemente, pero eso no quita que se pueda caer en el cuñadismo, en frases de barra de bar o incluso alguno se tenga que escuchar el típico refrán: “Eres como el maestro liendre que de todo sabes y de nada entiendes”.
Al grupo de personas que tienen esta costumbre se les conoce como 'ultracrepidarios', una palabra que ha sido olvidada dado que no está reconocida por la Real Academia Española.
¿Cuál es el origen de ‘ultracrepidario’?
Proveniente del latín ultra, que significa más all;, y crepidarius, que se usaba para designar al zapatero en la antigua Grecia, la primera vez que se utilizó ‘ultracrepidario’ fue en un texto del escritor inglés William Hazlitt en 1819, con la siguiente definición: ‘crítico metomentodo’.
De esa raíz -crepidarius- de la palabra, se puede entender el refrán español ‘zapatero a tus zapatos’. A pesar de que viene de la antigua Grecia, el incremento de los ‘ultracrepidarios’ se debe al boom de las redes sociales.
En cualquiera de ellas, todo aquel que lo desee puede verter su opinión y comentarios sobre un asunto o cuestión, sin tener un conocimiento profundo del tema, únicamente basándose en sus emociones, vivencias o recuerdos que le vengan a la memoria. Una práctica que, si bien puede resultar chistosa si se 'caza' a esa persona, también puede ayudar a la proliferación de información engañosa o directamente falsa.