¿Tienen sentido pegar carteles electorales en la calle en la era digital?
Con la campaña llegan siempre las mesas informativas, las banderolas en las farolas o los carteles de los partidos políticos a las calles. Tres expertos analizan la utilidad de las campañas "analógicas" para 'El HuffPost'.
La noche del 6 al 7 de julio de 2023, ya se ha levantado un tablón de contrachapado iluminado por dos focos. Desde las 23:00 la gente va llegando a cuenta gotas y al filo de la medianoche ya se congregan en torno al tabloide varias cámaras de televisión, fotógrafos, reporteros radiofónicos y un nutrido grupo de personas dispuestas a ver qué sucederá. Aunque ya lo saben.
Así ha sido la pegada de carteles de Sumar, que ha convocado a sus voluntarios y a la prensa al lugar para llevar a cabo la acción y dar el pistoletazo de salida oficial a la campaña electoral para las elecciones generales del 23J. Mónica García, Isa Serra, Íñigo Errejón, Javier Padilla, Tesh Sidi, Jacinto Morano y Carla Antonelli estaban por allí para arropar la candidatura de Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, para la presidencia del Gobierno, mientras ella abría la campaña en su Galicia natal.
Mientras atendían a los medios tras pegar unos cuantos carteles con cola y una escoba en el tablón, por los distintos barrios de Madrid salían a la calle grupos de personas organizadas para hacer lo propio y empapelar las calles con la cara de Díaz, según podía comprobarse asomándose a los grupos de Whatsapp que han creado para coordinarse.
Pero, ¿tienen sentido este tipo de acciones en una era en la que lo digital en la que las redes de Whatsapp, Telegram, Twitter o Facebook ganan cada vez más terreno? ¿No suena un poco antiguo, a siglo XX o incluso XIX? El HuffPost ha consultado a tres expertos en comunicación política para salir de dudas.
La importancia de lo simbólico
Aunque parezca de otra época, las campañas "analógicas", sostiene la profesora de Ciencias Políticas de la UNED, Carmen Lumbierres, las pegadas de carteles, mesas informativas y demás acciones de campaña electoral tienen mucho que ver con lo "simbólico": "Refuerza el sentimiento de que estamos en campaña electoral y que tenemos que ir a votar en 15 días, crea un escenario físico que ves cuando vas por la calle que te recuerda este ritual".
El espacio público es el ágora donde se toma la temperatura del día a día, y lo lógico es que se impregne del espíritu de hechos "extraordinarios" como unas "elecciones generales", prosigue la experta, que hace un símil orientado hacia lo popular. "Es como si fueran las fiestas de un pueblo pero sin nada que indicara", indica Lumbierres.
Sin embargo Moisés Ruiz, experto en liderazgo de la Universidad Europea de Madrid, reduce el efecto de estas acciones. "Hoy en día el impacto que tienen es muy pequeño porque casi todo se mueve por las redes sociales y los medios audiovisuales", cuenta, aunque también admite que es parte de un imaginario que busca crear un ambiente que incite a la movilización. La influencia, para Ruiz, puede darse más incluso en los votantes jóvenes, que puedan impresionarse más ante este tipo de acciones.
El desempate corre a cargo de Toni Aira, profesor de comunicación política de la Universidad Pompeu Fabra-BSM y director del Máster en Comunicación política de esa institución. ¿Tienen sentido hoy en día este tipo de acciones? "Sí, totalmente. Clásicamente en comunicación política se sabe desde siempre que una nueva tecnología no sustituye a la anterior, sino que se acumula".
Aira tira de un ejemplo musical y trae a colación la canción de Bruce Woolley Video kill the radio star, que habla de cómo la irrupción del video acabó con la radio, que data de 1978 y que el tiempo ha demostrado ser una premisa errada. La radio sigue ahí. "En comunicación política es muy importante estar a la última, pero sobre todo es importante estar, estar allí donde están los públicos, y no todo el mundo está solo en las redes", abunda Aira.
En esa dirección también apunta Lumbierres: "Es como lo de la radio y la televisión, que también se decía que iba a desaparecer, pero se transforman y esa parte simbólica permanece aquí y en todos los sitios".
Los partidos políticos tradicionales son aquellos que más necesitan de este tipo de maniobras de propaganda, indica Lumbierres: "Los que votan a su partido haga lo que haga necesitan de ese ritual de comienzo de una campaña, porque son en movimientos políticos que tienen que ver mucho con la emoción".
De lo analógico a lo digital
Es posible que cuando una persona piense en la 'lona del odio' que Vox desplegó en Madrid o la que Podemos instaló en el barrio de Salamanca con la cara del hermano de Ayuso, lo primero que se le venga a la cabeza sea el tuit, el informativo o el periódico donde la vio por primera vez. Y también es muy probable que nunca la haya visto en directo.
A este ejemplo se refieren tanto Lumbierres como Aira para subrayar la importancia de las campañas tradicionales enmarcadas en una lucha por el voto por "tierra mar y aire", como las define el experto de la UPF. "Si se hace bien, se hace viral, y eso significa que no se queda solo con la gente que va a pasar por delante de esa lona, sino que se va a quedar con los videos, fotos, memes, todo lo que se haga a través de redes", comenta Aira.
Otro ejemplo reciente sería la lona que la empresa de extrema derecha Desokupa desplegó en la calle Atocha esta semana. De hecho, es un ejemplo de doble sentido, ya que causó un gran revuelo su colocación, y la acción que este viernes han llevado a cabo distintos colectivos de activistas por la vivienda digna para boicotearla la han viralizado de nuevo pero resignificándola por completo.
Los expertos, en cualquier caso, también advierten de que, aunque están "lejos de desaparecer", si que es cierto que la cartelería y el merchandaising si se han tenido que "recolocar". "Los partidos tienen cada vez menos recursos, menos militantes, y ahora ya no despilfarran como antes en este tipo de materiales", cree Aira.
Este viernes ha comenzado la campaña electoral y los actos de los partidos se multiplican por momentos, los carteles ya empiezan a aparecer por las calles y las mesas informativas ya proliferan, aunque empezaron a asomar ya en la precampaña. Por el momento no se espera que una campaña pueda existir sin esta vía de expresión "analógica", igual que es difícil imaginar unas fiestas de pueblo sin verbena.