10 motivos para tirar a la basura el collar prohibido con la nueva ley animal
Eléctricos, con pinchos o de descarga: los collares que no son adecuados, ni funcionan, para educar.
A partir de ahora, con la nueva Ley de Bienestar Animal, los collares que podemos usar para nuestros perros, van a estar regulados de manera más clara y estricta. El objetivo es evitar que los dueños utilicen tipos de collares que puedan ocasionar daños al animal.
Así pues, en el último apartado del Artículo 27, en el apartado ñ, se especifica la siguiente prohibición: "Se prohíbe el uso de cualquier herramienta de manejo que pueda causar lesiones al animal, en particular collares eléctricos, de impulsos, de castigo o de ahogo".
Aunque estos collares ya estaban prohibidos en legislaciones autonómicas como las de la Comunidad de Madrid, Cataluña y Comunidad Valenciana, aún se seguían comercializando para corregir los comportamientos del perro a través de la violencia.
• Collares eléctricos. A menudo conocidos como collares de choque, funcionan emitiendo descargas eléctricas controladas al perro como forma de castigo o corrección.
• Collares de impulsos. También conocidos como collares de vibración, funcionan de manera similar a los eléctricos, pero emiten vibraciones o impulsos en lugar de descargas eléctricas.
• Collares de castigo. Estos collares incluyen dispositivos como los collares de púas, estranguladores o ahogadores. Su objetivo principal es aplicar presión o dolor al perro cuando tira de la correa o muestra comportamientos no deseados.
Ahora, gracias a la nueva ley, van a pasar a ser prohibidos en todo el territorio nacional para proteger la salud y la felicidad de nuestras queridas mascotas.
Otras de las medidas de la nueva normativa es la de prohibir utilizar a los animales de compañía en peleas, dejarlos sin supervisión durante un tiempo determinado (más de un día para perros y más de tres para el resto) o emplearlos para el consumo humano, entre muchas otras.
10 razones para no usar collares eléctricos en perros
Es frecuente que haya problemas relativos a la magnitud apropiada del impulso eléctrico, puesto que es difícil elegir el nivel adecuado de estimulación eléctrica suficiente para conseguir el efecto deseado, sin que resulte excesivo. De hecho, dependen muchos factores, como la resistencia de la piel y la sensibilidad del propio animal.
1. Problemas con la aplicación del estímulo eléctrico, pues este debe aplicarse en el momento adecuado para que el animal lo asocie con su conducta. De no ser así, podría asociarlo con otros elementos del ambiente u otras personas, generándole estrés y ansiedad.
2. Problemas relacionados con la seguridad de las personas y otros animales. El potencial para causar dolor de estos dispositivos puede desencadenar reacciones de agresividad en el perro.
3. Riesgos para la salud del animal portador del collar. Principalmente la necrosis por la presión en la piel del cuello.
4. También existe riesgo de un mal funcionamiento del dispositivo que cause lesiones derivadas de la electricidad.
5. Problemas relacionados con su utilización para el entrenamiento de obediencia. Relatan los especialistas que enseñar nuevas conductas mediante el uso de aversivos es menos apropiado que recurrir a los premios.
6. Problemas relativos a su utilización en problemas de conducta. No recomiendan su uso en este contexto, pudiendo incluso empeorar la situación.
7. Problemas derivados de su utilización como sistemas de contención o vallas invisibles. En este sentido tampoco resultan efectivos y pueden dar pie a asociaciones indeseables y ataques a personas.
8. Problemas relativos a su uso por particulares. Es muy probable que exista un uso inapropiado por ignorar o malinterpretar las instrucciones de uso.
9. Comentario sobre el uso por profesionales. Se han observado elevados marcadores de estrés en animales entrenados por personas especializadas en el uso de collares eléctricos.
10. Falacia sobre su mayor efectividad. Los estudios realizados hasta la fecha corroboran que el entrenamiento basado en refuerzo positivo es más eficaz que el uso de aversivos como el collar eléctrico.