La ultraderecha vuelve a fracasar con su segunda moción de censura
Vox y Tamames se quedan sólo con los apoyos de sus diputados y la abstención del PP.
Sin sorpresas en la Carrera de San Jerónimo, donde la ultraderecha ha vuelto a fracasar en su segunda moción de censura de la legislatura. Esta vez, con Ramón Tamames como candidato, Vox ha visto cómo sólo sus 52 diputados (y el del exdiputado de Ciudadanos Pablo Cambronero) han votado a favor. Eso sí, han logrado que el PP haya pasado del 'no' del 2020 a la abstención de 2023.
Una de las mociones de censura menos prósperas de la historia de la democracia española, con un candidato ajeno al programa del partido que lo defendió, que no aplaudió al líder de esta formación y que ha protagonizado momentos delirantes.
Por ejemplo, acudir al Parlamento sin una propuesta alternativa de Gobierno, como mandata la Constitución, que regula el mecanismo de la moción de censura. Así se lo han recordado desde el Gobierno y también desde el resto de partidos a Tamames, que elaboró un discurso de censura al Ejecutivo sin plantear propuesta alguna pero en el que sí tuvo tiempo para citar sus libros. El candidato de Vox sin afinidad a las ideas de Vox presentó una visión revisionista de su concepción del país, con críticas al sistema de becas o al gasto público, entre otras, que también recibieron su contestación desde la bancada azul.
No fue una moción con tanto decibelio como la que protagonizó en 2020 Abascal, en la que vio cómo el PP de su entonces líder, Pablo Casado, se oponía frontalmente. Esta vez, el PP ha preferido ponerse de perfil, con una abstención, la del partido de Alberto Núñez Feijóo, ausente y en Bruselas este miércoles, que también ha recibido sus duras críticas.
Una postura que no ha servido para el objetivo último de la moción, derrocar al Gobierno y, para Vox, convocar elecciones haciéndolas coincidir con las autonómicas y municipales del 28 de mayo. Porque la ultraderecha se ha quedado sola una vez más. Aunque para Tamames "no ha sido ociosa" ni una pérdida de tiempo, pese a que sí se ha quejado de que ha sido "un mitin".
Las elecciones serán a final de año y la moción ha servido al Ejecutivo para mostrar una unión que, hace apenas unos días, apenas se podía intuir. Con la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, dando las gracias uno a uno a todos los ministros, también a los de Podemos. Y con un Pedro Sánchez repasando la labor del Ejecutivo, en un tándem calculado para sacar músculo y aprovechar la jugada de Vox, tratando de dejar en fuera de juego al PP, el gran desdibujado en estos dos días.