España vs el resto de Europa: ¿por qué los demás países odian las persianas?
Razones culturales explican por qué en nuestro país seguimos usando estos artilugios mientras que los demás los han eliminado.
Uno de los aspectos que más llaman la atención de los turistas que visitan España es la presencia de persianas en las ventanas de casi todas sus casas. Y es que, pese a que son fundamentales en la gran mayoría de viviendas españolas, estos artefactos son prácticamente inexistentes en el resto Europa, donde, como mucho, se opta por una cortina tupida y gruesa. ¿A qué se debe esto?
Si bien es cierto que España es uno de los países con la media de exposición de sol más alta, entre 2.500 y 3.000 horas al año, este no es el único motivo por el que usamos las persianas, ya que también las bajamos en invierno y por la noche. Existe una razón cultural que explica mejor este suceso.
Origen persa
El término 'persiana' procede del latín 'persa, -ae', que en castellano se traduce como 'originario de Persia'. Así, este elemento recibió esa denominación porque en el siglo XVIII llegaron por primera vez a Europa, a Venecia concretamente, procedentes de esta región.
No obstante, en el Antiguo Egipto ya existían estos elementos elaborados inicialmente con cañas para impedir el paso de la luz y, a su vez, permitir la entrada del aire frío al interior de la vivienda. En China, por ejemplo, se usaban cañas de bambú. Cuando los persas las trajeron a Europa se introdujo el uso de tela para su fabricación y en 1769 el físico londinense Edward Bevan patentó la primera persiana, más similar a las que conocemos en la actualidad.
El inglés creó un sistema de cuerdas y poleas para mover las láminas de madera, que ya quedaban encajadas en un marco. Más adelante, aparecieron las persianas de cristal y luego de aluminio, plástico y fibras naturales.
¿Por qué se mantienen solo en España?
Las persianas se extendieron por toda Europa, pero la gran mayoría de países europeos ha optado por desechar su uso. En los países centroeuropeos ya no existen debido a la influencia de las costumbres protestantes, en las que las casas quedaban abiertas para poder compartir información con los huéspedes y demostrar que no había nada que ocultar.
Sin embargo, para los españoles siguen siendo muy importante debido a la influencia que ha tenido la cultura árabe en nuestra historia. Durante la ocupación musulmana de la Península Ibérica, se impuso la religión islámica, con fuertes creencias pudorosas y protectoras. Así, a la vez que nos protegemos del sol, pretendemos también escondernos de las miradas procedentes del exterior para cuidar nuestra intimidad.