Pilar Llop, la jueza feminista y fan de Camarón a la que Sánchez confía la solución del "sólo sí es sí"
La ministra de Justicia, muy desconocida hasta ahora entre los ciudadanos, se ha visto empujada a la primera fila de la contienda para tratar de resolver el peliagudo asunto de la rebaja de penas a agresores sexuales
Cuentan que Pilar Llop se matriculó hace unos años en una escuela de danza en Madrid para aprender a bailar sevillanas. Pero en el baile de la política, a la actual ministra de Justicia le ha tocado zapatear con el asunto más espinoso: la ley del "sólo sí es sí", cuya aplicación ha supuesto la rebaja de penas a más de quinientos agresores sexuales.
Tras meses de confusión y cierta perplejidad, los socialistas han movido ficha y han presentado esta semana en el Congreso una iniciativa legislativa para reformar la norma pese a la oposición de su socio de Gobierno. "La ley no se toca", clamaba en noviembre la secretaria de Estado de Igualdad, Victoria Rosell, ante los primeros casos de reducción de condenas.
Sánchez, temeroso de que esta situación le reste votos en las elecciones municipales y autonómicas de mayo, ha puesto al ministro de Presidencia, Félix Bolaños, y a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, a negociar con los socios de investidura los apoyos para sacar adelante dicha reforma. Y a la ministra de Justicia, Pilar Llop, a explicar a la ciudadanía los "efectos indeseados" - en palabras del presidente - que ha generado el "sólo sí es sí".
Este pasado miércoles, Pilar Llop se hacía un maratón de programas de televisión para dar cuenta de la reforma presentada por el PSOE y para marcar distancias con Podemos ante el enorme cisma generado dentro del Ejecutivo. Sólo un día antes, en la SER, Llop interpelaba directamente a la ministra de Igualdad, Irene Montero, para que explicara por qué desde su cartera se advertía de que su reforma iba a generar nuevas rebajas de penas. "Que lo explique porque esa conversación no la hemos tenido. Ellas tienen desde hace días, desde hace semanas, la propuesta que hemos hecho. Que explique claramente por qué ellas entienden esa interpretación. No me corresponde a mí", contestaba sobre este asunto a preguntas de Àngels Barceló. Y generaba una nueva polémica al asegurar que la violencia en una agresión sexual se podía demostrar con una mera "herida".
Anzuelo eficaz para que Podemos saltara en bloque contra la ministra de Justicia por sus "desafortunadas" palabras. "Si probar la violencia en una agresión sexual es tan sencillo, ¿por qué en el 2021 de 4.000 sentencias sólo 500 mujeres pudieron probarla? Otra vez el foco en las mujeres, en cuánto nos resistimos, en si cerramos las piernas. Es el modelo de la manada, no el del consentimiento", escribía en Twitter la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra. Mientras, los socios de investidura se mostraban asombrados ante esta guerra pública entre PSOE y Podemos. "El Gobierno se está haciendo mucho daño", razonaba Íñigo Errejón (Más País).
La oposición también ha aprovechado la situación para arremeter contra Sánchez al no "dar la cara" por los efectos de esta ley y por descargar en su ministra de Justicia la responsabilidad de explicar y defender una situación muy comprometida para los socialistas.
Una sobreexposición mediática a la que Llop no ha estado acostumbrada desde que asumiera su cargo en julio de 2021, en la última crisis de gobierno llevada a cabo por Sánchez. En ella, la madrileña sustituyó a Juan Carlos Campo en un momento en el que, como ella mismo ha dejado claro en varias entrevistas, la ley del "sólo sí es sí" ya se encontraba en tramitación parlamentaria. A su vez, eso sí, pide no buscar "culpables".
Una ministra desconocida
Lo cierto es que Llop es, para muchos ciudadanos, "una ministra fantasma". Pese a ocupar una cartera tan importante como es la de Justicia, su figura ha permanecido muy en la sombra en este último año y medio. De hecho, ha estado muy ausente en las polémicas reformas legales para derogar la sedición y rebajar la malversación en el Código Penal, o para acelerar la renovación del Tribunal Constitucional a través de una vía que el propio TC tumbó a petición del PP. Fue el ministro de la presidencia, Félix Bolaños, y no ella, quien salió a la palestra para dar cuenta de todas estas iniciativas del Gobierno.
Este papel discreto ha hecho que, según el último CIS correspondiente a enero, Llop sea la cuarta ministra menos conocida de los 22 que conforman el Gobierno. Con un 25,6% de popularidad, sólo se sitúa por detrás de Diana Morant (Ciencia e innovación), Raquel Sánchez (Transportes, Movilidad y Agenda Urbana) y Joan Subirats (Universidades).
En los primeros compases de esta crisis, Llop también tardó varios días en pronunciarse. Finalmente, en noviembre, recibió el encargo de arreglar las deficiencias técnicas de la ley y poner en marcha la reforma que esta semana ha llegado al Congreso. Un duro trago para una ministra muy comprometida también con la violencia de género, ya que en diversas entrevistas ha pedido luchar contra el "negacionismo" de esta lacra social y ha llegado a asegurar que "el sistema judicial es poco empático con sus víctimas".
Madre de una niña y apasionada de la música de Camarón
De hecho, su carrera en el mundo de la Justicia ha estado muy ligada a ella. Tras acceder por oposición a la judicatura en 1999, diez años después trabajó en un juzgado especializado en violencia sobre la mujer y en 2004 comenzó a tomar contacto con la perspectiva de género. También asistió voluntariamente a cursos organizados por el Consejo General del Poder Judicial en esta materia. Un caso sobre una mujer rumana explotada sexualmente le hizo abrir los ojos ante esta realidad.
El salto a la política se produjo en 2015, cuando entró en la lista de Ángel Gabilondo para la Comunidad de Madrid y se convirtió en diputada de la Asamblea, aunque tiempo después dio el salto al Senado y en 2019 fue elegida presidenta de la Cámara Alta. Durante un breve intervalo de tiempo, también desempeñó el cargo de Delegada del Gobierno para la Violencia de Género sustituyendo a María José Ordóñez. “Estoy en política para que la igualdad entre hombres y mujeres sea una realidad”, ha dicho en más de una ocasión.
Una carrera vertiginosa para una mujer que ya de niña tenía claro que quería dedicarse al Derecho. Hija de un taxista (que años después fue empleado de banca) y una peluquera, Pilar siempre fue una alumna ejemplar. El último año de carrera lo cursó en la Universidad de Viena. Esto ha hecho que domine con fluidez el inglés y el alemán, además del francés, el italiano e incluso el búlgaro.
Entre sus múltiples pasiones figuran desde el arte hasta la arqueología, aunque su gran devoción es la hija que tuvo en 2019 con su marido sevillano, que es aparejador y arquitecto técnico. Y de ahí también su amor por Sevilla, por Camarón y por las sevillanas. Ahora, Llop afronta su baile más difícil como ministra de Justicia. Y tras el paseíllo, la pasada y el careo, le queda por clavar el remate del "sólo sí es sí". Una ley que no nació bajo su mandato, pero que marcará para siempre su paso por el gobierno de España.