Así es el equidna, el mamífero que pone huevos y guarda secretos prehistóricos
La cría, conocida como puggle, se alimenta de leche materna que se secreta a través de glándulas especializadas.
En el vasto y diverso reino animal, pocos seres son tan enigmáticos y fascinantes como el equidna. Este mamífero, que comparte su categoría con el ornitorrinco, es uno de los pocos que pone huevos, un rasgo que lo conecta con un pasado prehistórico. Los equidnas, con su apariencia espinosa y hábitos nocturnos, han capturado la imaginación de científicos y amantes de la naturaleza por igual.
Originarios de Australia y Nueva Guinea, los equidnas son criaturas solitarias y tímidas. Su nombre proviene de la mitología griega, en la que Equidna era una criatura mitad mujer y mitad serpiente, reflejando la naturaleza dual de estos animales que parecen una mezcla de varios seres. A pesar de su aspecto primitivo, los equidnas son mamíferos altamente adaptados, con características únicas que los han ayudado a sobrevivir durante millones de años.
Los equidnas pertenecen al orden Monotremata, que incluye solo a cinco especies vivientes: cuatro especies de equidnas y el ornitorrinco. Estos animales son conocidos por su capacidad de poner huevos, una característica que comparten con sus ancestros reptiles. Las hembras de equidna ponen un solo huevo, que incuban en una bolsa abdominal durante unos diez días. Al eclosionar, la cría, conocida como puggle, se alimenta de leche materna que se secreta a través de glándulas especializadas, ya que las equidnas carecen de pezones.
El cuerpo del equidna está cubierto de espinas, similares a las de un puercoespín, que les sirven como defensa contra depredadores. Además, poseen un hocico alargado y flexible, que utilizan para buscar alimento en el suelo. Su dieta se compone principalmente de hormigas y termitas, que capturan con su lengua pegajosa y rápida. Los equidnas tienen una baja tasa metabólica y pueden entrar en un estado de torpor para conservar energía durante períodos de frío o escasez de alimentos.
Uno de los aspectos más intrigantes del equidna es su sistema reproductivo. Los machos poseen un pene de cuatro cabezas, aunque solo dos de ellas se utilizan durante la cópula. Este peculiar órgano ha sido objeto de numerosos estudios, ya que ofrece pistas sobre la evolución de los sistemas reproductivos en los mamíferos. Además, los equidnas tienen una larga vida útil, con algunos individuos viviendo más de 50 años en cautiverio.
Para aquellos interesados en estudiar o proteger a los equidnas, existen varios trámites y procedimientos a seguir. En Australia, donde los equidnas están protegidos por leyes de conservación, es necesario obtener permisos especiales para realizar investigaciones o interactuar con estos animales en su hábitat natural. Estos permisos son emitidos por el Departamento de Medio Ambiente y Energía, y requieren una justificación detallada del propósito del estudio, así como un plan de manejo que minimice el impacto en las poblaciones locales de equidnas.
Además, los investigadores deben cumplir con estrictas normas éticas y de bienestar animal, asegurando que cualquier manipulación de los equidnas se realice de manera humanitaria y con el menor estrés posible para los animales. Los estudios de campo a menudo implican la captura y liberación de equidnas, lo que requiere habilidades especializadas y un conocimiento profundo de su comportamiento y ecología.
En términos de conservación, los equidnas enfrentan varias amenazas, incluyendo la pérdida de hábitat, la depredación por especies introducidas como los zorros y los gatos, y el cambio climático. Las organizaciones de conservación trabajan para proteger los hábitats críticos de los equidnas y promover prácticas de manejo sostenible que beneficien tanto a los animales como a las comunidades humanas locales.