El motivo por el que Felipe II descartó Barcelona y prefirió Madrid como capital de España
El motivo tuvo mucho que ver con las aficiones de Felipe II.
¿Cuáles fueron los motivos que llevaron a Felipe II a elegir Madrid como sede del poder estatal en lugar de ciudades como Barcelona, Sevilla o Lisboa? ¿Qué razones le impulsaron a establecer en esta región toda la administración y a instaurar un circuito anual por los reales sitios de El Escorial y Aranjuez?
Fue Felipe II quien decidió trasladar la capital a Madrid en 1561, hace ahora 452 años. Aunque durante un breve lapso de tiempo (1601-1606) se trasladó a Valladolid, Madrid siguió creciendo y expandiéndose hasta convertirse en lo que es hoy. La elección de Madrid se basó, en parte, en su pasado comunero: la expropiación de tierras de un comunero destacado proporcionó a los reyes la Casa de Campo, que luego convirtieron en un vasto terreno de caza junto al Alcázar. Además, Madrid carecía de obispo, por lo que hasta entonces no había sido capital religiosa al depender de Toledo.
Otro factor determinante para el monarca fue la escasa presencia de grandes linajes nobles cerca de la Villa. Los más cercanos eran los Mendoza, establecidos en Guadalajara. Así, Felipe II se aseguraba de no tener competidores como rey. Aquellos que se acercaran solo podrían hacerlo como cortesanos. Este argumento es similar al que siguió Luis XIV al mudarse a Versalles un siglo después.
Sin embargo, Madrid presentaba dos desventajas: carecía de salida al mar y estaba alejada de los principales centros económicos. Se consideraron otras opciones como Lisboa, Sevilla y Barcelona. Sin embargo, esta última no parecía conveniente por estar vinculada al Consejo de Aragón, donde el Rey tenía menos influencia que en Castilla. En cuanto a Lisboa, Portugal era un territorio recientemente incorporado, lo que la descartaba.
Sevilla, por su parte, cumplía con los requisitos al ser una ciudad próspera, tener acceso al mar a través del Guadalquivir y estar inmersa en la empresa americana en ese momento. Además, Andalucía estaba cerca y estaba vinculada al Consejo de Castilla. Sevilla ya tenía una "capitalidad económica" con la Casa de la Contratación de Indias, una nobleza local y un obispado.
A pesar de todo, Felipe II pasaba gran parte de su tiempo en la región de Castilla y parecía más inclinado a establecer su corte en tierras castellanas. Madrid ya había sido utilizada como sede de reuniones de la Corte desde la Baja Edad Media. Su padre, Carlos I, había otorgado el escudo a la ciudad años antes.
Además, la posición geoestratégica de la ciudad era notable: se encontraba en el centro peninsular, rodeada de bosques, fauna para cazar y un clima agradable. El tema de la caza, por trivial que pueda parecer, influyó en la elección temporal de reyes como Enrique III de Castilla. A Felipe II también le gustaba pasar largas jornadas en el monte del Pardo.
La ciudad también contaba con suministro de agua a través del Manzanares y pozos, lo que era complicado en Toledo, cuya topografía requería ingenios mecánicos para abastecer de agua a la ciudad. Además, tras la elección de Madrid como sede de la Corte, las obras en el Monasterio de El Escorial, sede del panteón familiar, comenzaron casi de inmediato, lo que facilitó la supervisión de las obras por parte de Felipe II.