¿Qué síntomas tienen nuestros océanos?
¿Un leve resfriado o una enfermedad terminal? Parece ser una frase hecha cada vez que existe un desastre natural o bien una catástrofe provocada por el hombre en el océano, como el accidente de un petrolero o el derrame de alguna sustancia tóxica en el medio marino.
¿Un leve resfriado o una enfermedad terminal? Hemos leído y oído multitud de noticias sobre la degradación marina que sufre nuestro Planeta en los últimos años. Parece ser una frase hecha cada vez que existe un desastre natural o bien una catástrofe provocada por el hombre en el océano, como el accidente de un petrolero o el derrame de alguna sustancia tóxica en el medio marino. Al ser tan repetitiva esta aseveración puede llegar a suceder que la gente no se la tome en serio, como el cuento del pastor mentiroso y el lobo. Sin embargo, desde hace dos años existe un índice que clasifica el estado de conservación del océano, y constituye una herramienta muy interesante para ser aplicada en la actualidad y en el futuro.
En 2012, un equipo estadounidense encabezado por Benjamin Halpern publicó en Nature un trabajo sobre este índice, que denominaron Índice de salud del océano y que considera una serie de variables que reciben una calificación y la media de ellas proporciona un valor numérico entre 0 y 100. Este índice considera la presencia humana y los servicios que nos proporciona el océano (alimento, sustento y posibilidades lúdicas), sitios de referencia bien definidos, y establece el estado actual y probable estado futuro del océano.
En el estudio analizaron los índices de todos los países y el valor medio del índice para el planeta fue de 60. Solo el 5% de los países obtuvo una calificación superior a 70, mientras que el 32% registró índices inferiores a 50. El valor más alto fue de 86, obtenido por la isla inhabitada de Jarvis que se encuentra en medio del Océano Pacífico. En general, se observaron valores más elevados en países desarrollados en comparación con los que se encuentran en vías de desarrollo, posiblemente porque la mayoría explota de forma más intensa el medio marino para crecer económicamente, aunque encontraron excepciones importantes.
Estos datos establecen un valor al Estado en el que se encuentran las aguas de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de cada país, por eso se trata de un índice oceánico en vez de marino. El siguiente paso podría ser un índice que caracterice la franja litoral costera. Imagínense cuál sería la clasificación que obtendrían los países europeos, China o Singapur; encontraríamos importantes diferencias sin lugar a dudas. Pero no hace falta irse tan lejos y para hacernos una idea podemos simplificar este índice y solo considerar como variable a los asentamientos costeros. ¿Qué valoración tendría el litoral de Alicante o el de Tenerife? ¿Y el de Lugo o Huelva?