Sánchez y Feijóo: objetivo, concentrar el voto en sus siglas
En Guadalajara, el PP ya ha pactado con Vox sin hacer ruido. Las listas en el PSOE han provocado fricciones internas.
La confección de las listas electorales es sin duda uno de los momentos más complejos para los líderes políticos. Las negociaciones con las estructuras territoriales casi nunca son fáciles, y menos si los sondeos no auguran nada bueno. En eso ha estado Pedro Sánchez esta semana, colocando a ministros y fieles ante la resistencia de algunos barones. Y ello ha sido también la clave de la guerra absoluta entre Yolanda Díaz, líder de Sumar, y la dirección de Unidas Podemos.
Así, mientras la izquierda se ha mostrado haciendo encajes en el caso del PSOE y agonizante, en el de Unidas Podemos, en la derecha la imagen que se sigue transmitiendo es de seguridad, tanta que Alberto Núñez Feijóo ha llamado a no dormirse en los laureles. El líder del PP ha sido aclamado en distintas reuniones autonómicas como en Sevilla mientras que, sin mucho ruido, el partido ya ha comenzado a sellar acuerdos con el partido de Santiago Abascal, con sillones incluidos.
El más destacado ha sido en Guadalajara. El PP se hará con la alcaldía y Vox, con la concejalía de seguridad ciudadana. Según El Decano de Guadalajara, periódico que adelantó el acuerdo, la concejalía de igualdad mutará a la de familia y asuntos sociales. “Las estructuras autonómicas y municipales tienen autonomía para tomar sus propias decisiones”, enfatizaron fuentes de la dirección nacional, aunque el mensaje oficial siga siendo que el objetivo de la formación es gobernar en solitario.
Para Feijóo, la clave en las elecciones generales pasa por superar la barrera psicológica de los 150 escaños en el Congreso de los Diputados, tal y como avanzó este diario. Y según su entorno, con los últimos sondeos en la mano, estarían en disposición de hacerlo. “Aunque para ello tenemos que pegarle un mordisco a los votantes que ha tenido Vox”, reconoce un diputado del PP, que encuadra en este sentido los anuncios de su líder esta semana.
A saber, la derogación de leyes como la de memoria histórica o la Trans o el retoque de otras como la de la eutanasia, bajo el paraguas de la derogación del sanchismo. Una entrada indiscutible en la batalla ideológica que el PP tradicionalmente orillaba en aras de la economía, su bandera en otros comicios. “Economía, economía y economía”, solían replicar en el equipo de Mariano Rajoy cuando se le preguntaba por asuntos espinosos como el aborto.
Así lo interpreta un destacado dirigente del partido, en conversación informal con este diario: “Habrá que comprobar qué debates vienen sobrevenidos, como ocurrió con las listas electorales de Bildu, que destrozó al PSOE. Pero lo mollar es que la calle no quiere a Sánchez. Nuestro votante está muy movilizado porque ve opciones de echarle. Esa es la clave, más allá de cualquier otra cuestión. En las municipales y autonómicas se votó contra Sánchez y ahora se votará todavía más. Lo que tiene que calar es que el voto útil es al PP, como pasó con Juanma Moreno en Andalucía, que se llevó voto de nuestra izquierda y nuestra derecha”.
Precisamente, Sánchez también apelará a la concentración del voto de cara a los comicios del 23 de julio, más aún después del “tremendo espectáculo” ofrecido por Unidas Podemos, según el término utilizado por un ministro socialista. Los ánimos siguen muy bajos en las filas del PSOE tras una semana de escaramuzas por las listas electorales y despedidas de algunos de los derrotados en las urnas. Aunque en Moncloa insisten en que hay margen para un revulsivo, y ya planean golpes de efectos para las próximas semanas.
En el Ejecutivo tienen claro que Sánchez ha de mover el tablero y cambiar las dinámicas, que apuntan a una victoria del PP el 23 de julio. Tiene que arriesgar, como también publicó El Huff Post. Y de ahí que se descolgara el lunes con la oferta de celebrar hasta seis cara a cara con Feijóo, uno por semana, hasta la cita electoral. “Tenemos un balance de gestión que vender más allá del ruido que nos ha acompañado durante toda la legislatura. Si el debate es sobre economía, el PP no tiene nada que hacer”, enfatizan las fuentes consultadas.
Barones socialistas admiten que la gestión económica y social del Gobierno es “positiva”, pero lamentan que Sánchez no les escuchara cuando le avisaron de que tenía que alejarse de sus socios e incluso romper con Unidas Podemos. “Que Irene Montero siga siendo ministra nos ha hecho un daño tremendo. Visto con perspectiva, no había margen de recuperación después del fiasco del solo sí es sí. Que aún se niegue a pedir perdón y asumir responsabilidades es escandaloso”, en palabras de uno de esos líderes regionales.