Hacienda 'arruina' a los científicos: subvenciones prometidas que no llegan
Los investigadores no contaban con una normativa del Gobierno según la cual para que cualquier organismo conceda una subvención es necesario que el Ministerio de Hacienda envíe un informe, en este caso al de Cultura, indicando si las comunidades autónomas a las que pertenecen las universidades solicitantes cumplen el objetivo de déficit.
Por si la ciencia en este país tenía pocos problemas con el Ministerio de Economía, ahora también el Ministerio de Hacienda ha decidido declarar la guerra a los investigadores. Y ahora le ha tocado el turno, entre muchos otros, a un proyecto que había situado a España en un lugar privilegiado para estudiar el origen de la especie humana: el proyecto del Instituto de Evolución en África (IDEA), dirigido por los arqueólogos Manuel Domínguez-Rodrigo y Enrique Baquedano. Después de ser aprobada la subvención que recibirían en 2012 para la campaña de excavación, que tuvo lugar el verano pasado, ha sido a finales de diciembre cuando han recibido la noticia de que el dinero prometido por el Ministerio de Cultura ni ha llegado ni se le espera.
Manuel Domínguez-Rodrigo con su colega tanzano Audax Mbulla. Foto: Rosa M. Tristán
El equipo español lleva mucho tiempo trabajando en la Garganta de Olduvai (Tanzania), la Cuna de la Humanidad, tratando de revelar si los ancestros humanos, hace dos millones de años, eran ya grandes cazadores, en vez de carroñeros, lo que supone un cambio en las tesis sobre el comportamiento alimentario y social de la especie en sus orígenes.
El problema que les ha generado ahora Hacienda es importante porque, como en otras ocasiones, y dado que los organismos públicos suelen realizar estos ingresos a los pocos días de que se acabe el año, los investigadores ya habían gastado la ayuda autorizada de sus propios ahorros personales. Así que ahora, no es que el Gobierno no apoye a los científicos con dinero público, sino que favorece su ruina absoluta. ¿Por qué? Pues porque si no les hubieran anunciado previamente que dispondrían de ese dinero más adelante, no se lo hubieran gastado en hacer que este país siga ocupando un lugar en la Paleontología africana, y por ende mundial.
Manuel Domínguez-Rodrigo, profesor de la Universidad Complutense de Madrid y alma mater del proyecto en Olduvai, me resume en pocas e indignadas palabras lo sucedido en 2012. Existe un programa de subvenciones en el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes que se destina a proyectos arqueológicos en el extranjero. Como en años anteriores, IDEA presentó su proyecto cuando se abrió la convocatoria, en verano.
Para entonces, como es lógico, el equipo ya estaba en marcha, porque como tantas otras excavaciones (salvo en Egipto y países aldedaños, donde en verano hace mucho calor), las campañas se realizan en los meses de vacaciones para alumnos y profesores, que de otro modo no podrían viajar durante varias semanas.
Con lo que no contaban estos investigadores es con una normativa del Gobierno de Rajoy según la cual para que cualquier organismo del Gobierno conceda una subvención es necesario que el Ministerio de Hacienda envíe un informe, en este caso al de Cultura, indicando si las comunidades autónomas a las que pertenecen las universidades solicitantes cumplen o no cumplen el objetivo de déficit público.
He aquí el artículo en cuestión, incluido en la Ley de Sostenibilidad Presupuestaria de abril de 2012:
Se da la circunstancia de que la Comunidad de Madrid ha cumplido ese objetivo, según el propio Cristóbal Montoro destacaba en diciembre. Pero, qué casualidad, el Ministerio que dirige no ha enviado ese importante informe a su colega de Cultura... lo que se considera un caso de silencio administrativo, que ha llevado a que la concesión definitiva no se haya publicado en el BOE... Y, por lo tanto, todas las propuestas concedidas a TODAS las universidades (a excepción de la UNED) han sido denegadas.
En la resolución, publicada el pasado 28 de dicidembre (día de los Inocentes) sólo se recogen subvenciones a 10 proyectos en el extranjero, uno de la UNED, y la mayor partida (127.000 euros) es para la Agencia Estatal CSIC, sin especificar a qué fin se destinará esa cuantía. "Sólo han concedido subvenciones a entidades privadas, y el grueso de proyectos se han quedado sin el dinero que se les había propuesto", explica el paleontólogo, "con su entrega condicionada a la presentación de dicho informe".
¿Y de qué estamos hablando? Pues de una cifra tan descabellada como unos 30.000 euros, que es una miseria para un proyecto de estas dimensiones, pero que les ayudaba a pagar los pasajes de avión y la entrada al Parque Nacional de Ngorongoro, donde está la Garganta de Olduvai.
La vida austera de los expedicionarios españoles, que tuve la suerte de compartir hace dos años y pico, convierte al proyecto español en uno de los más baratos del planeta para la rentabilidad científica que están consiguiendo. Gracias al ingente trabajo desarrollado en el país africano, los españoles han logrado hacerse hueco en un espacio donde los equipos de anglosajones eran los reyes.
Pero lo más triste es que, como éste, otros muchos proyectos se habrán quedado con un tremendo agujero en el bolsillo porque ¿cómo iban a esperar al 28 de diciembre para iniciar una excavación en el extranjero? ¿La iban a hacer en tres días? "Sólo el billete de avión es casi el sueldo de algunos de los jóvenes que han venido a Tanzania en 2012″, me cuenta Enrique Baquedano, director del Museo Arqueológico de la Comunidad de Madrid.
Algunos pueden pensar que irse a excavar a África es un lujo en tiempos de crisis. Pero, ¿acaso el conocimiento es más insostenible que los trenes de alta velocidad, que los millones de sobresueldos a los que dirigen las empresas públicas, que los coches de algunas alcaldesas?
Anda muy mal el Ministerio de Hacienda si tiene estos olvidos... Y lo peor es que todo hace pensar que son interesados.
PUBLICADO EN EL BLOG 'LABORATORIO PARA SAPIENS'