Bancos centrales: ¿Hasta cuándo a toda máquina?
Este intervencionismo brutal de los bancos centrales en los mercados financieros globales está generando una gran incertidumbre en muchas grandes empresas multinacionales, que prefieren comprar acciones propias en bolsa antes que emprender nuevos proyectos de inversión.
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Los principales bancos centrales del mundo están realizando unas políticas monetarias expansivas muy agresivas, nunca vistas hasta ahora: están comprando directamente grandes cantidades de deuda pública en los mercados (como es el caso de la Reserva Federal de EEUU, FED, acrónimo de la Reserva Federal) o financiando sus compras por parte de los bancos (como hace el Banco Central Europeo, BCE). Así, en EEUU la FED ya tiene en su balance casi el 20% de los bonos del Tesoro de EEUU y compra títulos de deuda pública cada mes por valor de 85.000 millones de dólares. Por otra parte, el Banco de Inglaterra ha sido aún más agresivo y acumula ya el 30% de los bonos emitidos por el Tesoro británico. Finalmente, el Banco de Japón se propone duplicar la base monetaria del país en 2 años y comprará deuda pública por un importe del 15% del PIB japonés cada año.
En el caso europeo el BCE, a pesar de tener un mandato limitado sólo al control de la inflación, ha tenido un papel muy relevante en la gestión de la crisis de la deuda pública de los países del sur de la zona euro: la no existencia de un gobierno económico europeo o de poderes fiscales a nivel comunitario (Tesoro común, impuestos a nivel de la UE... ) han forzado al BCE a intervenir mucho más allá de su mandato, hasta el punto de comprar directamente bonos de estos países por valor de 150.000 millones de euros y de inyectar en la banca europea más de un billón de euros por medio del programa LTRO (Long Term Refinancing Operations), para que la banca comprara deuda pública. La banca española, por cierto, ha sido la más activa utilizando este programa y en el mes de abril de 2013 ya acumula 246.750 millones de euros en deuda pública española, cuando en 2008 sólo tenía unos 70.000 millones.
Vivimos sentados sobre un barril de riesgo inmenso: la deuda pública mundial se ha duplicado en sólo 4 años, puesto que los bancos centrales compran en grandes cantidades, y esto explica por qué están bajando tanto las primas de riesgo y los tipos de interés de la deuda pública todo el mundo, hoy artificialmente manipulados a la baja: desde Grecia (bono a 10 años: del 25% al 8% durante este 2013) hasta Ruanda, que ahora emite deuda pública de muy dudosa solvencia a 10 años al... 7%!
Los bancos centrales en 2013 ya son titulares del 32% del mercado de deuda pública mundial, habiéndose duplicado este porcentaje en los últimos diez años. Sus compras masivas de deuda pública han contribuido decisivamente a que los tipos de interés reales sean negativos (tipos de interés reales = tipos de interés nominales - inflación). A este fenómeno de tipos de interés reales negativos se llama represión financiera y pretende conseguir el desapalancamiento o desendeudamiento ordenado de las economías occidentales. Los tipos de interés reales negativos están liquidando los mercados monetarios a corto plazo, como es el caso del mercado interbancario: de esta manera, los bancos centrales consiguen que una gran parte de los excesos de liquidez de los mercados financieros vayan a comprar deuda pública. Una deuda pública que ofrece intereses muy elevados en países como España (3-5%), que es comprado por bancos que el BCE sólo pagan un 0,5% de interés cuando piden dinero ("carry trade" es el nombre de esta operación).
Los bancos centrales, por tanto, son en parte responsables de que la banca privada compre deuda pública en lugar de ofrecer crédito bancario al sector privado: de hecho, la suma de la deuda pública en manos de bancos centrales y banca privada es del 55% del total mundial. Por otra parte, también los bancos centrales han estado comprando acciones en bolsa o bien favoreciendo que los fondos soberanos compraran acciones en las bolsas de valores, lo que explica los máximos que han alcanzado los índices bursátiles en Estados Unidos y en otros mercados: la Reserva Federal tiene una cuenta explícitamente dedicada a "sostener las cotizaciones de bolsa", un fondo que está "trabajando" mucho en los últimos meses, con la esperanza de que este "efecto riqueza" de la bolsa estimule nuevamente el consumo privado en EEUU. Así pues, se estima que la mitad del dinero que ha entrado en Bolsa en el primer trimestre de este año proviene de fondos soberanos.
Este intervencionismo brutal de los bancos centrales en los mercados financieros globales está generando una gran incertidumbre en muchas grandes empresas multinacionales, que prefieren comprar acciones propias en bolsa antes que emprender nuevos proyectos de inversión: según estimaciones de JP Morgan, un billón y medio de dólares será retirado de cotización bursátil por este procedimiento, que busca manipular contablemente el beneficio por acción y la remuneración del accionista.
Cuanto más doping realizan los bancos centrales en los mercados financieros globales más grande es la dependencia de los mismos a la dosis de liquidez de los bancos centrales. El día en que los bancos centrales reduzcan la intensidad de sus compras de bonos los tipos de interés de la deuda pública subirán muy notablemente, y también muy rápidamente: entonces los países en peor posición fiscal sufrirán de manera muy especial. En este sentido, España es uno de esos países que están en primera línea de alto riesgo, ya que el 2013 se encamina a cerrar, por quinto año consecutivo, un déficit público en los alrededores del 10% de su PIB.
La burbuja de la deuda pública amenaza con ser de la misma manera que todas las burbujas, tal como escribió Nouriel Roubini en 2009. Los bancos centrales nos han ahorrado hasta ahora que suframos una gran depresión en Europa, si bien en el sur de Europa la recesión se prolonga y agrava. La pregunta no es si acabará mal o acabará bien este doping brutal de intervencionismo público de los bancos centrales en los mercados financieros globales: tal como dice Warren Buffet, la pregunta es cuándo se acabará la fiesta de los bancos centrales. En este sentido, el presidente de la FED Ben Bernanke insinuaba hace tres semanas que quizás tocaba empezar a retirar una parte de los estímulos de la FED: en los mercados se ha disparado el interés de la deuda japonesa a 10 años en un 30% desde entonces... esperamos que ese día el reflujo de esta gran ola de riesgo que estamos cabalgando no sea muy grande.
Este artículo se publicó originalmente en el blog del autor: http://www.tremosa.cat.