De Granada hasta el espacio: así ha vivido Alba Montalvo durante dos semanas simulando estar en Marte

De Granada hasta el espacio: así ha vivido Alba Montalvo durante dos semanas simulando estar en Marte

Esta científica española fue seleccionada para participar en el proyecto Mars UCLouvain.

Alba Sánchez Montalvo, con el traje de astronauta caminando sobre el desierto de Utah.Maxime Foucart @maxtrophoto

El pasado domingo 31 de marzo Alba Sánchez Montalvo comenzó la que no duda en calificar como  una de las experiencias más intensas y emocionantes de su vida: iba a vivir durante dos semanas en unas condiciones similares a las que podría haber en una estación espacial en Marte.

A sus 27 años, esta joven artafeña (Granada) había sido seleccionada por la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) para participar en el proyecto inmersivo Mars UCLouvain, en el que ocho científicos viajaron al desierto del estado de Utah (Estados Unidos) para realizar una simulación como si se estuviera en una misión espacial en el planeta rojo.

La experiencia, según describe, ha sido tan brutal que ha tardado una semana en volver a centrarse y seguir la rutina de vida que tiene en Bruselas, donde está terminando su doctorado sobre la inmunoglobulina A y su impacto en los pacientes que sufren sinusitis crónica.

"Ha sido increíble. No me esperaba que fuera tan inmersiva. Sabía que era una simulación que quería ser lo más real posible, pero no pensaba que pudiera afectar tanto, es que te creías que estabas en Marte. Cuando salíamos al exterior de la estación con los trajes únicamente veíamos colinas, tierra y desierto... era difícil pensar que estabas en la Tierra", asegura, incluso llegando a confesar que nunca había podido desconectar tanto de su día a día como lo ha hecho durante estas dos semanas de abril.

Montalvo explica que solo tenían acceso a internet dos horas al día y era para enviar trabajos por motivos laborales: "No sabía nada del mundo. He estado incomunicada y he tenido cero contacto con la realidad. Hasta nos comunicábamos con el director de la estación por walkie talki".

A pesar de este aislamiento, sí que reconoce que gracias a su faceta de divulgadora científica en su cuenta @inmunominuto era ella la encargada de enviar un resumen diario con fotos a los responsables que iban actualizando los perfiles del proyecto en redes sociales. Aprovechó esos textos en alguna ocasión para dejar algún mensaje secreto. "Las personas concretas saben a lo que me refiero", comenta entre risas.

Alba mirando por una de las ventanas de la estación.Maxime Foucart (@maxtrophoto)

Sin embargo y a pesar de que la experiencia fue única y no quería que se acabara por todo lo que disfrutó, también tuvo algún momento puntual de bajón. Concretamente destaca el del día 6 de abril, cuando se tuvo que ir al laboratorio para estar sola porque estaba "un poco abrumada" por todo. Ella, que se describe como una "mujer independiente", necesitaba ese día apartarse de sus compañeros varias horas para estar sola.

Una experiencia completa

Los días de Alba y sus compañeros comenzaban a las 7 de la mañana, cuando se tenían que tomar el tratamiento de un probiótico para uno de los experimentos. Además, desde primera hora tenían que organizar el día y las salidas que iban a hacer al exterior de la estación espacial, tanto la de la mañana como la de la tarde.

"Cada mañana salían cuatro personas. Para ello había que cumplir todo el protocolo de ponerse los trajes, los cascos, la configuración de los equipos y realizar una descomprensión cinco minutos antes de salir. Tras todo este proceso, ya cogíamos los coches y nos desplazábamos", relata Sánchez Montalvo, que informa que cada salida tenía una duración de unas tres horas.

A ella el peso del traje le pasó factura en sus dos primeras misiones: "Fueron horribles porque me dolía muchísimo los hombros. Hasta pensé en no salir más si no era obligatorio porque las correas me molestaban mucho, pero por suerte al final pudimos ajustarlo y el resto de veces ya fue bien". 

En uno de esos viajes, además de realizar las exploraciones pertinentes o llevar a cabo los experimentos de cada uno, hasta tuvo tiempo de reivindicar con un cartel que había hecho una mayor inversión en ciencia en España: "Sin ciencia no hay futuro".

  Alba Sánchez Montalvo luciendo el cartel reivindicativo a favor de la inversión en ciencia.Alba Sánchez montalvo

"En caso de no salir te quedabas en tu propio proyecto o haciendo las diferentes tareas de la estación porque cada uno tenía una", describe Sánchez Montalvo. Enumera actividades como controlar el nivel del agua, revisar los equipos, hacer el inventario del botiquín, preparar la comida o realizar los informes, que era de los que se encargaba ella. 

Sobre la comida liofilizada indica hasta le llegó a gustar: "Era como comida en polvo o hecha tacos o láminas que venía envasada en latas grandes y había que tratarlas con agua hirviendo para poder cocinarlas. A mí me ha sorprendido y no estaba tan no estaba tan mal".

Además, ella, como el resto de sus compañeros, tenía su propio experimento científico: "Durante cuatro de los días tomamos muestras de sangre y saliva y ahora necesito analizar diferentes parámetros. Hay uno que he visto que ha disminuido, que está relacionado con una inflamación en la en la cavidad bucal".

"He visto que este parámetro de inflamación en concreto ha bajado en cuatro de los de los participantes y se ha mantenido o ha subido en cuatro de los otros. Esto es muy interesante porque cuatro de nosotros tomamos un probiótico y los otros cuatro un placebo", explica, confesando que se encuentra de los nervios por saber quién había tomado el probiótico y quién el placebo para saber si se correlaciona. 

"En caso de que ocurra ya tengo la primera conclusión", afirma, aunque para presentar definitivamente el trabajo tendrá que esperar hasta la vuelta del verano, cuando darán el testigo al siguiente grupo, aunque quieren tener los resultados mucho antes.

Los botes de comida liofilizada.Alba Sánchez montalvo

"Me ha cambiado la vida"

La Alba Sánchez Montalvo que cogió un vuelo dirección Estados Unidos a finales de marzo no tiene nada que ver con la que volvió a la Bruselas casi un mes después. Esos 15 días simulando una misión marciana, reconoce, han cambiado su forma de pensar y de entender la vida.

Montalvo se abre al hablar de lo que ha aprendido: "Sobre todo lo pequeños que somos. Puede parecer un tópico o la típica frase hecha, pero salir y no ver nada a tu alrededor más que colinas, montañas, tierra y ni una persona durante dos semanas choca. Me ha empujado a disfrutar cada momento de mi vida, porque soy una persona que se entrega muchísimo a su trabajo y esto no va a cambiar, pero sí que me ha ayudado a intentar tomármelo de otra manera y no desvivirme y morirme por ello". 

No solo le ha cambiado la forma de pensar, si no que también le ha llevado a implementar cambios en su vida personal y a mirar al futuro desde otro prisma, algo que se dio cuenta el primer día que salieron de la estación y se fueron a comer a un establecimiento de comida rápida. 

Comenta que quiere seguir en el sector espacial y trabajar en alguna cosa relacionada con simulación o exploración espacial porque, por ejemplo, hay instituciones que se estudian el sistema inmunitario en los astronautas. De momento ya ha conocido a una persona de la NASA que tiene curiosidad por conocer los resultados de su experimento.

Y como soñar es gratis, no cierra la puerta hasta, por qué no, llegar a convertirse en astronauta reserva y poner su nombre en la exclusiva lista de personas que han viajado al espacio. 

  Alba Sánchez Montalvo en su laboratorio.Alba Sánchez montalvo
MOSTRAR BIOGRAFíA

Alfredo Pascual es redactor de Virales en El HuffPost en Madrid. Escribe sobre noticias de televisión, política, redes sociales, deporte, etc. Estudió periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y un máster en Periodismo de investigación, datos y visualización en la UNIR. Antes de entrar en El HuffPost estuvo en la Cadena Ser y en el Heraldo de Aragón. Puedes contactar con él en alfredo.pascual@huffpost.es