España 'desembarcada' de un récord científico mundial
"Nos piden que nos internacionalicemos en Ciencias, pero esto es un desastre. Todos los países dotan a sus científicos para participar en expediciones de Integrated Oceanic Drilling Program, salvo España. Yo me he tenido que pagar hoteles y los billetes de avión", explica una investigadora del CSIC.
Ana Crespo, junto a sus compañeros, a bordo del Chikyu, con el cartel sobre su récord mundial.
Eran las 19.30 horas (en Japón) del pasado 28 de diciembre cuando una expedición científica internacional anunciaba que acababa de batir el récord mundial de perforación científica en mar abierto. Apenas una semana después se superaban a sí mismos: el gigantesco taladro a bordo del buque Chikyu alcanzaba el 6 de enero los 5.023 metros de profundidad en el Océano Pacífico por debajo del nivel del mar, a unos 60 kilómetros al sureste de la costa japonesa. Y seguían perforando al ritmo de 14 metros al día.
A bordo, dos investigadoras españolas: Ana Crespo-Blanc, catedrática de la Universidad de Granada y María José Jurado, del Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera del CSIC, con otros 24 científicos que participan en el programa internacional IODP (International Ocean Discovery Program), un ambicioso proyecto que quiere descubrir nuevos datos geológicos sobre el funcionamiento de la Tierra gracias a perforaciones profundas con las que extraen muestras del interior del planeta.
La presencia de Ana y María José en el Chikyu es una gran noticia para la ciencia española. Y quería iniciar el nuevo año con un artículo cargado de positivismo, impregnado ese España va a ir bien que estos últimos días llena editoriales, crónicas y reportajes. Pero no. La realidad es tozuda, así que cuando celebro este hito con dos españolas a bordo, una de las protagonistas pone en tierra porque ese sueño de participar en algo grande ha sido efímero. El Gobierno español lo ha tirado por la borda.
Torre de perforación del fondo marino del buque japonés Chikyu.
Y es que la geóloga Ana Crespo, que además es investigadora del Centro Andaluz de Ciencias de la Tierra (CSIC) y su compañera española son las únicas que son, digamos, polizones científicos, porque resulta que su país, el nuestro, no ha pagado la parte que le correspondía de cuota al programa desde 2011.
Aún a bordo, en mitad del Pacífico y con mala cobertura, me escribe que, a día de hoy, ya están fuera del programa. "Nos piden que nos internacionalicemos en Ciencias, pero esto es un desastre. Todos los países dotan a sus científicos para participar en expediciones de IODP, salvo España. Yo me he tenido que pagar hoteles y los billetes de avión. Ni siquiera lo he comentado en el barco, porqué me da vergüenza ajena, pero así está el patio. Los demás no solo van a gastos pagados, sino que tienen un complemento de sueldo, similar al que tiene todo trabajador que está de viaje, sin posibilidad de ver a familia y amigos y sin posibilidad de salir del barco 46 días seguidos".
Atardecer en el Pacífico, a bordo del Chikyu.
Pero ¿cuánto hay que pagar por estar en el IODP? Al parecer, desde 2009, el coste era unos 600.000 euros al año, una cantidad que debía ser renovada en octubre de 2013, cuando se acabó la fase de 10 años iniciada en 2003 por España. No sólo no se hizo, sino que desde 2011 no se aporta lo comprometido. Así que, a día de hoy, estamos fuera de un programa que acaba de batir el récord mundial de profundidad oceánica. Por cierto que el anterior lo habían conseguido en septiembre.
Pero volvamos al Integrated Oceanic Drilling Program (IODP), un proyecto que como decía basa su éxito en perforar las profundidades oceánicas gracias a unas infraestructuras que nunca podría financiar un solo país. Su ambicioso objetivo es conocer el funcionamiento geológico de la Tierra, entre otras cosas para poder un día prever fenómenos tan destructivos como los terremotos. Para poder pagarlo, se creó el programa entre la National Science Foundation de Estados Unidos, el Gobierno de Japón y un consorcio europeo (European Consortium for Ocean Research Drilling), los principales financiadores. Crespo recuerda que además están China, Corea, Australia, Nueva Zelanda, India, y Brasil, la mayoría países emergentes que no quieren perderse la oportunidad de participar.
Y destacaría que entre los europeos, hay países que también sufren una crisis económica, como Portugal o Irlanda, pero cuyos Gobiernos creen que no se puede prosperar sin ciencia.
No es fácil lograr un hueco en el IODP. Primero hay que presentar propuestas de proyectos científicos que tardan 5 años o más en ser seleccionados, o no, para participar en una expedición. Los afortunados, viajarán en uno de los dos barcos del IODP con la gigantesca torre de sondeo que permite las perforaciones: el Joides Resolution o el Chikyu.
Crespo está en este último, que perfora en la fosa sísmica de Nankai, un lugar de especial interés para Japón. "Es un mega-proyecto que puede acabar en 2015 y en el que Japón quiere que se instalen unos aparatos de medidas permanentes en el fondo del sondeo para entender mejor en tiempo real lo que ocurre durante un terremoto y quizás, en un futuro lejano, poder intentar hacer alguna predicción", me cuenta la investigadora.
Otra expedición reciente del IODP ha sido la número 347, que acabó en noviembre de 2013 en el Mar Báltico, en este caso con el buque Greatship Manisha. El objetivo en este caso era recoger muestras del fondo que den pistas sobre el clima que había en la zona hace millones. Y en noviembre acabó también la número 346, en Asia, destinada a averiguar cómo el ciclo de los monzones (que causan tantas víctimas) está siendo alterado por el cambio climático.
Fue en abril de 2013 cuando Ana Crespo se presentó como candidata a la expedición 348, a la que ha podido ir porque Europa prefería mandar científicos europeos que americanos o japoneses y ella debía ser muy buena candidata, pero es una circunstancia que es improbable que se repita porque, a fin de cuentas, quien paga va... Y España últimamente es muy mala pagadora en temas de ciencia. Eso sí, dicen que este año España va a ir muy bien.
Este artículo se publicó originalmente en el blog de la autora: Laboratorio para Sapiens.