El vinicultor español que huyó a Argentina y hoy sirve vinos en las mejores cenas en 60 países
A lo largo de 120 años en el país, esta bodega familiar se ha convertido en una de las más reconocidas de Argentina.
Leoncio Arizu llegó con siete años a Argentina, donde acabó fundando en 1901 la bodega familiar que hoy tiene nombre italiano, Luigi Bosca, pero origen español. Los Arizu suman ya siete generaciones dedicadas al cultivo de la vid, tres en el pueblo de Unzué, a 20 kilómetros de Pamplona, y cuatro en Mendoza.
A lo largo de 120 años esta bodega familiar se ha convertido en una de las más reconocidas de Argentina. Ahora exporta a 60 países y los vinos se han servido en eventos históricos de todo tipo, desde el mundial de Qatar hasta la cena de despedida de Angela Merkel del G20.
Leoncio Arizu, su hijo, su nieto y su bisnieto han construido una bodega cuyo desarrollo cuenta la historia del vino argentino. De la producción de volumen pasaron a la de vino de calidad, adoptando al Malbec desde sus inicios como uno de sus varietales insignia, al que a fines de los 90 habrían de llevar al mundo.
Así lo han relatado al medio La Nación el ingeniero Alberto Arizu, de 83 años, y Alberto Arizu (h), de 56, tercera y cuarta generación en el país. Ambos han crecido entre viñedos y continúan con la larga tradición familiar.
Los 90 son años de grandes cambios para el vino argentino, de revoluciones y de salto en calidad. Por ello, también, son los años en los que comienza a hacerse un lugar en el mundo. Se dejó atrás la crisis del vino de los 80 y se experimentó un cambio radical en cuanto a la modernización de las bodegas. Entre ellas, las Luigi Bosca, que ya son un referente en el país.