Es la economía estúpido
Hasta hace poco parecía que EE UU podría ser uno de los pocos países en que un gobernante podría ser reelegido pese a la crisis. Los últimos datos, sin embargo, muestran la gran debilidad de Obama.
Uno de los efectos colaterales comunes de esta crisis global está siendo que está consiguiendo echar a todos los gobiernos que están en el poder. Desde Irlanda, Portugal, Grecia, Francia, pasando por supuesto por España, la crisis está actuando como un tsunami que está arrasando y dejando cadáveres políticos por casi todos los países que están teniendo elecciones en estos años. Los votantes frustrados por la situación están haciendo pagar caro el desastre a sus gobiernos.
Hasta hace poco parecía que EE UU podría ser uno de los pocos países en que un gobernante podría ser reelegido. Pese al varapalo que el presidente Obama sufrió en las elecciones legislativas del 2010, las encuestas le situaban por delante de su contrincante, el candidato republicano Romney. Los últimos datos, sin embargo, muestran la gran debilidad de Obama, e indican que nos encontramos ante una campaña muy cerrada con un empate técnico entre los dos candidatos.
The New York Times acaba de publicar una encuesta en la que muestra que la creciente desconfianza en las perspectivas económicas del país se está consolidando como en el factor más decisivo en la preferencia de los votantes estadounidenses: un 45% dice que votaría por Romney si las elecciones tuviesen lugar hoy, frente a un 43% que votaría por Obama. Si se incluyen a los indecisos Romney obtiene un 47% y Obama un 46%. En marzo Obama estaba tres puntos por delante.
Con la economía clavada en punto muerto, y el paro consolidado por encima del 8%, los votantes cada vez tienen una opinión peor de la gestión de Obama y de su capacidad para sacar al país de la crisis: la encuesta le da un 39% de apoyo (en abril era del 44%) y un 55% de rechazo (un 8% en abril). Cada vez parece cristalizar más la opinión de que Obama no ha cumplido sus promesas, y que ha fracasado en su compromiso de traer el "cambio" al país.
Este deterioro se produce a pesar de la campaña despiadada que se ha lanzado por los demócratas en TV contra Romney por su papel como directivo en la consultora Bain que se dedicaba a reestructurar empresas, en muchos casos con despidos masivos y exportando empleo a otros países, y por sus cuestionables decisiones sobre sus impuestos: se niega a publicar sus impuestos más allá de los dos últimos años y tiene dinero aparcado en paraísos fiscales.
Obama y los demócratas han tratado de usar estos temas como lanza de ataque contra Romney para definirle como un multimillonario que está fuera de onda, y no conecta con las necesidades y vivencias de los americanos de clase media. Las encuestas muestran, sin embargo, que esta campaña está fracasando y que no se está produciendo ningún giro significativo a nivel nacional en las actitudes hacia Romney (aunque un 63% de los votantes piensan que Obama se preocupa más de los problemas de los americanos, que Romney -un 55%-). Además, Romney todavía tiene mucho que hacer para consolidar el apoyo entre sus propios electores: sólo un tercio sostiene que le apoyan muy convencidos. Para muchos republicanos, sigue siendo la opción menos mala, con las debilidades que esto supone.
El intento de girar la atención hacia las debilidades de Romney no está calando de momento, y los votantes siguen insistiendo en que lo que de verdad les preocupa es la situación económica, no como Romney gano su dinero. Tampoco parece influirles demasiado la decisión de la Corte Suprema sobre el Ley de Sanidad, pese a toda la especulación sobre su posible impacto en la elección.
Sin embargo todavía es muy pronto para poder predecir el resultado. Por un lado, tradicionalmente los votantes no empiezan a prestar atención hasta que tienen lugar las convenciones de los partidos a finales del verano. Por otro lado, quedan todavía más de tres meses para las elecciones y las condiciones económicas (y percepciones de los votantes) todavía puedan cambiar. Por último, estas encuestas son a nivel nacional, y en EE UU hay un sistema electoral basado en votos electorales de los estados, de acuerdo al cual el resultado en unos estados muy competitivos (e.g. Ohio, Virginia, Pennsylvania, Florida...) puede decantar el resultado a favor de uno u otro candidato pese al resultado a nivel nacional.
Lo que esta meridianamente claro es que la evolución de la economía va a ser el factor clave. Como dijo James Carville asesor de Bill Clinton en 1991: "es la economía estúpido." A Bush padre de poco le sirvieron sus otros logros (sobre todo en política exterior). Al final fue la economía lo que le hizo perder la elección. Pintan bastos para Obama.