Por qué Canarias llegó a tener cinco husos horarios (y acabó imponiéndose el de Inglaterra)
¿Cómo te sentirías si en tu ciudad hubiese tres husos horarios diferentes funcionando a la vez?
Cuando en la península son las 12, en Canarias son las 11. Eso es un hecho conocido por todos, pero antes del siglo XX, la sincronización de los relojes no era tan precisa en diferentes regiones de España como Barcelona, Madrid y Cádiz. Cada localidad se regía por su hora solar media, que se basaba en la observación del Sol en su meridiano local. En consecuencia, cuando los relojes en Barcelona marcaban las 12 del mediodía, en Madrid apenas eran unos minutos después de las 11:30, mientras que en Tenerife rondaban las 10:45, asumiendo que los relojes estuvieran ajustados correctamente.
Sin embargo, durante el siglo XIX, se produjeron avances en el transporte y las comunicaciones, especialmente con la llegada del ferrocarril, la navegación a vapor y el telégrafo. Estos avances exigieron una sincronización más precisa de los horarios para coordinar actividades como los viajes en tren de Barcelona a Zaragoza, por ejemplo.
España se sincroniza, menos Canarias
En el año 1900, en España se aprobó la adopción de un horario oficial único que entró en vigor el 1 de enero de 1901, alineando todo el país con el meridiano de Greenwich. Esta medida seguía el modelo británico, que ya había establecido una hora oficial en 1880 para evitar discrepancias entre la hora de las estaciones de tren (uniforme en todo el país) y la hora local de los relojes municipales. Por lo tanto, cuando un reloj marcaba las 12 en Barcelona, también eran las 12 en Madrid y, por extensión, en Londres.
Sin embargo, la situación en Canarias planteó un problema, ya que el Real Decreto que regulaba este nuevo horario no hacía referencia a las islas.
En un principio, el olvido de Canarias no resultó problemático, ya que la mayoría de la población no necesitaba conocer la hora exacta para sus actividades diarias, especialmente en una sociedad agrícola donde el tiempo se regía por la posición del sol. Los relojes seguían siendo objetos caros y, en muchos casos, proporcionados por las empresas a los empleados, utilizados como herramientas de trabajo y compartidos entre turnos.
Cinco husos horarios al precio de uno
Sin embargo, la necesidad de saber la hora se hizo evidente para el Almirantazgo Británico en 1921, ya que era crucial para el tráfico marítimo a vapor en Canarias, que servía como base logística para el Imperio británico. Después de varias comunicaciones y un informe, se determinó que en las islas Canarias no había una uniformidad en la hora, y que la situación era cuando menos caótica: no había un solo huso horario, sino cinco "funcionando" a la vez.
Por un lado, Tenerife tenía dos horas diferentes en la misma ciudad de Santa Cruz. Por otro lado, Gran Canaria tenía tres husos horarios en su capital, Las Palmas: una hora en el Puerto de Las Palmas, otra en el ayuntamiento y otra en la Catedral de Canarias en la Plaza de Santa Ana, único reloj público de entonces. Lo explica de una forma muy divertida este tiktoker, @eylesanz_:
Por los ingleses necesitaban que Canarias se sincronizara, ya que dependía de sus divisas, fueron ellos los que presionaron para que se tomara una decisión. Por lo visto, la armada británica preguntaba a los técnicos tanto de Madrid como de Canarias "¿Qué hora tienen las islas? y cada servicios administrativo daba una orden diferente. Este caos de respuesta "invitó" aún más a Inglaterra a forzar una solución.
Finalmente, el gobierno español accedió a la presión y decidió establecer una hora oficial en Canarias, y en marzo de 1922, entró en vigor un Real Decreto que establecía que la hora oficial de las islas sería la de su huso horario, lo que significaba una hora de diferencia con respecto a la península, siguiendo el criterio geográfico. En 1940, durante la Segunda Guerra Mundial, España cambió su huso horario al del centro de Europa, y este cambio también se aplicó a Canarias sin crear problemas adicionales. Desde entonces, Canarias ha mantenido una diferencia de una hora con respecto a la península, siguiendo el meridiano de Greenwich.