El sanchismo y otros enemigos imaginarios que se han colado en la campaña del 28M
Ni el presidente del Gobierno se la juega en estas elecciones, ni EH Bildu se presenta en todos los territorios, ni ETA sigue viva. Pero esta tríada ha desplazado del tablero temas como la Vivienda, la Educación o la Sanidad.
Si un votante despistado de Garrovillas de Alconétar (Badajoz) siguiera la campaña de las elecciones municipales y autonómicas, podría sorprenderse al llegar el domingo 28 de mayo a su colegio electoral y comprobar que no hay papeletas de EH Bildu y que el nombre de Pedro Sánchez no encabeza ninguna lista.
La confusión tendría fundamento, ya que las propuestas para estas elecciones no han versado globalmente sobre la situación de la sanidad pública o la educación, que tendrán que gestionar los ejecutivos autonómicos por ser quienes tienen esas competencias. Todo saltó por los aires cuando las asociaciones de víctimas del terrorismo denunciaron las listas electorales del partido separatista vasco EH Bildu, por incluir a 44 antiguos condenados por pertenencia a la banda terrorista ETA, siete de ellos con delitos de sangre. Todo quedó opacado.
Y de aquellos barros, estos lodos. Aunque los siete candidatos anunciaron que renunciarían a recoger el acta de concejal de resultar elegidos, el Partido Popular encontró un filón con el que atacar al Gobierno de coalición y en especial al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que se ha apoyado en EH Bildu en el Congreso de los Diputados para sacar adelante buena parte de sus iniciativas legislativas.
El nuevo marco de campaña dinamitó la estrategia del Gobierno, que durante semanas sacó músculo con anuncios para aliviar la dificultad para acceder a una Vivienda, el derecho al olvido oncológico o haciendo un repaso sobre los hitos de la legislatura como la subida del salario mínimo o la reforma laboral que ha cambiado el paradigma del mercado laboral.
Durante días todo ha sido ETA, Bildu y sanchismo, y nada Sanidad, Educación o Vivienda. Javier Lorente, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Rey Juan Carlos, lo atribuye a una estrategia que busca crear "confusión entre los niveles electorales": "Si un Ejecutivo autonómico ha tenido críticas a su gestión, como la Sanidad en Madrid, tratas temas nacionales para que la gente piense que en realidad está votando contra el presidente del Gobierno".
Un intento, prosigue Lorente, para "confundir al electorado para que haga un juicio de la situación política general en vez de la situación particular de una región o de un municipio". La táctica que obedece a una lógica clara entre quienes detentan el poder y quienes aspiran a él.
Pablo Simón es profesor de ciencias políticas de la Universidad Carlos III de Madrid, y abunda en ese sentido: "Un partido que está en el Gobierno, que parte con una posición institucional más fuerte, está más interesado en hablar de la política local o regional y defender su gestión desde ese punto mientras que los que se presentan desde fuera buscan crear un marco nacional que les beneficie más".
Este experto pone como ejemplo la Comunidad Valenciana, donde el candidato del Partido Popular no es tan conocido y, a priori, crear un marco que se base en que la decisión es entre "el PP o Pedro Sánchez" puede resultar decisiva. "El empujón nacional favorece al PP mientras que centrarse en lo local favorece al PSOE", concluye Simón.
Sin embargo, el equilibrio es difícil. Pedro Sánchez y el Gobierno han jugado la baza de presentar nuevas propuestas a nivel nacional, algo que puede jugar a su favor pero también contradecir y opacar a los Gobiernos autonómicos. "[El presidente Valenciano y candidato] Ximo Puig quiere hablar de él mismo y el Gobierno central debe apoyar a sus barones pero también dejarles que vayan a lo suyo", advierte Simón, que incide además en que la táctica de la derecha suele tener más impacto conforme el municipio es más grande o se disputa una autonomía.
Unas elecciones para tomarle el pulso a España
Para Lluis Orriols, también politólogo y docente de la Universidad Carlos III, no es que antes "nos encontráramos con unas elecciones puramente autonómicas y ahora ya no". Este experto defiende que siempre hay elementos en los comicios regionales que acaban nacionalizándose, aunque admite que en esta ocasión ese fenómeno se ha producido de un modo "mucho mayor".
Sin embargo, esta estrategia es la que ha escogido tanto el Partido Popular, con ETA y Bildu, como el Gobierno con sus anuncios de Vivienda y medidas sociales. Orriols advierte que, por contra, la estrategia de anuncios de Pedro Sánchez se vio cortocircuitada con la polémica de las listas del partido vasco, que le arrebató la iniciativa en una campaña que al principio parecía que iba a ir "muy bien" para el PSOE.
Para Orriols, estos comicios tienen una particularidad especialmente marcada: "Los partidos políticos han llegado a la conclusión de que estas elecciones son cruciales para marcar el ritmo para las elecciones generales". Además, afirma el experto, no cree que el partido esté decidido, todo está en el aire. Si se comparan con otros comicios como los de 2011, este politólogo asegura que no se percibe el mismo "cambio de ciclo" que se dio en las municipales y autonómicas que perdió el PSOE de Zapatero.
De hecho, este profesor aventura que quienes pregonan que España va a pasar página el próximo 28M pueden creérselo, pero no se trata más que de un "acto de fe". Que el marco se haya vuelto nacional no implica que sea rotundamente beneficioso para las derechas: "Si habláramos hace unas semanas los anuncios del Gobierno nos llevarían a que la ventaja era del Ejecutivo, el tema es que lo de Bildu ha desbaratado la estrategia de Sánchez durante la primera semana de campaña".
Por otra parte, a pesar de sus efectos, la estrategia de introducir a Bildu y ETA en el imaginario electoral ligándolos a Pedro Sánchez no es algo nuevo, ya que ese argumentario ha sido una constante durante toda la legislatura de la oposición contra el Gobierno. Una estrategia que terminó por enfrentar a los de Feijóo con las asociaciones de víctimas y que ha causado inquietud y enfado en sus propias filas.
¿Es una estrategia efectiva? ¿Desvirtúa la democracia?
Qué efectos tiene esta estrategia sobre los resultados es algo que habrá que esperar al domingo electoral para comprobarlo. Durante estas semanas, desde el propio Partido Popular se ha advertido que hablar de ETA y de Bildu crea un marco ideal para Vox más que para su propio partido.
Pero esta observación, sin embargo, sería una cuestión menor si se tiene en cuenta que lo que importa para los resultados electorales desde hace años en España son los bloques ideológicos. "Que beneficie a Vox y que al PP le vaya a salir el tiro por la culata... yo creo que eso es no ver que la política española es de bloques. El PP podría estar asustado si estuviera en juego su mayoría absoluta en algún sitio y no estamos en tiempos de mayorías absolutas más que en Madrid", comenta Orriols.
Para este politólogo, si los populares se mantienen, Vox sale beneficiada y eso les permite sumar mayorías: tanto monta, monta tanto. Es lo mismo, prosigue Orriols, que ocurre en la izquierda, donde de cara a las generales al "PSOE le interesa que a Sumar le vaya fantástico".
Otra cosa es lo que pueda sacarse en conclusión sobre si desplazar el foco de las cuestiones que atañen a los votantes puede dañar el fondo del sistema democrático. Lorente cree que introducir temas como Bildu o ETA en la liza electoral "lo desvirtúa todo", aunque también cree que es un movimiento normal en un sistema en el que existe una división territorial del poder en Estado, autonomías y ayuntamientos.
"Este juego a la confusión es consustancial al modelo que divide por competencias. [Un modelo que] tiene la ventaja de que las decisiones son más cercanas, pero la desventaja de que la gente necesita movilizar muchos recursos mentales para saber quién gestiona qué", zanja Lorente.
Simón se alinea con Lorente en este sentido: "El cambio del marco hacia este paradigma nacional perjudica directamente a la democracia, ya que los ciudadanos deben apoyar a los partidos que consideren que han hecho una mejor gestión o por el contrario castigarles con el voto al contrario".
Quedan poco menos de 48 horas para que los colegios electorales abran sus puertas después de una campaña que ha estado plagada de cuestiones que rebasaban mucho las cuestiones autonómicas y locales. El Gobierno ha tratado de apretar con medidas de Vivienda y derechos sociales mientras que la derecha a atacado por el flanco de una ETA disuelta (una suerte de enemigo imaginario) y los socios parlamentarios abertzales del Ejecutivo. Si esa nacionalización ha surtido algún tipo de efecto, el 28 de mayo a partir de las 20:00.