Bajan a las profundidades del mar que baña España y se encuentran con la verdad más escalofriante
Es un "un sumidero de basura".

Un reciente descubrimiento en el Abismo Calypso, el punto más profundo del Mediterráneo, expone una verdad escalofriante: ni siquiera los lugares más remotos del planeta están a salvo de la huella del ser humano.
A 5.112 metros bajo la superficie, en un lugar donde las condiciones extremas han mantenido alejadas a generaciones de exploradores, un equipo internacional de científicos ha encontrado pruebas irrefutables de la crisis ambiental que enfrentamos.
El estudio, publicado en el Boletín de Contaminación Marina, refleja que la contaminación ha llegado a las profundidades marinas, convirtiéndolas en "un sumidero de basura", "lo que afecta fuertemente a ecosistemas únicos que merecen protección a escala mundial".
La expedición utilizó el sumergible de alta tecnología Limiting Factor para explorar la zona, identificando 167 piezas de escombros, de las cuales 148 eran de origen artificial. Bolsas de plástico, fragmentos de metal, vidrios y papeles componían una parte de estos desechos, algunos de los cuales parecían haber sido vertidos deliberadamente.
El catedrático Miquel Canals, de la Universidad de Barcelona, explica a Daily Galaxy que también se han encontrado "evidencias del vertido de bolsas llenas de basura por parte de los barcos, como revela la acumulación de diferentes tipos de residuos seguida de un surco casi rectilíneo".
La presencia de residuos en un lugar como el Abismo Calypso es una prueba sólida de cómo los hábitos humanos afectan incluso los ecosistemas más apartados. Las corrientes marinas y la actividad humana directa han llevado estos desechos a un punto donde, debido a la estructura cerrada del abismo, los residuos quedan atrapados.
"La fosa de Calypso atrapa y acumula los materiales antropogénicos que llegan a ella en el fondo", precisa Canals. Esta acumulación es especialmente peligrosa porque los plásticos eventualmente se degradan en microplásticos, los cuales pueden infiltrarse en la cadena alimentaria.
"Desgraciadamente, en lo que se refiere al Mediterráneo, no sería erróneo decir que ni un solo centímetro de él está limpio", concluye el experto.