El protocolo que salvó vidas en Bonaire: noche en el cine con perritos calientes y chocolatinas
El centro comercial más grande de la Comunidad Valenciana activó un plan de inundaciones antes de que llegaran a sonar las alarmas de los móviles la tarde que la DANA sacudió los pueblos del levante.
Patricia nunca dejaba el coche en el parking subterráneo de Bonaire, siempre había espacio suficiente fuera y, a no ser que hiciese mucho calor en verano, no lo veía necesario. Sin embargo, el pasado 29 de octubre la Ley de Murphy volvió a hacer de las suyas y Patricia, operaria de limpieza del centro comercial valenciano, decidió guardar su vehículo en la planta -1. “El cielo estaba muy oscuro y pensé que iba a caer un tormentón”, explica a El HuffPost mientras retira todavía barro de las esquinas de la gasolinera del Alcampo de Aldaia: “Me he quedado sin coche, pero lo importante es que me salvé. Pasé la noche en el cine, esperando a que pasara la pesadilla”.
Han pasado más de treinta días desde que la DANA arrasó los pueblos y las vidas de muchos valencianos, pero todos y cada uno de los afectados recuerdan minuto a minuto cómo sobrevivieron a la noche de la catástrofe. No se olvidan de que todo se apagó, de que el agua estaba helada o de que su fuerza les hizo sentirse diminutos en cuestión de segundos. Por eso Patricia ahora valora mucho más que de las tres de la madrugada a las nueve de la mañana el centro comercial habilitara sus salas de cine para proteger del temporal a los trabajadores y clientes del centro comercial. Una historia que no se ha propagado con la misma fuerza que todos los bulos sobre “el cementerio” que supuestamente se iba a encontrar en su aparcamiento subterráneo.
“Aquí se hizo por salvar muchas vidas”, subraya Patricia. No cabe duda de ello comparando el destrozo que todavía ahora, un mes después, rodea al parque comercial con la inexistente cifra de fallecidos en el recinto a causa de las inundaciones. Los caminos que conducen a su parking exterior están plagados de basura, lodo, coches hechos añicos y otros recién sacados de la planta subterránea... Hay hasta una lancha frente al hotel que linda con la galería comercial de Bonaire.
“Intenté llegar a ese hotel sobre las ocho y cuarto de la tarde”, señala desde la gasolinera y se ríe: “Ya ves tú, que inocente. La corriente nos estampó a mis compañeras y a mí contra los surtidores y no nos quedó otra que subirnos a ellos. El agua en cuestión de tres minutos pasó de llegarnos por los tobillos a subir hasta la cintura. Recuerdo que ahí empezó a sonar un ruido y no sabíamos lo que era, luego nos dimos cuenta de que era la alarma de emergencias del móvil”, recuerda.
Según relata, empezó a llover a última hora de la tarde, pero tampoco demasiado. Como en el supermercado y en las tiendas del centro no había demasiada gente a aquella hora del martes, tanto Patricia como dos compañeras pudieron salir un poco antes. Hacía mal tiempo y ya había caído la noche. “Noté que empezaba a acumularse agua en la calle, pero me extrañó porque no llovía tanto (...) Yo me dirigí directamente al aparcamiento subterráneo donde yo había dejado el coche. Ya había algo de agua, pero dentro no quedaban muchos vehículos. Salí y minutos después empezaron a desalojar a gritos el parking y la planta baja del centro comercial”, comenta agradecida por su ‘suerte’.
Desde la propiedad indican a este periódico que, antes de que llegaran a sonar las alarmas de los teléfonos móviles, el recinto activó su protocolo ante inundaciones. No habían recibido advertencia alguna, pero decidieron prevenir al conocer los posibles riesgos que corrían los allí presentes.
“Antes de las ocho de la tarde del 29 de octubre se evacuó el parking subterráneo y se llevó a la gente a la zona más elevada, en este caso los cines (...) Había tiendas que ya estaban cerradas antes de que sonaran las alarmas porque esa decisión era individual de cada comercio. En cualquier caso, el centro comercial tenía en ese momento una afluencia muchísimo más baja de la habitual”, explican desde Bonaire.
En ese momento Patricia ya se encontraba dentro de su coche intentando buscar la salida. Rápido se dio cuenta de que no podía seguir dentro del vehículo si quería sobrevivir. “De ocho a dos y pico de la mañana estuvimos varias mujeres aquí subidas a los surtidores de la gasolinera. Se dice pronto, pero son muchas horas pasando frío y miedo... Resistiendo”, cuenta en cuclillas mientras intenta rematar con una bayeta hasta la última gota de lodo que queda cerca de las mangueras. “Gracias a Dios aparecieron los chicos de Norauto y nos ayudaron una a una a buscar ayuda y al fin refugiarnos en los cines”, agrega.
Según el relato de Patricia, varios chicos bastante jóvenes de edad y trabajadores del taller de Norauto que comparte pared con la gasolinera salieron de la zona donde se encontraban refugiados para ayudar a las trabajadoras atrapadas en los surtidores a llegar a la zona alta del centro comercial, algo que les llevó casi una hora. “Has visto las distancias, está relativamente cerca... Pero es que hay algo que no se está entendiendo, la sensación no era la de tener el agua por la cintura en una piscina. La fuerza que llevaba el agua te arrastraba y no podías avanzar. Venían olas como en el mar y el agua estaba sucísima, llena de barro, maderas, cañas y objetos. Cuando llegamos a los cines dije 'vale, estás a salvo”, narra la mujer.
Las salas de cine se abrieron para que la gente pasara la noche. “Se repartieron perritos calientes y bebidas para que la gente pudiese cenar algo y pasase mejor el rato”, explica la propiedad de Bonaire. “Y nos dieron hasta chocolatinas y palomitas...” recuerda Patricia. Decenas de personas pasaron la noche más trágica de la historia reciente de Valencia encerradas en un cine donde no se proyectó nada, sin cobertura y con la incertidumbre de cómo estarían sus seres queridos. Sin embargo, eso les salvó la vida.
“Reiteramos que no, no se ha encontrado ningún fallecido en Bonaire al contrario de lo que se intentó hacer creer”, sentencian desde el centro comercial. “Ahora no se está dejando grabar ni fotografiar la galería comercial por un motivo de imagen. El centro comercial no está en buen estado y la propiedad prefiere que no salgan imágenes del interior. Se puso tan en el foco de la polémica el centro comercial que hubo un momento en que necesitaron cortar de raíz. En el puente de noviembre tuvimos a todos los medios nacionales haciendo fotografías a la salida del parking”, explica el equipo de Comunicación de Bonaire tras percatarnos de que no se podía acceder ni fotografiar el interior de la zona comercial.
Actualmente el centro de más de 30.000 m2 está acelerando todo lo posible el proceso de reapertura para volver a convertir sus instalaciones “en un punto de encuentro con la comunidad local”. Según explicaban esta misma semana, el proceso de reapertura de las instalaciones se realizará de forma progresiva, pero partir del próximo viernes 13 de diciembre podrán comenzar a abrir los primeros establecimientos del parque comercial que se vean preparados. Por su parte, las tiendas más pequeñas de la galería comercial tendrán que esperar hasta el mes de febrero.