El reloj que mide el fin del mundo existe: estos son los segundos que nos separan de la tétrica medianoche

El reloj que mide el fin del mundo existe: estos son los segundos que nos separan de la tétrica medianoche

En 1947, el reloj se estableció a siete minutos de la medianoche, simbolizando la amenaza nuclear en la era post-Segunda Guerra Mundial.

Un reloj desintegrándose en una imagen de archivo.Getty Images

El Reloj del Fin del Mundo marca los segundos que nos separan de la medianoche, simbolizando la amenaza de una catástrofe global. En un mundo cada vez más incierto, el Reloj del Fin del Mundo se ha convertido en un símbolo inquietante de nuestra vulnerabilidad. Este reloj, mantenido por el Boletín de los Científicos Atómicos, no solo mide el tiempo, sino que también refleja las tensiones y peligros que enfrenta la humanidad. Con cada ajuste de sus manecillas, se nos recuerda la urgencia de abordar los problemas globales que amenazan nuestra existencia. 

Desde su creación en 1947, el Reloj del Fin del Mundo ha sido un barómetro de la seguridad mundial. Originalmente concebido para alertar sobre los peligros de las armas nucleares, su alcance se ha ampliado para incluir otros riesgos como el cambio climático y las tecnologías emergentes. Hoy, el reloj está más cerca de la medianoche que nunca, indicando que estamos a solo segundos de una posible catástrofe.

El Reloj del Fin del Mundo fue creado por el Boletín de los Científicos Atómicos, una organización fundada por científicos que trabajaron en el Proyecto Manhattan. En 1947, el reloj se estableció a siete minutos de la medianoche, simbolizando la amenaza nuclear en la era post-Segunda Guerra Mundial. Desde entonces, las manecillas del reloj se han ajustado 24 veces, reflejando los altibajos de la seguridad global. 

El ajuste del Reloj del Fin del Mundo no es una tarea sencilla. Cada año, el Boletín de los Científicos Atómicos reúne a un grupo de expertos en diversas disciplinas, incluyendo ciencia, política y tecnología. Este grupo evalúa los eventos globales y las tendencias que podrían afectar la seguridad mundial. Basándose en esta evaluación, deciden si mover las manecillas del reloj hacia adelante o hacia atrás. 

El proceso comienza con la recopilación de datos y análisis de eventos significativos del año anterior. Los expertos consideran factores como el desarrollo de armas nucleares, conflictos internacionales, políticas ambientales y avances tecnológicos. Una vez recopilada la información, se llevan a cabo debates y discusiones para llegar a un consenso sobre el estado del reloj.

A lo largo de su historia, el Reloj del Fin del Mundo ha marcado varios momentos críticos. En 1953, las manecillas se movieron a dos minutos de la medianoche tras las pruebas de bombas de hidrógeno por Estados Unidos y la Unión Soviética. En 1991, con el fin de la Guerra Fría y la firma del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas, el reloj se alejó a 17 minutos de la medianoche, el punto más lejano hasta la fecha. 

En los últimos años, el reloj ha avanzado peligrosamente cerca de la medianoche. En 2020, se ajustó a 100 segundos de la medianoche, el punto más cercano en su historia. Este ajuste reflejó las crecientes tensiones nucleares, la falta de acción sobre el cambio climático y la desinformación tecnológica.

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El Reloj del Fin del Mundo no solo es un símbolo, sino también una llamada a la acción. Su propósito es alertar a la humanidad sobre los peligros que enfrentamos y motivar a los líderes mundiales a tomar medidas para reducir estos riesgos. Cada segundo que se acerca a la medianoche es un recordatorio de la fragilidad de nuestra existencia y la necesidad de actuar con urgencia.