Diez excusas para seguir de fiesta
Las celebraciones no tienen por qué terminar al acabar las fiestas de Navidad. Hay muchos motivos para reunirse, para celebrar y para divertirse con amigos y familiares. Si no lo haces es porque no lo intentas. Te propongo algunas 'excusas' para hacer de la vida una celebración.
¿Hace cuánto que acabó la Navidad? Tienes la sensación de que han pasado ya meses y la siguiente fiesta está... ¡¡¡aún hay que arrancar un par de páginas del calendario para ver un día en rojo!!! Malo.
El cuerpo pide juntarnos y celebrar... y lo que celebremos es lo de menos. Así que proponemos tirar de ingenio y establecer nuestras propias fiestas.
Pregúntate: "¿por qué no?" ¡Y que te diviertas!
1.- Las canciones van a la oficina
¿Tú y tu grupo de amigos trabajáis juntos? Eso merece al menos un brindis. ¿Cuándo? ¿No sería ideal institucionalizar una quedada el día en que se fundó vuestra empresa? Os juntáis, recordáis anécdotas comunes y malo será que eso no acabe en una noche para recordar cantando a coro. Como la cena de Navidad, pero fuera de temporada.
2.- ¡Otra, otra!
Hubo un concierto que os marcó, ése al que fuisteis juntos por primera vez. Coge la fecha y ya tenéis (al menos) una cita al año. Por una noche de nervios, gritos, emoción... Podéis cerrar la fiesta cantando en mitad de la calle la canción con la que aquel grupo mítico cerró el show. Y si alguno no la recuerda, paga, claro....
3.- Sí, hombre, ¿cómo se llamaba?
¿Sabes ese tío que empezó a juntarse con vosotros y acabó peleado con casi todos? Es el momento de recuperar su amistad (y buscar una excusa para juntaros) Id a su casa con la tuna y rondadle. No tenéis nada que perder, si ya no os habla... Si recordáis su fecha de cumpleaños, también podéis organizar una celebración a vuestro aire. Con su invitación no contéis...
4.- Yo es que soy muy cumplidor
Todos los años celebras tu cumpleaños. Correcto. ¿Pero no cumples meses todos los meses? Lo de celebrar sólo de año en año lo inventó alguien sin amigos al que no le gustaba salir. Yo soy más de celebrar el 'cumplemes'. Y tú deberías. Sin perdonar uno. No tienes que organizar nada espectacular (o sí). Empieza con el afterwork y que la fiesta fluya...
5.- Bueno, bonito... y barato
Esos pantalones de Gema que siempre te han gustado. La camiseta de Bowie que trajo Edu de Londres. Pueden ser tuyos. ¿Cómo? ¿Y si organizamos un mercadillo entre los amigos y nos intercambiamos ropa que ya no usamos? Una forma divertida de renovar nuestro fondo de armario, un recurso sostenible y una oportunidad para ver a los amigos siempre. Puedes acabar con unas botas de agua con claveles estampados, pero las risas no te las quita nadie.
6.- Monta el número
Cuenta cuántos amigos sois en el grupo. ¿Catorce? Queda elegido ese día, el 14, para juntaros. Ya sólo hay que repetir mensualmente la quedada y ya tenemos tradición inquebrantable. ¿Qué? Lo dicen los números, no yo... ¿No cuela? A mí me parece una razón tan buena como otra cualquiera para veros...
7.- Hoy invita Cupido
Marta y Javi eran dos amigos del grupo antes de convertirse, hace años ya, en una pareja inestable, sí, pero inseparable. Todos habéis vivido en primera línea sus primeros besos, sus discusiones, sus reconciliaciones... ¿Es justo que cada año celebren ellos solos su aniversario? Mejor en grupo, ¿no? Vamos, digo yo... La noche que la acaben solos, pero la fiesta mejor en compañía.
8.- Nada que ver
Abrid un foro de discusión en el grupo para decidir qué día de la semana es peor la programación de la tele. ¿Puede haber mejor día para salir? No tengo más que explicarte. Que el 'prime time' te pille bailando...
9.- Regreso al pasado
Una buena excusa para una reunión de amigos es recuperar costumbres que se están perdiendo. La quedada vintage. Por ejemplo, deberíamos volver a reunirnos para ver fotos de los viajes de amigos. Ya, sí, las cuelgan en las redes sociales, pero no es lo mismo... En Facebook no se escuchan igual las risas... Juntémonos y disfrutemos. Nota al lector: el Señor &, como redactor de este post no se hace responsable de la duración de las sesiones de fotos de los amigos ni de las secuelas que su contenido pueda provocar.
10.- Alégrame el día
Una fiesta puede surgir espontáneamente, sólo hay que estar atento a las señales. Por ejemplo, si el jefe viene de mal humor, ¿no os está invitando claramente a que por la tarde os juntéis a comentarlo? Y si viene de buen humor, no sé vosotros, pero yo también lo comentaría...