Samuel Escudero (Más Madrid): "Es una vergüenza que haya sido el primer gitano en graduarme en mi instituto"
El joven de 24 años, activista por los derechos del pueblo gitano, se convertía en diputado de Más Madrid hace unas semanas.
Samuel Escudero se convertía hace unas semanas en uno de los rostros de Más Madrid en la Asamblea. El joven, de 24 años, juraba su cargo por Vallecas, su barrio, y el pueblo gitano.
Una imagen que rápidamente corría como la pólvora por las redes sociales y que ponían en el foco al joven vallecano que lleva más de una década dedicado al movimiento asociativo y a la lucha por los derechos del pueblo gitano.
Dos identidades, la de vallecano y la de gitano que, dice, le definen y configuran su forma de ser y su forma de entender el mundo luchando y plantando cara a aquello que no considera justo.
"Por Vallecas, por el pueblo gitano, sí, juro". ¿Cómo fue ese momento?
Fue increíble. Esa noche no dormí nada porque estaba súper nervioso. Llegué a la Asamblea a las 9 de la mañana porque estaba tomando café ya en el bar de enfrente a las ocho y eso que me dormí como las seis de la mañana. Ese día fue increíble.
Vino mi madre, vino mi padre, mis hermanas, mis hermanos, compañeros de la Asamblea de Puente de Vallecas. Ese momento de levantarme, que se me ve nervioso, por supuesto, pero sabiendo donde estoy, el sitio que voy a coger, la responsabilidad que es, fue increíble.
¿Por qué esos juramentos?
Si yo tuviera que decirme en dos palabras sería vallecano y gitano. Son las dos identidades que me conforman porque me he criado aquí, porque siento el barrio, porque veo a cualquier vecino y es como si fuera familia mía y gitano porque igual que puedo pasar a considerar cualquier vecino como familia, ocurre igual con cualquier primo.
Nos has citado en la plaza del Cine.
La plaza del Huevo, la plaza del Cine, como se le llama oficialmente, es para mí el centro neurálgico de esta zona, que es donde me he criado, donde desde pequeño venía con los colegas a jugar al fútbol o a sentarme en un parque a comer pipas o tengo los bares de confianza. Acabo de tomarme un café en La Estrella. Es mi zona de confort, básicamente.
De dónde viene Samuel Escudero.
Samuel Escudero viene de una familia humilde de Vallecas. Viene de unos padres y muy luchadores y viene de un afán de defender al que lo está pasando mal porque sabe que él en ocasiones no lo ha pasado tan bien.
Desde muy pequeñito, ya sea en movimientos por la juventud, movimientos por los derechos del pueblo gitano, por la educación, por vivienda, por un montón de temas que afectaban tanto a mí como a mi alrededor. Aunque eran también míos y que me dolían, había un sentimiento en el que yo necesitaba y necesito hacer algo, no me puedo quedar parado.
¿Cómo es ese cambio de pasar del Ayuntamiento de Madrid donde eras vocal vecino aquí en Puente de Vallecas a la Asamblea? ¿En qué cambia?
Lo vivo con muchísima emoción, pero con muchísima tristeza. Junto con los compañeros, formamos la asamblea de Más Madrid, aquí en Puente Vallecas. No existía y la formábamos desde cero. Ahora somos un montón de gente.
Son amigos que cuando estamos mal, cuando pasa algo, bajamos a la calle y nos tomamos un café y lloramos o reímos juntos. A ese cambio de competencias me estoy adaptando todavía a ese cambio de competencias.
Ser vocal vecino ha sido una escuela y no he podido tener mejor escuela que la Junta Municipal de Vallecas.
Tienes 24 años. En 2019 cuando fuiste vocal vecino tedrías unos 19 o 20 años. ¿De dónde te viene esa vena política desde tan joven? Ya antes habías participado, por ejemplo, en eventos del Parlamento Europeo con 16 años.
Empecé en el mundo activista desde los 12 o 13 años con asambleas juveniles. En mi instituto por la educación, asambleas juveniles de barrio, a colaborar con entidades gitanas y juveniles nacionales e internacionales, también europeas, desde muy joven. Eso eso que decía de que no podía quedarme quieto, no podía ver algo que dolía. Soy muy sensible con quien pasa injusticias.
Me acuerdo un montón de mi abuelo, que en paz descanse, ese sentimiento que contaba de cuando vivía en las chabolas en los años 80, en La chuletera, que es de donde provengo y donde pasé mis dos primeros años de vida. Si ese día tú te habías ganado la vida como podías y tenías un cacho de pan, un kilo de arroz y tu vecino no tenía, tu vecino tenía medio kilo y tú tenías medio kilo.
Ese sentimiento, esa forma de vivir, esa solidaridad que se vivía en las chabolas y que en cierta parte creo que se vive en el barrio de Vallecas y se demostró en pandemia con Somos Tribu y con un montón de entidades y colectivos y vecinos que se levantaron porque les dolía ver que su vecino no comiera, no podía salir a la calle o que tuviera otras dificultades.
En los últimos días se ha viralizado un vídeo de un chico de 18 años en Cifras y Letras resolviendo en 5 segundos una operación matemática compleja y todos los comentarios siempre eran "qué listo para ser tan joven". ¿Te ves reflejado en que siempre cuestionen tu edad?
Yo era un chaval que chocaba un montón porque chocaba un montón ver a un chaval que con 14 años o con 15 años va a tu universidad a darle conferencias a tus profesores y a ti sobre el pueblo gitano, sobre juventud o sobre activismo.
Que a muchas personas les resulta raro que sea tan joven me ha pasado de pequeño, estoy acostumbrado. Creo que es algo que pongo en valor.
¿No hay síndrome del impostor?
El cerebro te juega malas pasadas y a lo mejor te ves en un sitio muy grande o lo ves muy grande para verte ahí, pero sé que cuando miro a los lados, veo a mis compañeros de Más Madrid, veo a las entidades gitanas, veo a mis primos, a mi familia, a mis colegas que no hacen otra cosa que empujarme, tirarme para adelante y apoyarme.
Has contado hace unos meses un incidente que tiviste en el colegio en el que una profesora en la ESO te dio un dibujo y te dijo que te pusieras al final de la clase y que no molestaras por ser gitano.
En el instituto he estado muy a gusto y he encontrado profesores con los que a día de hoy sigo teniendo relación y que me han felicitado incluso por la toma de posesión del cargo. Pero sí me encontré con una profesora en particular que estaría quemada, estaría en un momento de su vida donde no le apetecía realmente estar en un instituto con esas características, con esa problemática, esa diversidad que ella veía como como problemática.
Le fui a entregar la tarea y me dio un dibujo y me dijo ponte atrás, no molestes. Creo que por mi apellido, por mi piel, por mi forma de hablar o por lo que fuera, lo hizo mal y me hizo sentir mal.
Unas semanas después, cuando lo conté en casa, varias asociaciones del barrio se implicaron y hablaron con orientación. De hecho, esa persona ya no está. Que eso prueba fuera un caso aislado no significa que haya muchísimos profesores y profesoras y muchísimos niños y niñas que lo sufren.
¿Cuántas personas se pueden quedar por el camino por este tipo de cosas?
Miles. Estamos rodeados de varios centros públicos. El Madrid Sur, por ejemplo, que está aquí, que un colegio y un instituto para mí increíble, ha tenido, en los últimos años cuatro o cinco gitanos que han titulado la ESO. En mi instituto, por ejemplo, cuando yo me saqué la ESO hicimos una ceremonia de graduación y a mí me sacaron porque era el primer gitano en titular la ESO en ese instituto.
En el discurso yo lo celebré de dos maneras. Dije que era un honor que en 40 años de historia fuera el primer gitano en titularse, pero que era una vergüenza que en 40 años de historia el centro sólo haya conseguido que titule una persona gitana.
Los profesores no son los responsables de eso, las familias no son responsables de eso, las instituciones no son las responsables de eso. Es un conjunto de varios factores que se tienen que hacer transversales y que tienen que ir de la mano para la promoción del alumnado gitano.
Hace unos días en una entrevista la activista por los derechos del pueblo gitano Silvia Agüero decía que el antigitanismo te hace la vida imposible y que cuando lo cuentas no te cree nadie. ¿Por qué?
Porque la mayoría a los que se lo cuentan no sufren ningún tipo de opresión. Si no sufres eso en tus carnes no vas a poder tener empatía por ningún otro tipo de opresión. Y es así de simple.
El antigitanismo está instaurado en toda la sociedad, en todas las instituciones, desde hace casi 600 años. Es como el machismo, lo tenemos implantado en la sociedad, en todos los lados y no eres consciente hasta que te dan la hostia en la cara. Con el antigitanismo no sucede tanto, no se dan tantas hostias.
Porque se obvia quizá.
Claro, sigue habiendo desconocimiento total sobre la población gitana donde lo único que conoces es lo que sale en programas de televisión que lo único que buscan es el entretenimiento. No son programas que reflejen la realidad que viven las personas gitanas y te muestran a una persona que para ese medio de comunicación y la audiencia es entretenida, pero no es real.
Llevamos varias semanas viendo en el fragor de la Asamblea al consejero de Educación, Emilio Viciana respondiendo siempre a la diputada de Más Madrid Diana Paredes diciendo que está obsesionada por el racismo y que es una forma mediante la cual justifica su puesto de diputada. ¿Qué opinas?
En mi primer pleno después de escuchar a Viciana con la ilusión que tenía se me rompió todo. No hace otra cosa que falsear la historia del pueblo gitano en España cuando dice que nos hemos mezclado y que ha habido un mestizaje bonito y que nunca se ha tratado mal a nadie y que no hay racismo.
En España, durante 600 años de la historia del pueblo gitano, ha habido más de 300 leyes y pragmáticas antigitanas, cortes de lengua, cortes de oreja, se ha prohibido usar nuestras ropas, trabajar en nuestros oficios, nos han hecho esclavos de señores feudales, nos han encerrado, las condenas a galeras... Todo eso se obvia y Viciana lo obvia y lo invisibiliza.
¿Qué medidas se llevan a cabo en Madrid para luchar contra el antigitanismo? ¿Qué hace falta?
No se hace nada. Llevo una semana como diputado y he podido ver bien el Plan de Inclusión de la Población Gitana 2017-2021, que tenía un presupuesto bastante bueno. El balance de medidas que se propusieron y que se llevaron a cabo creo recordar que eran siete. Y de esas siete que se desarrollaron dejan mucho que desear.
Estamos en 2024, el plan acababa en 2021 y llevamos tres años sin un nuevo plan. No hay nada. Hace falta otro plan de inclusión presupuestado y con la colaboración de todas las entidades que trabajan con la población gitana, de los distritos, de los barrios y de los municipios. Hay que hacer un análisis de la situación, cómo llevar a cabo la ejecución y evaluar todas esas medidas en materia de empleo, de educación, de vivienda, de sanidad, de políticas sociales, de cultura y en un montón de ejes transversales que se tienen que hacer de la mano de todos.
En el informe del Secretario del Pueblo Gitano de 2023 se habla de que hay que realizar y trabajar mucho en la concienciación entre las personas gitanas para que sepan identificar cuestiones discriminatorias. ¿Cómo se hace esto y se crea esa conciencia?
Cuando desde pequeño sufres un racismo tan bestial, tan arraigado, por desgracia te acabas acostumbrando a que te traten de cierta manera. Ves normal que te rechacen, que te traten diferente y te acabas acostumbrando y lo acabas asimilando.
Hay un proceso de deshacerte de todo ese rechazo que se te ha ido dando y empezar a identificar realmente que te están tratando mal y que te están tratando de manera diferente por el simple hecho de ser gitano.
Es un proceso interno el ver por qué se nos persigue cuando hacemos la compra en Mercadona, por qué cuando vas a alquilar una vivienda y ven su apellido te dicen que ya está alquilada. Por ejemplo, mi hermano que ha trabajado de camarero. De la caja siempre se caían billetes casualmente siempre en su turno. Él tenía que estar todo el día recogiéndolos y volviendo a ponerlos en la caja mientras el jefe le vigilaba a ver qué hacía.
Y esto es real. Los gitanos cuando tenemos un trabajo tenemos dos periodos de prueba. El primero es en el que se nos evalúa si podemos desarrollar las labores necesarias para el puesto de trabajo y el segundo es para ver si cumplimos las expectativas racistas de la persona que es superior.
Estamos en Puente de Vallecas, que poco a poco está avanzando en la gentrificación. ¿Cómo afecta eso a la vida a los barrios? Porque aquí ya se nota, por ejemplo, en el Metro con turistas volviendo de noche a sus Airbnb en Portazgo o Nueva Numancia.
Lo que se está viviendo en los barrios del sur con los pisos turísticos en una locura. En Vallecas también están proliferando un montón de sitios y acaba siendo también una molestia para los vecinos porque tienes todo el día a gente entrando y saliendo, gente que no conoces, gente que no sabes como se va a comportar, gente con la que no te puedes parar a hablar y, sobre todo, gente que no son vecinos.
Si algo merma la convivencia vecinal tan importante como es en Vallecas y tam identitaria como ocurre aquí son los pisos turísticos.
¿Puede afectar a las redes vecinales y al asociacionismo que se vive tanto en el barrio?
Es una pregunta muy compleja. Creo que sí, que con el tiempo puede llegar a mermar todo ese sentimiento de de convivencia yde ayuda entre nosotros. Es un problema que tenemos que enfrentar y que tenemos que abanderar y que no se pierda.
Por seguir hablando del barrio, los precios en Vallecas han subido un 21% y si miras en Idealista es raro encontrarte una habitación que baje de los 400 o 500 euros con unas condiciones mínimamente habitables. ¿Qué esperanza tiene la juventud?
A mí esas cantidades me parecen hasta baratas. Tengo dos colegas que pagan 700 euros por una habitación en Entrevías, que es una locura. Que cobres mil y poco pavos, que te pidan una barbaridad de papeles, los avales, los meses de fianza... Además necesitas unos ahorros que no tienes hasta los 30.
Recordemos que en Vallecas, en el sureste de Madrid, no solo los jóvenes se encuentran en un trabajo precario e inestable, con unos sueldos bastante justos frente al coste de la vida, frente al modelo de gobierno que nos ataca, que es el modelo de la señora Ayuso, sino que también nos encontramos con otros hándicaps.
Y no me refiero al pueblo gitano. Nos encontramos, por ejemplo, con tener que ayudar a tu familia. Si yo tengo que estar aportando a mi familia cuatro o cinco compras al mes, si le echo una mano pagando la luz, el agua o parte del alquiler, a mi familia de los mil y poco pavos que gano, destrozándome, con un trabajo precario donde no estoy a gusto y aun así tengo poner una sonrisa... Si cobramos mil y pico y pagamos casi mil de alquiler, cien de luz, cien de gas y encima tienes que ayudar a tu familia, que a mi no me pesa porque levantar las cargas familiares siento que es mi obligación, acabas en números rojos.
No se trata de llegar a fin de mes, en Vallecas no llegamos a mediados. Los días que salimos mis colegas y yo es cuando cobramos. Si cobramos el día 1, se sale el día 3 porque el día 5 ya estás mirando diciendo para el café de la semana que viene no me llega.
Sobre esto. Al final parece que el único ocio que existe es la fiesta, que al precio al que está todo en Madrid, entre la entrada de la discoteca y tomarte dos copas, se te va a 50 o 60 euros. ¿Qué alternativas quedan?
Mira, aquí en Vallecas, que es un distrito en el que se respira cultura, seguimos siendo uno de los pocos distritos de Madrid que no tiene un centro juvenil. Es una vergüenza. Vallecas es un distrito en el que proliferan las casas de apuestas, pero no tiene un centro juvenil donde la población se encuentre. Y tiene una población juvenil superior a otros distritos.