El país obsesionado con los paneles solares empuja su red eléctrica hasta rozar el colapso

El país obsesionado con los paneles solares empuja su red eléctrica hasta rozar el colapso

La prensa internacional habla de un problema creciente que podría darse en más territorios.

Extensión de paneles solares en AustraliaSTEVE CHRISTO vía getty images

La prensa internacional habla de 'situación paradójica' mirando a Australia. El país oceánico, uno de los pioneros en cuanto a energía solar se trata, se enfrenta a un panorama complejo en lo energético.

La presencia masiva de placas y paneles fotovoltaicos en los tejados de las casas en muchas partes del país está provocando una sobreproducción de electricidad, amenazando la estabiliad de la red australiana.

Hace un par de semanas, el regulador del mercado eléctrico australiano, AEMO por sus siglas en inglés, tuvo que afrontar una situación crítica. En un día soleado la generación de energía doméstica proveniente del astro rey era tal que llevó al operador a verse en dificultades para garantizar la estabilidad de la red.

Los hechos ocurrieron especialmente en el estado de Victoria, pero es un escenario que se teme en amplias zonas, porque casi uno de cada tres hogares en Australia cuenta con paneles solares.

Victoria es uno de los territorios más ricos del país y allí el sistema eléctrico está diseñado para una demanda de entre 1.865 y 10.000 megavatios, con una media habitual de 5.000 megavatios. Pero el sábado la demanda cayó a un mínimo histórico: 1.352 megavatios, sometiendo a la red a una presión máxima.

El regulador reaccionó de urgencia tras plantear escenarios como desconectar temporalmente un porcentaje de los paneles o reactivar líneas de transmisión eléctrica fuera de servicio. Además, se solicitó a los propietarios de baterías domésticas que las mantuvieran vacías para evitar más exceso de energía solar.

Explican los expertos que este es un problema que ha llegado para 'quedarse', dada la cada vez mayor presencia de paneles solares en las casas. Por ello, surge el debate internacional de cómo adaptar infraestructuras y políticas a una nueva realidad energética en Australia y en otras partes que podrían seguir sus pasos.