Salvador Illa, el filósofo que un día soñó con ser presidente de la Generalitat
El líder del PSC ha logrado un cambio de ciclo en Cataluña con el que pone fin a 14 años de gobiernos independentistas. La tarea no será nada sencilla, pero es un político acostumbrado a sortear caminos complicados.
Y hubo fumata blanca. Salvador Illa se convirtió este jueves en el protagonista en la sombra del día. El sorprendente viaje de ida y vuelta del expresidente catalán Carles Puigdemont sigue copando casi todos los titulares, pero el líder del PSC logró algo con lo que soñaba desde hace varios años, fue investido presidente de la Generalitat de Cataluña.
La polémica tras lo ocurrido con el dirigente de Junts no ha sido suficientes para eclipsar el importante hecho que se debatía en el Parlament. Los socialistas volvían a liderar el Ejecutivo catalán tras 14 años de gobiernos independentistas. Un paso que el propio Illa calificó durante su discurso como "un momento de cambio histórico".
Una posible detención a Puigdemont habría paralizado el debate de investidura durante al menos 48 horas. En el PSC se mantenían en un segundo plano y, casi como ha hecho durante estos últimos tres meses de intensas negociaciones y desde que está en la política, Salvador Illa, sin hacer ruido, era nombrado presidente de la Generalitat.
Un "corredor de fondo"
Hay mucha gente que suele trasladar sus aficiones a su día a día. El líder de los socialistas catalanes es un aficionado al running. Su pasión por las carreras populares le ha llevado a completar tres maratones, dos de ellas en Barcelona.
Los que le conocen aseguran que Salvador Illa es un "corredor de fondo", pero para la carrera que ha afrontado en los últimos tres meses no ha necesitado vestirse de corto, sino armarse de paciencia para alcanzar un acuerdo complicado.
Nada más saber el resultado electoral, el primer secretario del PSC aseguró que los catalanes habían decidido "abrir una nueva etapa". Lo que reflejaron las urnas el pasado 12 de mayo solo era el pistoletazo de salida de un camino complicado.
Aunque los más cercanos a Illa aseguran que es "muy, muy ordenado", el dirigente socialista ha tenido que convivir durante tres meses con el caos político. El único apoyo de los Comuns era insuficiente y necesitaba ganarse un 'sí' de ERC más que complicado, pero que, con cesiones, ha terminado logrando.
Una vida política centrada en Cataluña
Entre su etapa educativa, Salvador Illa se licenció en Filosofía en la Universidad de Barcelona. Antes de estudiar un máster en Economía y Dirección de Empresas en el IESE - Universidad de Navarra, ya se había adentrado en el mundo de la política.
Con 21 años ya se había convertido en concejal de Cultura del Ayuntamiento de La Roca del Vallès. Ocho años después, en 1995, decidió afiliarse al partido que ahora lidera y, ese mismo año, fue investido como alcalde de la localidad.
Estuvo al frente del Ayuntamiento de La Roca del Vallés hasta que en septiembre de 2005 dio el salto a la política autonómica. Durante esos cuatro años como director general de Gestión de Infraestructuras del Departamento de Justicia de la Generalitat, seguro que no pensó que 15 años después el que lideraría el Govern sería él.
Tras volver durante nueve meses al sector privado, en 2010 fue elegido el director del área de Gestión Económica del Ayuntamiento de Barcelona. Misma fecha en la que el independentismo alcanzó el poder en la Generalitat y que no ha soltado hasta la investidura de este jueves.
El final de un difícil camino
En 2016, Miquel Iceta le escogió para ser el secretario del área de Organización de los socialistas catalanes. Ese salto en el PSC le dio peso para liderar las negociaciones del PSOE con el ERC para investir a Pedro Sánchez en enero de 2020. Un protagonismo que fue premiado con la cartera del Ministerio de Sanidad, aunque un mes después de ser nombrado se tuvo que enfrentar a algo inédito en lo que va de siglo, una pandemia, la del coronavirus.
Su gestión sin elevar el tono, sus comparecencias diarias, la gestión durante el confinamiento domiciliario y el reparto equitativo de las vacunas contra el virus le sirvieron para colocarse como uno de los rostros visibles del socialismo en España. Debido a ello, terminaría siendo elegido candidato del PSC a las elecciones de febrero de 2021.
Illa volvía a Cataluña para asumir un papel con el que había soñado desde hacía mucho tiempo, intentar ser investido presidente de la Generalitat. Pero no todo suele llegar a la primera. En aquellos comicios, su partido fue el más votado, pero un acuerdo entre ERC y Junts imposibilitó cualquier Govern liderado por los socialistas.
Tres años después, ha vuelto a tener su oportunidad y no la ha desaprovechado. En una maratón llena de obstáculos, el líder del PSC acabaría llegando a la meta. Mejoraba el resultado, con 9 escaños más que en 2021 y, aunque verse en el Palau de la Generalitat parecía cosa difícil, las duras negociaciones con ERC han terminado en un acuerdo rubricado con los republicanos que ha sido clave para lograr la mayoría necesaria.
"Gobernaré para todos, teniendo en cuenta la pluralidad de Cataluña. Estaré al servicio de todos ustedes, intentando hacer las cosas lo mejor posible", aseguró este jueves durante su discurso de investidura. La maratón hasta llegar a liderar la Generalitat de Cataluña ha sido muy complicada, pero si algo ha demostrado Salvador Illa es que no hay obstáculo que le impida alcanzar su meta deseada.