Adiós al oxígeno en la Tierra: ponen fecha a su desaparición
La atmósfera cambiará para volver a una etapa previa a la existencia de vida: la Gran Oxidación.
Toma aire porque aún queda tiempo para que el oxígeno se termine en la Tierra, pero un estudio de la Universidad japonesa de Toho y la NASA ha puesta fecha a la desaparición de un elemento químico clave para el desarrollo de la vida en un planeta.
Según recoge el diario argentino Clarín, el estudio publicado que publica Nature Geoscience concluye que el oxígeno atmosférico no es permanente en los planetas y que, en el caso de la Tierra, provocaría una desoxigenación que devolvería al Planeta Azul a una etapa similar a la vivida antes de la Gran Oxidación, el cambio medioambiental ocurrido hace alrededor de 2400 millones de años que permitió posteriormente el desarrollo de vida en el globo terráqueo.
El tiempo de vida de bioseñales basadas en el oxígeno atmosférico, aquellas que indican la posibilidad de desarrollar vida en un planeta, en una atmósfera como la terrestre es incierto, sobre todo en un futuro lejano, pero los investigadores se aventuran a decir que "probablemente persistirá durante otros mil millones de años".
El oxígeno atmosférico es el oxígeno presente en la atmósfera de la Tierra. Es un gas vital para la vida en nuestro planeta y se encuentra en una concentración aproximada del 21% en volumen. Esto significa que de cada 100 moléculas en la atmósfera, aproximadamente 21 son de oxígeno.
El oxígeno es esencial para la respiración de la mayoría de los seres vivos, ya que participa en los procesos de obtención de energía a través de la respiración celular. Los organismos aeróbicos, como los humanos, utilizan el oxígeno para descomponer los nutrientes y liberar la energía almacenada en ellos.
Además de ser crucial para la respiración, el oxígeno también juega un papel importante en varios procesos atmosféricos y ecológicos. Contribuye a la formación de ozono en la estratosfera, que ayuda a protegernos de la radiación ultravioleta del sol. También es esencial para la combustión y la oxidación de materiales.