El Ojo del Sahara, la misteriosa formación geológica en el corazón de un desierto que solo se ve desde el espacio

El Ojo del Sahara, la misteriosa formación geológica en el corazón de un desierto que solo se ve desde el espacio

La formación es en realidad la sección superior de un domo anticlinal.

Richat

En las vastas arenas del Sáhara, se esconde un enigma geológico que ha cautivado la atención de científicos y entusiastas del espacio por igual: el Ojo del Sahara. Visible únicamente desde las alturas cósmicas, esta estructura casi perfectamente circular se destaca como una diana en medio de la uniformidad del desierto. Con un diámetro de aproximadamente 50 kilómetros, su origen ha sido objeto de debate y fascinación durante décadas.

Inicialmente, la simetría de la estructura de Richat llevó a muchos a especular que era el resultado de un impacto meteorítico. Sin embargo, estudios geológicos meticulosos han revelado una historia mucho más compleja. La formación es en realidad la sección superior de un domo anticlinal, que ha sido erosionado meticulosamente a lo largo de millones de años, descartando la teoría del impacto de un meteorito.

El corazón del Ojo del Sahara está compuesto por rocas que datan del Proterozoico, mientras que las capas exteriores pertenecen al Ordovícico. Estas rocas están intruidas por diques anulares de basalto, kimberlita y otras rocas volcánicas alcalinas, lo que sugiere una actividad magmática significativa en la región durante el Cretácico. Además, la presencia de carbonatos como calizas y dolomías, que contienen brechas silíceas, apunta a un proceso de disolución y colapso kárstico seguido de un relleno de origen hidrotermal.

Este complejo magmático alcalino ha dejado su huella en la superficie en forma de karstificación, un proceso que ha dado lugar a la formación de cuevas, sumideros y otras características típicas de paisajes kársticos. La interacción de estos procesos geológicos ha dado lugar a la impresionante vista que ahora conocemos como el Ojo del Sahara, un testimonio de las fuerzas naturales que han moldeado nuestro planeta a lo largo de eones.

A pesar de los avances en nuestra comprensión de esta estructura, el Ojo del Sahara sigue siendo un recordatorio de cuánto queda por descubrir sobre los misterios de la Tierra. Mientras los satélites continúan orbitando y los científicos analizan datos, el Ojo sigue observando desde su silencioso dominio, desafiando a aquellos que buscan desentrañar sus secretos.