El curioso origen español del cóctel molotov
La simplicidad y efectividad del cóctel molotov lo convirtieron en una herramienta indispensable para las guerrillas y las fuerzas irregulares.
En el imaginario colectivo, el cóctel molotov está asociado principalmente con la resistencia finlandesa durante la Guerra de Invierno contra la Unión Soviética. Sin embargo, su historia se remonta a la Guerra Civil Española, donde fue utilizado por primera vez de manera sistemática. Este artefacto incendiario, sencillo pero efectivo, se convirtió en un símbolo de la lucha y la resistencia en tiempos de conflicto.
La Guerra Civil Española, que tuvo lugar entre 1936 y 1939, fue un periodo de intensa innovación en tácticas y armamento debido a la necesidad de improvisar con recursos limitados. En este contexto, las fuerzas republicanas comenzaron a utilizar botellas llenas de gasolina con un trapo en la boca, que se encendía antes de lanzarlas. Este método rudimentario pero eficaz se popularizó rápidamente debido a su capacidad para causar daños significativos a vehículos y fortificaciones enemigas.
El procedimiento para fabricar un cóctel molotov es relativamente sencillo, lo que contribuyó a su adopción generalizada. Se necesita una botella de vidrio, preferiblemente de cuello largo para facilitar el lanzamiento. La botella se llena con un líquido inflamable, como gasolina o alcohol, y se tapa con un trapo empapado en el mismo líquido. Al encender el trapo y lanzar la botella, esta se rompe al impactar, esparciendo el líquido inflamado y creando una explosión de fuego.
Durante la Guerra Civil Española, los cócteles molotov se utilizaron en diversas batallas clave. Uno de los primeros registros de su uso fue en la Batalla de Madrid en 1936, donde las fuerzas republicanas los emplearon para detener el avance de los tanques nacionales. La simplicidad y efectividad del cóctel molotov lo convirtieron en una herramienta indispensable para las guerrillas y las fuerzas irregulares, que a menudo carecían de armamento pesado.
El nombre “cóctel molotov” no se originó en España, sino que fue acuñado durante la Guerra de Invierno (1939-1940) entre Finlandia y la Unión Soviética. Los finlandeses bautizaron así a estas bombas caseras en burla al ministro de Asuntos Exteriores soviético, Vyacheslav Molotov, quien afirmaba que los aviones soviéticos estaban lanzando “paquetes de comida” sobre Finlandia, cuando en realidad eran bombas. Los finlandeses respondieron con “cócteles” incendiarios para “acompañar” esas supuestas entregas de alimentos.
A pesar de su nombre, el origen del cóctel molotov está firmemente arraigado en la Guerra Civil Española. La necesidad de soluciones rápidas y efectivas en el campo de batalla llevó a los combatientes a adoptar esta arma improvisada. Los trámites para su fabricación eran mínimos, lo que permitía su producción en masa incluso en condiciones de escasez.
El impacto del cóctel molotov en la Guerra Civil Española fue significativo. Su uso permitió a las fuerzas republicanas y a otros grupos de resistencia nivelar el campo de juego contra enemigos mejor equipados. Además, su efectividad en combate urbano y en emboscadas lo convirtió en una herramienta versátil y temida.