Teresa Ribera, la mujer que ha puesto a España en el centro de la lucha climática en Europa
La política, que ha destacado en la anterior legislatura por el diseño de la 'excepción ibérica' y la defensa cerrada del medio ambiente, repetirá como ministra en el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez.
El 7 de enero de 2020, en la primera investidura de Pedro Sánchez, el nombre de Teresa Ribera no sonaba demasiado de puertas para afuera en el ámbito de la política, y llegaba al Ejecutivo como vicepresidenta cuarta y ministra de una cartera creada en 2018 a la que se añadían las tareas de lucha contra la despoblación: el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico.
Corte a: cuatro años después, en las elecciones generales del 23 de julio de 2023, ocupaba el segundo puesto en las listas del PSOE por la circunscripción de Madrid, solo por debajo del presidente del Gobierno, ya reelegido, Pedro Sánchez.
El mandatario ha anunciado este lunes la composición de su nuevo Gobierno, en el que figuras como Félix Bolaños y María Jesús Montero han ganado relevancia, el primero como nuevo ministro de Justicia y la segunda como vicepresidenta cuarta, además de la cartera de Igualdad que vuelve al PSOE y que dirigirá Ana Redondo. Teresa Ribera pertenece a la parte continuista del anuncio: repite como ministra y vicepresidenta tercera.
Pero ¿quién era Teresa Ribera antes de ser la ministra Ribera de la primera línea política? Esta licenciada en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y diploma en Ciencias Políticas por el Centro de Estudios Constitucionales ya tenía la piel curtida antes de saltar a posiciones de una primera línea de fuego político.
Su carrera es dilatada y muchos de sus cargos han estado ligados a la lucha contra el cambio climático, según se puede consultar en la web oficial del Gobierno. Ha trabajado en diversas instituciones como las Naciones Unidas entre 1996 y 2004, en los ministerios de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente entre 1996 y 2004 o la Secretaría de Estado de Cambio Climático de 2004 hasta 2011. Desde entonces hasta 2018 trabajó para el Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales (IDDRI).
Desde 2019, tras las elecciones del 10N, es diputada por el PSOE en el Congreso de los Diputados, cargo que ha revalidado.
Transición Ecológica durante la pandemia
La pandemia del coronavirus fue uno de los grandes desafíos que tuvo que afrontar aquel Gobierno recién creado a principios de 2020, pero el desafío se mostró no solo sanitario, sino también ecológico. Mientras el virus paralizaba la actividad económica y ponía en jaque a la sociedad global, la humanidad asistió a un descenso sin precedentes en los niveles de contaminación del aire.
Además, la comunidad científica señaló que la covid-19 es en parte el resultado de los desequilibrios provocados por la acción del las personas en los ecosistemas. Por tanto, lo que al principio se circunscribió a un problema de salud, rápidamente se entendió como un desafío que estaba siendo agravado por el cambio climático.
Debido a esto, los ministerios de energía y transición ecológica ganaron peso a lo largo y ancho del mundo. De hecho, una buena parte de los Fondos de Recuperación y Resiliencia de la Unión Europea se han orientado a la Transición Ecológica. España ha hecho bandera de esta lucha, con Ribera al frente de la cartera ministerial, y los efectos, después de tres años, ya han empezado a notarse.
La España peninsular ha conseguido rebasar entre octubre de 2022 y ese mismo mes de 2023 el 50% energías renovables, especialmente gracias a la mayor inversión en energía fotovoltaica. Por primera vez las fuentes verdes de producción energéticas han superado a la suma de la nuclear y los combustibles fósiles.
Al mismo tiempo, los esfuerzos del ministerio encabezado por Ribera se han centrado en convertir a España en una fuente de energías alternativas que puedan ser exportadas al resto del Viejo Continente. Para ello, más allá del empujón a las renovables, destacan los proyectos relacionados con el hidrógeno verde y los biocombustibles, que están llamados a ser uno de los puntales qer permitan descarbonizar la economía. El empeñó no tardó en dar sus frutos, y las inversiones comenzaron a llegar a finales de 2022.
La excepción ibérica
Sin embargo, y sin desmerecer a la crisis sanitaria más compleja y dura del último siglo, Ribera tuvo que afrontar otra tribulación más: la invasión rusa de Ucrania. El conflicto, además de ser un drama humanitario que ha puesto contra las cuerdas la unidad del bloque comunitario frente al Kremlin, también ha tensado el mercado energético europeo y mundial a unos niveles no vistos en décadas.
La UE cortó sus importaciones de gas natural y petróleo a su principal proveedor, Rusia, y con ello ha tenido que hacer frente a una escalada brutal de los precios energéticos, ya que el país liderado por Vladimir Putin era hasta entonces su principal proveedor.
El mercado energético europeo se movía por subastas unitarias en las que el precio que marcaba la fuente de energía más cara, era el que que fijaba el precio final por megavatio. Pero no todos los países estaban igual de expuestos a las importaciones rusas, es en este punto donde la ministra y el Gobierno español (y portugués), que tenían una gran parte de su energía de origen renovable (y más barata) jugaron sus mejores manos.
Ante el aumento desmedido de los precios de la electricidad, Portugal y España se plantaron ante la Comisión Europea y negociaron con dureza la implantación de un mecanismos que les permitiera desligar los precios que ambos países pagaban por el gas, ya que ellos sí contaban con proveedores de años distintos a Rusia, especialmente Argelia.
El mecanismo vino a conocerse como 'excepción ibérica', y se basaba en un tope a los precios para que las renovables y la nuclear (más baratas), no se pagaran al mismo precio que la electricidad producida con gas natural (cuyo precio se encontraba desbocado). La medida fue tildada con sorna en España por la oposición del Partido Popular y Vox, por entonces ya en una campaña continua contra el Gobierno de Sánchez, como el 'timo ibérico'. Por contra, ha resultado ser un éxito.
Los precios de la electricidad se han desplomado desde su aplicación, y ha contribuido en buena medida a paliar una inflación que, antes de la introducción de la 'excepción ibérica', llegó a alcanzar el 10,8% interanual. En la actualidad, la tasa inflacionaria se mantiene en torno al 3,5%.
Frente a los quejidos de la derecha, la ministra Ribera recibió los elogios de Europa, que desde entonces la ha considerado como uno de los principales activos en materia de política energética.
El último hito de Ribera viene ligado, de hecho, a este capítulo de su trayectoria: la reforma del mercado eléctrico europeo. Esta se encuentra enfocada a evitar la exposición de la estabilidad a vaivenes similares a los del conflicto bélico.
La ministra la defendió que "la respuesta dada en el consejo de ministros de Energía permite proteger mejor a los consumidores europeos, ofrecer señales a los inversores de energía, facilitar una estabilidad mayor en los precios y una menor dependencia en la volatilidad de las materias primas y los mercados".
Duelo Moreno Bonilla-Ribera por Doñana
La ministra de Transición Ecológica no ha dejado de presentar batalla hasta el último minuto de la legislatura. La última corrió a cargo del Parque Nacional de Doñana, que se encuentra en una situación de tensión en lo que respecto al agua de sus marismas y lagunas, en niveles mínimos.
El conflicto se desató en abril cuando la Junta de Andalucía, gobernada por el popular Juan Manuel Moreno Bonilla, anunció una iniciativa autonómica para legalizar los pozos ilegales que rodean el parque, que son la causa principal de la sequía que lo asola. Ribera entró de lleno y acuso a Moreno Bonilla de electoralismo, por la proximidad de los comicios municipales andaluces, y de poner en riesgo la continuidad del ecosistema andaluz.
La propia Unión Europea mostró su preocupación por la situación e instó a paralizar la legalización y señaló a la Junta que su plan iba "en sentido contrario" a sus obligaciones, una observación que se sumaba a la amenaza de "sanciones" si el plan salía adelante. Finalmente, el enfrentamiento acabó en tablas.
El Gobierno y la Junta pactaron una hoja de ruta conjunta que paralizaba las legalizaciones y que ha abierto un periodo de "escuchas" y de "trabajo conjunto" entre ambas instituciones.
Ribera encara ahora una nueva legislatura en la que la transición hacia un modelo económico y energético verde, y que aún se encuentra muy lejos de conseguirse. Por contra, su continuidad augura un continuismo en la línea política. Su perfil se encuentra, después de cuatro años de protagonismo en Europa, al nivel de la que fuera ministra de Economía, Nadia Calviño, en la anterior legislatura. Ahora corresponde a Ribera el número dos en la lista.