Descubren la "entrada" al inframundo bajo una iglesia construida por conquistadores españoles
Se encuentra en Mitla, Oxaca (México) y se cree que puede tener más de mil años de existencia.
Un grupo de arqueólogos ha dado con un descubrimiento sorprendente para todos en el sur de México, en Mitla. Según informaron, han hallado un laberinto repleto de cámaras y pasadizos ocultos bajo una iglesia y ubicados entre 5 y 8 metros del subsuelo. Sobre ellos se encuentra la iglesia de San Pablo, construida en el siglo XVI con la llegada de los españoles a la zona y donde antes había un templo zapoteca, construido en el siglo XI.
El objetivo de su construcción según los investigadores, sería la de representar una "entrada" al inframundo y habría sido construida por hace unos mil años por los zapotecas. Recibe el nombre de Lyobaa, que significa "lugar de descanso", entendido como el paso al más allá después de morir. Como es de esperar, en ella constan varias tumbas.
Bautizado como Proyecto Lyobaa, los investigadores tratan en estos momentos de realizar un escaneo geofísico de Mitla, en Oaxaca (México). Además, este hallazgo ha sido protagonizado por el Instituto Nacional de Historia y Antropología de México (INAH), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Proyecto ARX.
Para llevar a cabo esta ardua y compleja tarea, tal y como publicaron en la revista Science Alert, los arqueólogos realizaron una investigación basada en tres técnicas de escaneo distintas: radar de penetración en el suelo, con la que se pretende medir los reflejos de las ondas electromagnéticas, tomografía de resistividad eléctrica, con la que analizar el progreso de las corrientes eléctricas y por último, una tomografía de ruido sísmico para medir el desarrollo de las ondas sísmicas.
Tras esto, los investigadores elaboraron un mapa completo de todas las estructuras halladas bajo tierra, ya que la entrada a la red subterránea estaba oculta por el altar de la iglesia. Además, se han descubierto también diversos textos fechados desde el año 1674 que pertenecían al padre dominicano Francisco de Burgos y que describen un templo subterráneo en ese lugar, con cuatro cámaras interconectadas y varias cavernas y callejones.
En definitiva, los investigadores han notificado que los zapotecas creían de forma firme en el inframundo así como en diversas divinidades a las que le rezaban y agradecían mediante rituales.