Cinco tipos de amigos que todo el mundo debería tener
Si la hubiera conocido hace treinta años, yo habría sido la madrina de sus hijos y ella de los míos. Pero ahora, que somos mayores, la amistad no funciona así. Los niños, el trabajo y la vida en general, son las cosas que crean una conexión de verdad. Así son las cosas cuando te haces mayor.
Era como uno de esos encuentros increíbles que ocurren en las películas, excepto por la historia de amor. Hace unos meses conocí a Susan, una escritora, a través de un amigo en común. Ella era de Dallas. Como yo. Había perdido a su madre. Como yo. Había escrito libros. Como yo. Después de unos cafés vino la cena con nuestros maridos, y la química de la amistad se hizo evidente. Si la hubiera conocido hace treinta años, yo habría sido la madrina de sus hijos y ella de los míos. Pero ahora, que somos mayores, la amistad no funciona así. Los niños, el trabajo y la vida en general, son las cosas que crean una conexión de verdad. Sí, hemos seguido viéndonos, pero no con tanta frecuencia como nos gustaría.
Así son las cosas cuando te haces mayor. Se acabó la necesidad que sentías con 20 años, cuando cualquier proposición de tu novio requería un amplio análisis vía telefónica por parte de tu amiga. Quizás el problema es que ahora, simplemente, no tienes tiempo para ello. O que la gente se vuelve más perspicaz a medida que se da cuenta de que el tiempo del que dispone es un bien preciado y escaso. ¿Quién tiene tiempo para pasarse horas en la barra del bar bebiendo margaritas con un egocéntrico o con alguien que no puede superar algo que pude haber hecho mal hace cinco años?
Gracias a Facebook, la idea de 'deshacerse' de un amigo ya no es tan extraña. Con unos simples clics puedes borrar a cualquiera de tu lista de 'amigos' y no volver a tener que encontrarte esas interminables fotos de fiestas de cumpleaños de alguien con quien ya no tienes relación. Pero en la vida real, 'deshacerse' de un amigo es mucho más complicado, aunque quizás sea más importante hacerlo.
Es un proceso interesante; hay que alcanzar un alto nivel de autoconciencia para descubrir qué amigos merecen tu tiempo y cuáles no te conviene mantener. Personalmente, considero que la amistad es algo tan vital como el agua, por lo que me ha resultado muy difícil darme cuenta, con todo el dolor de mi corazón, de que la amistad que he cultivado con algunas personas a lo largo de décadas no va a durar.
Tu tiempo es preciado, por lo que deberías aprovecharlo con personas con las que te entiendas bien. Solo porque fueras a la escuela con alguien no quiere decir que tengas que seguir viéndote con él. Puede que ya no tengáis nada en común. Entonces, ¿qué tipo de amigos quiero mantener? Tras un tiempo de reflexión, llevé a cabo la siguiente lista. Si tienes tu propia idea de cómo es la amistad a esta edad, puedes compartirlo con nosotros en los comentarios.
Los 5 tipos de amigos que merece la pena conservar
1) Los amigos que se esfuerzan
Tengo una amiga que, aunque siempre esté liada con su trabajo y sus niños, nunca se olvida de escribirme o llamarme cada pocos días, pase lo que pase. Aunque sea un simple mensaje tipo "solo quería saludarte y preguntarte qué tal", aprecio de verdad esas muestras de cariño y preocupación, señal de que nuestra amistad le importa. También aprecio mucho a los amigos que saben perdonar. No digo que haya que perdonar así como así. Lo cierto es que cuesta perdonar. Pero, si pasa demasiado tiempo, los sentimientos se atrofian y puede que la amistad no vuelva a ser lo que era. Nadie es perfecto, y un verdadero amigo tiene que entenderlo.
2) Los amigos que se alegran por mí cuando me ocurre algo bueno
Me siento afortunada por contar con algunos amigos que, de verdad, están felices si yo estoy feliz por algo. Quizás estás pensando que todos los amigos son así, pero no siempre se da el caso. Los amigos que se alegran sinceramente por mí no se ponen celosos por las ventas de mi libro ni por los éxitos de mis tres hijos. Disfrutan de mis alegrías sin muestras de rencor, al igual que yo disfruto de las suyas. Al fin y al cabo, la amistad es una calle de doble sentido.
3) Los amigos que son optimistas
Seguro que conoces a algún enemigo del optimismo. Son esas personas que le dan vueltas al más mínimo problema una y otra vez y, sin embargo, no mueven un solo dedo para cambiar su situación. A mí me deprimen. A la miseria no le gusta estar sola, por lo que este tipo de amigos normalmente está más interesado por tus malas noticias que por las buenas. La gente positiva, motivada, optimista y alentadora sí merece la pena. Tengo una amiga que nunca se olvida de animarme, aunque solo sea con algún comentario del estilo de: "¡Eh!, te has puesto la raya del pelo al otro lado, ¿no? ¡Te queda muy bien!".
4) Los amigos que están dispuestos para todo
A principios de este mes, fui con cinco amigas a un spa coreano de Nueva Jersey llamado King Spa. El edificio parecía un centro comercial, con tres plantas repletas de piscinas de agua fría y caliente. La noche anterior estuvimos mirando la web y nos dimos cuenta de que tendríamos que desnudarnos (nosotras y todas las demás personas). En vez de preocuparnos, preferimos ir y disfrutarlo. Fue uno de nuestros mejores momentos juntas. Sentarte con tus amigas y ponerte a charlar, completamente desnudas, resulta muy liberador. ¡Dejad atrás vuestra inhibición! Me fui de allí encantada con la sensación de que mis amigas eran capaces de salir de su zona de confort y probar algo totalmente nuevo.
5) Las amigas que son auténticas
Me refiero a esa amiga de verdad que es de todo menos pretenciosa; a la que no le asusta verte sin maquillaje o después de haber estado llorando o con la casa hecha un desastre. Está dispuesta a mostrarte su 'yo' verdadero y a mirar cara a cara al tuyo. Es auténtica y honesta, y te dirá la verdad cuando le pidas su opinión. Si tu comportamiento es cuestionable, ella sabrá que no es lo mismo juzgarte que preocuparse por ti. Una amiga de verdad te será sincera, y te hará saber que, tomes la decisión que tomes, aunque ella piense que no es la acertada, siempre te respaldará.
Artículo publicado originalmente en The Huffington Post. Traducción de Marina Velasco Serrano