Santiago Abascal, de criticar a la "derechita cobarde" del PP a ser su posible muleta
Así es el líder del partido de ultraderecha Vox, sin otra ocupación conocida lejos de la política, en la que lleva desde los 18 años.
"Derechita cobarde", "derechita mentirosa" o, directamente, "cobardes" y "mentirosos". Así se ha referido al PP en los últimos años Santiago Abascal, líder del partido de ultraderecha Vox, que, casualidades de la vida, ahora podría acabar siendo la muleta de los 'populares' para entrar en el Gobierno.
Vueltas que da la vida como la propia vida de Abascal, quien no ha conocido otra ocupación lejos de la política, donde empezó a los 18 años afiliándose precisamente al Partido Popular. Cosas del destino.
Un partido, el PP, al que ha criticado tanto como ha bebido de él para subsistir. Tanto él como su familia, ya que su padre, comerciante textil de origen, fue concejal e incluso diputado en el Congreso de los Diputados bajo las siglas del partido de la gaviota —o del charrán, para los puristas—.
Santiago Abascal, nacido en Bilbao el 14 de abril (sí, el día de la República) de 1976, se crió en un ambiente muy politizado. Más de tres décadas vivió de la actividad pública Santiago Abascal Escuza, fallecido en 2017, que se casó con la coruñesa María Isabel Conde, que a los pocos años de nacer ya vivía en Euskadi. Ella todavía regenta la empresa de moda que montó y que ahora lleva junto a una de dos hijas, las hermanas del líder de Vox.
La actividad política de la familia en Amurrio, donde el abuelo de Abascal fue alcalde durante el franquismo, les hizo estar en el punto de mira de ETA durante años. Cuando la banda dejó las armas, el dirigente ultra se negó a dejar de tener escolta. Y por si acaso, portaba un arma. "Tengo una Smith & Wesson en casa. Al principio para proteger a mi padre de ETA; ahora, a mis hijos", dijo en una entrevista en 2017. De hecho, llegó a apostar por cambiar la ley para que todo el mundo pudiera “disponer de un arma en su casa”.
No es de extrañar, en este ambiente, que Abascal siguiera los pasos de su padre y de su abuelo y que a los 18 años ya estuviera afiliado al PP. Dos años después ya formaba parte del Comité Provincial del PP en Álava y en 1999 ya formaba parte del Comité Ejecutivo. Ese mismo año es elegido concejal en Llodio (Álava) y al año siguiente, presidente de las Nuevas Generaciones del PP Vasco, puesto en el que estuvo hasta el 2005. Durante ese tiempo, también fue miembro de la Junta Nacional del PP.
Licenciado en sociología, su proyecto fin de carrera demostraba lo bien relacionado que estaba, ya que se lo prologó nada más y nada menos que José María Aznar, expresidente del PP y expresidente del Gobierno. Eso sí, para cuando se graduó, con 27 años, Abascal ya llevaba unos cuantos años en política.
Además de con Aznar, el ahora líder de Vox tejió buena amistad con María San Gil, quien fuera líder del PP vasco y una de las voces más críticas en los últimos años con la dirección del partido. Pero también con Esperanza Aguirre, expresidenta del PP de Madrid y de la Comunidad de Madrid.
Gracias a ella, precisamente, fue nombrado en 2010 director de la Agencia de Protección de Datos. Hasta entonces, después de haber sido miembro del Parlamento Vasco y de haber salido de allí tras no revalidar su acta de diputado, había sido también presidente de la Fundación para la Defensa de la Nación Española (DENAES), un organismo regado de subvenciones por parte de distintas administraciones dirigidas por el PP.
Algo muy llamativo viniendo de un hombre que, desde Vox, ha venido criticando día y noche las 'mamandurrias' y los "gastos superfluos" en las administraciones públicas. Por eso se le recuerda tanto su paso por la Fundación para el Mecenazgo y el Patrocinio Social, de la que fue director gerente.
Un organismo con un personal proyectado de cuatro personas pero en la que sólo trabajaban dos: Abascal y un asistente técnico. Las otras dos personas que debían formar parte del organigrama eran otro asistente técnico y un administrativo, plazas que quedaron vacantes. La fundación tenía un presupuesto de 252.000 euros, de los que 82.491 euros iban para su sueldo. "Una retribución excelente, más en estos tiempos", dijo un joven Abascal en la Comisión de Asuntos Sociales de la Asamblea de Madrid, donde tuvo que comparecer para explicar su actividad en este organismo. "Un chiringuito", como lo calificó el entonces diputado de UPyD Alberto Reyero, exconsejero de Sanidad con Ayuso y denunciante de cómo se gestionaron las residencias en esta región durante la pandemia de Covid.
Para colmo, a esta fundación dirigida por Abascal no se le conocía actividad alguna y de los objetivos que se marcó, no logró ninguno. Sólo se dedicaba a promocionarse en campañas de radio y en autocampañas, como demostró el propio Reyero en esta Comisión.
Aquella fundación se disolvió el 17 de diciembre de 2013, el mismo día en el que el propio Abascal fundaba Vox. Un mes antes había anunciado que dejaba el PP por desavenencias con la línea política del partido.
Desde entonces, Abascal se ha dedicado a atacar duramente al partido del que vivió durante años tanto él como su familia. Acuñó el término "derechita cobarde" para referirse al PP y ha ido consiguiendo restarle votos y escaños a los 'populares' con un discurso homófobo y racista, propio de la extrema derecha europea y con una estrategia muy cercana al trumpismo, con clara influencia de su ideólogo, Steve Bannon.
Casado dos veces y con cuatro hijos, su actual pareja es la 'influencer' Lidia Bedman. Con su anterior mujer, con la que tuvo sus dos primeros hijos y de la que se divorció en 2012 tras una década de matrimonio, mantiene una "excepcional relación", tal y como él mismo ha expresado en alguna entrevista.
A golpe de talonario, como contó El Español en 2020, pagó el chalet de un millón de euros que comparte con Bedman en el madrileño barrio de Pinar del Rey: 284 metros cuadrados de superficie total con 185 construidos en dos plantas. Cinco dormitorios, garaje de 32 metros cuadrados y un jardín enorme, de unos cien metros cuadrados.
Y todo sin salir de la política, la misma que le ha llevado de vivir del PP a criticarlo hasta la saciedad. La misma que puede llevarle a ser la muleta del partido que le vio nacer políticamente y que, quién sabe, podría convertirle en vicepresidente de Feijóo. A partir del 23 de julio tendremos la respuesta.