GAIA, un geógrafo estelar para una generación en crisis
Hasta ahora el mapa más completo es de unas 120.000 estrellas, nada en comparación con el millón de gigabites de información que se quiere conseguir con GAIA, 10.000 veces más que la que ahora se tiene y 100 veces más precisa. El sueño de cualquier astrónomo.
La Agencia Espacial Europea ha presentado en Madrid uno de sus proyectos más emblemáticos: un satélite espacial que será lanzado a finales del año que viene con el ambicioso objetivo de hacer un mapa de nuestra Vía Láctea en tres dimensiones. En total, GAIA escudriñará 1.000 millones de estrellas, una infinidad de puntos brillantes en el cielo de cada noche de las que nos dirá cómo se mueven, a qué temperatura están o cuál es su composición. Y son muchas y pocas, según se mire: apenas el 1% de la galaxia que nos acoge.
Para hacerse una idea de lo que supone, hasta ahora el mapa más completo es de unas 120.000 estrellas, nada en comparación con el millón de gigabites de información que se quiere conseguir con GAIA, 10.000 veces más que la que ahora se tiene y 100 veces más precisa. Será el equivalente a 19.300 DVDs. El sueño de cualquier astrónomo.
GAIA, en cuya construcción han participado numerosas empresas españolas, cuenta con dos telescopios y una cámara de precisión espectacular: tiene un gigapíxel. Se situará a un millón y medio de kilómetros por detrás de la Tierra para evitar que le afecte la luz y el calor del Sol (un parasol fabricado en España ayudará en la tarea) y estará acumulando datos hasta 2021. Y es entonces cuando, una vez procesados todos los datos, cribados y analizados, los astrónomos deberán ponerse manos a la obra para montar el mapa, describir las estrellas, descubrir sistemas binarios, planetas extrasolares y otros objetos como quásares que nos acompañan en la Vía Láctea sin que lo sepamos.
La generación... ¿perdida?
¿Y quién lo hará? Pues la próxima generación de científicos europeos, porque el trabajo llevará décadas y los de hoy ya estarán jubilados. Pero ¿habrá algún español entre ellos, expertos que nos traigan ese conocimiento a España? Esa es una pregunta sin respuesta. Jóvenes de varios países europeos, entre ellos algunos de la Universidad de Barcelona, ya se están formando en la complejidad de GAIA, dentro de instituciones que participan en el proyecto. "Es un programa de intercambio y aquí también hay alumnos extranjeros. Cuando acabe la beca, se buscarán una postdoctoral. Querría que los españoles trabajaran conmigo, pero ahora mismo no se qué puede pasar. Ahora mismo todo es incertidumbre. Ellos encontrarían hueco fuera con GAIA, pero sería un desastre que no hubiera ese retorno científico en este país", me comentaba Xavier Luri, uno de los investigadores implicados, al término de la presentación.
Un desastre, sí. Porque GAIA es una misión que cuesta 650 millones de euros en total y de sus 300 millones para la construcción España ha aportado un 8%, aunque los contratos conseguidos por la industria espacial española suponen un 11,5% del total, más de lo esperado. Así que, para que esos número cuadraran de los 400 científicos e informáticos de 20 países implicados en las investigaciones posteriores, agrupados en un consorcio internacional, ¿no deberíamos esperar un porcentaje similar?
Además, en Cebreros (Avila) está la antena que recibirá los datos que emitirá el satélite desde el espacio y en la Universidad de Barcelona harán un primer análisis para extraer de ese maremagnum de información los datos científicos, que luego distribuirán a los expertos en el Cosmos.
Los astrónomos saben que si complejo es poner un telescopio de este tipo en órbita, tener un avance del mapa de la Vía Láctea a mitad de la misión y el catálogo completo al final no es nada sencillo.
GAIA tendrá ocasión de pasar hasta 80 veces por cada punto brillante del cielo para tomar medidas de su intensidad, saber su edad, sus cambios de velocidad radial... Nos ayudará a saber cómo es el centro de la galaxia (¿es una barra o son dos?), conocer realmente cuántos brazos tiene (¿cuatro? ¿más o menos?). "Es un trabajo fascinante y será la próxima generación quien lo disfrute, así que necesitamos formar a científicos para que saquen conclusiones", concluía en la presentación Jordi Torra, investigador principal en España de la misión.
Este artículo ha sido publicado también en la web de la autora, Laboratorio para 'Sapiens'.