Londres: Ir al cine y no morir en el intento
Alejémonos de esos monstruosos cines que pueblan Leicester Square en el centro de Londres y sumerjámonos en cines con encanto, pequeñas salas de cinematografía dónde degustar una copita de buen vino chileno mientras se disfruta del último hitazo de Tarantino.
Alejémonos de esos monstruosos cines que pueblan Leicester Square en el centro de Londres y sumerjámonos en cines con encanto, pequeñas salas de cinematografía dónde degustar una copita de buen vino chileno mientras se disfruta del último hitazo de Tarantino. Este artículo no intenta llevarte a un mundo de cines low-cost. Esto es Londres. La única manera de ver una película de estreno con palomitas y Coca-Cola, y no desangrarte en el intento, es descargándotela de Internet. Y eso es ilegal. Sinceramente, yo solía ir al cine. Y mucho. Pero esta ciudad me ha apartado de una de mis aficiones favoritas, la gran pantalla.
Mi experiencia acudiendo a cines comerciales se reduce a acercarme al mostrador de palomitas, comprar mi entrada -sí, las entradas se suelen adquirir en el mismo lugar donde compras las golosinas y demás entretenimientos- y escoger la botella de agua más barata del lugar. Total: 18 libras (21 euros). El resultado es una sala, cómoda, pero una sala multicine con una luz de emergencia que te acompañará durante toda la película a tu lado izquierdo, un hombre comiéndose su peso en palomitas y unos adolescentes comentando cada fotograma de la cinta. Nada especial.
Pero, y si por el mismo precio, o incluso menos, pudieras ver esa misma película en una sala con menos de cincuenta personas, sentado sobre un sofá de terciopelo, los pies apoyados en un taburete, tu botella de agua sobre una mesita y echándole mano a unos Wasabi Peas, ¿volverías a los masificados VUE u ODEON?
La sala, con mesitas retro iluminadas que se apagan al comienzo de la cinta, se encuentra en un subterráneo. Foto: Aubin Cinema Website.
El Aubin Cinema es una sala de cuarenta y cinco sofás y sillas situada en Redchurch Street y bajo una tienda de ropa de la marca Aubin & Wills. La sala trabaja en colaboración con el club privado Shoreditch House que entre sus instalaciones cuenta además con una piscina en lo alto de la azotea de su edificio. Las entradas van entre 8 y 13 libras. Y en su carta de bar hay desde vinos franceses a cócteles pasando por cerveza italiana y sidra. Calidad de sonido excelente, gente respetuosa y buen ambiente. Si vais en pareja, no dudéis en la opción de sofá doble. Es, en definitiva, un lugar para ver y dejarse ver. Sin irnos muy lejos, en la misma Bethnal Green Road nos topamos con el Rich Mix. Aquí es donde lo económico y funcional se mezcla con lo moderno, desde partidos de fútbol en pantalla gigante a recitales de teatro, festivales de música brasileña o actuaciones de cómicos. Todo vale. Y también cine. Entradas a 9 libras para tres salas de en torno a cincuenta, cien y ciento ochenta butacas cada una. Ambiente de barrio y sensación de que la gente que está sentada a tu lado ha venido a disfrutar de la película. Otro de mis favoritos es el ubicado en Upper Street, en el barrio de Angel, de nombre Screen on the Green. Una sala pequeña que se llena rápidamente y cuyas películas siempre son de estreno. Sin florituras ni una recepción apabullante, una entrada sale a 12,50 libras.
Screen on the Green pertenece a la cadena Everyman con más de siete salas en el Reino Unido. Foto: Everyman Website.
Desde 1972 y marchándonos hasta Bloomsbury, muy cerquita de Russell Square se encuentra uno de los cines más underground de Londres: Cine Renoir. Lugar ideal para ver películas en versión original, se comenta que los asientos no son del todo cómodos, sin embargo entrar en esa caja mágica de cristal dónde se encuentra y bajar sus escaleras traslada a uno a otra época. Entradas a 10,50 libras para dos salas de unas 250 butacas. Los de Barbican, el Bristish Film Institute de Southwark o el céntrico Prince Charles con su más que jugoso carné de miembro, son siempre alternativas a los masificados cines del centro de Londres.
La sala Renoir de Londres también se llamó ABC Bloomsbury, el EMI International Film Theatre o el Cinegate, entre otros. Foto: Ewan-M. Flickr.
Y en último lugar, y echando mi mirada al pasado, a cuando solía preguntarme qué hacer un domingo por la tarde en una ciudad como Madrid, quiero nombrar un cine como el Rio, en pleno barrio de Dalston -considerado por muchos el nuevo Shoreditch-, una sala de proyecciones de barrio y estilo Art Deco que lleva abierta desde 1913 y, aún así, tiene narices de seguir proyectando películas de estreno. Acercarse a este cine es hacerlo a aquella pequeña sala de tu barrio en la que el taquillero te reconocía y saludaba, te asesoraba e, incluso a veces, se negaba a venderte una entrada a una película si no estaba seguro de que te iba a gustar. ¿Pasaría eso en un VUE? Si amas el séptimo arte y vives en Londres o planeas una visita, este artículo te habrá hecho pensar.