¿Qué pasaría si Rafael Bengoa fuera consejero de sanidad de Madrid?
Fue el anterior consejero de sanidad vasco. Actualmente trabaja para Obama apoyando la reforma sanitaria estadounidense. No vendrá a Madrid. Si lo hiciera sería capaz de mirar más allá de su despacho y de liderar los cambios que el sistema necesita basándose en valores como la transparencia y la evaluación. Hablando y dialogando.
Rafael Bengoa fue el anterior consejero de sanidad vasco. Un gestor inteligente. Actualmente trabaja para Obama apoyando la reforma sanitaria estadounidense. Su labor al frente de Osakidetza (Servicio Vasco de Salud) ha sido muy bien valorada. Ha hecho grandes esfuerzos en establecer una estrategia de crónicos con 14 líneas directrices que han puesto sobre el tapete el gran problema que afronta el sistema sanitario español (y los europeos) con la cronificación de la sociedad. Ha sabido mirar al futuro y no solo a su legislatura de 4 años. Esto es profesionalidad y buen hacer.
En Madrid no se ha hecho nada así. Aquí se ha mirado el corto plazo. Se ha decidido vender (externalizar la gestión a empresas con ánimo de lucro) hospitales y centros de salud a corporaciones que aportarán capital de caja que alivie las cuentas madrileñas. Saldrá caro, en dinero y en salud. Los profesionales sanitarios lo hemos dicho lo más claramente que sabemos, con manifestaciones, huelgas, vídeos, encierros, escritos y entrevistas.
También se imponen copagos que hacen sentirse al paciente indeseado, siendo como es el dueño del sistema, el que lo paga. Se reducen servicios, plantillas y sueldos de los profesionales sanitarios como si fueran peones de ajedrez...
La gestión es evidentemente muy mejorable.
Lo que el sistema sanitario precisa no son medidas políticas iluminadas, sino una reforma profunda. Para ello será preciso la involucración de todos los agentes: profesionales, pacientes y gestores. El timón de un barco como el Titanic no admite volantazos como están dando los señores de la Consejería de Sanidad de Madrid.
Rafael Bengoa no vendrá a Madrid. Pero puedo aventurar que si lo hiciera sería capaz de mirar más allá de su despacho y de liderar los cambios que el sistema necesita basándose en valores como la transparencia y la evaluación. Hablando y dialogando.
En Madrid parece que es mucho pedir a los políticos que dialoguen y escuchen.