'Si el amor te dijo 'no', pregúntale otra vez'
Cuando se nos rompe el corazón, con él se nos rompen todos los esquemas. Los esquemas de la vida que teníamos planificada. Nos entra una sensación de pánico ante lo desconocido. Pensamos que cuando el amor dice 'no', algo se rompe para siempre. Esa es la idea que intenta desmontar esta novela. A veces, perder un amor nos ayuda no solo a volver a enamorarnos, sino a hacerlo mucho mejor que en la vez anterior.
Cuando vamos a una boda, seguimos esperando escuchar el "hasta que la muerte los separe", pero ya no somos tan ingenuos. Sabemos que los motivos para separar a una pareja pueden ser muchos, e incluso absurdos. El amor ha dejado de ser un valor seguro, para convertirse en una experiencia que vivir en presente. La versión más romántica del famoso Carpe Diem.
Como bien explica Zygmunt Bauman, hemos pasado de una sociedad sólida, donde todo, la familia, el trabajo y hasta los amigos parecían elementos estables de nuestra vida, a una sociedad líquida, donde todo tiende al cambio y la supervivencia depende de nuestra capacidad de adaptarnos.
Sin embargo, pese a que sabemos eso, pese a que tenemos claro el porcentaje de parejas que se divorcian al año, pese a que sabemos que la vida da muchas vueltas y que hay que disfrutar del momento y no angustiarnos con el futuro, seguimos esperando, casi fervientemente, ser la excepción que confirme la regla. Ser la pareja que pasa de cogerse la mano en el recreo del instituto a agarrarse la mano llena de arrugas, en la terraza de un porche, viendo jugar a nuestros nietos.
Por eso, cuando se nos rompe el corazón, con él se nos rompen todos los esquemas. Los esquemas de la vida que teníamos planificada. Nos entra una sensación de pánico ante lo desconocido. Pensamos que cuando el amor dice 'no', algo se rompe para siempre.
Esa es la idea que intenta desmontar Si el amor te dijo 'no', pregúntale otra vez (Versátil). Una historia con tres protagonistas femeninas de cuarenta, treinta y veinte; madre, tía y sobrina, que tienen que enfrentarse a la sensación de pérdida de un amor fallido, pero que también deben aventurarse a las posibilidades que se abren, cuando la vida nos regala segundas oportunidades.
Es cierto que en un tiempo en el que todo lo queremos fácil y rápido, en el que el esfuerzo parece infravalorarse, hemos perdido también las ganas de arreglar aquellas cosas que merecen la pena. De intentar luchar por las relaciones y de entender que el amor no es un regalo, sino que es el fruto del trabajo diario de dos personas. Sin embargo, cuando eso se rompe y sabemos que ya es sin remedio, ¿no es sano saber que podemos darnos una segunda oportunidad, al menos, a nosotros mismos?
Así, la novela nos ofrece no solo un viaje por las emociones y vicisitudes de las protagonistas, sino un viaje por Grecia, en busca no solo del amor, sino de las, ganas de renacer de nuevo de entre las ruinas.
Renacer incluso sexualmente, puesto que muchas veces, el terminar con una pareja con la que llevábamos media vida, supone sentirnos perdidos en el terreno de lo sexual. Así, alejando tabúes y falsos mitos, cabe también pensar que las segundas oportunidades traen consigo nuevos aprendizajes, e incluso la posibilidad de experimentar placeres que hasta entonces desconocíamos. Ya se sabe el dicho: "A veces no hay mal que por bien no venga".
Por eso, quizás la idea de que un amor nos falle no sea tan mala, porque tenemos la oportunidad de vivir más vidas en una sola. Nos permite pensar que nuestras vidas no tienen ya el peso de lo inamovible, que tenemos margen de error. Nos liberan del "para siempre", para darnos la oportunidad del "mientras sea bueno para nosotros". Así, aprenderemos sobre todo una lección de vida, y es que, a veces, perder un amor nos ayuda no solo a volver a enamorarnos, sino a hacerlo mucho mejor que en la vez anterior.