Por qué las bolas de goma de los antidisturbios son el principal escollo para cambiar la 'ley Mordaza'
Unidas Podemos, ERC y Bildu quieren modificar este material antidisturbios y sustituirlo por otro menos lesivo.
Al Gobierno se le acumulan los deberes. Y uno de los más preocupantes es la reforma de la conocida como 'ley Mordaza', la ley de Seguridad Ciudadana, a cuya derogación se comprometió el propio jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, tanto en campaña como en el acuerdo de coalición con Unidas Podemos.
Este miércoles, la reforma tiene un día clave en el Congreso, ya que se reúne la ponencia que discutirá a puerta cerrada los principales puntos que mantienen divididos a los negociadores.
Todavía hay media docena de artículos que generan discrepancias, pero destacan principalmente tres: las sanciones por faltas de respeto a los agentes, el aval al rechazo en frontera de migrantes y el uso de bolas de goma por parte de los antidisturbios.
Este último punto parece ser el que más fricciones genera, ya que, según informa Europa Press, ni el Ministerio del Interior ni el PSOE quieren eliminar su uso como material policial. Los grupos que piden acabar con estas pelotas de goma —Unidas Podemos, ERC y Bildu— proponen como alternativa que el Defensor del Pueblo supervise en medio año la sustitución por un material menos lesivo, como ocurre en Cataluña con los proyectiles de 'foam'.
¿Qué son las bolas de goma y por qué quieren sustituirlas?
Las pelotas o bolas de goma son proyectiles que pesan entre 80 y 85 gramos y con un diámetro de 5,4 centímetros. Están compuestas de caucho macizo y son disparadas a una velocidad de 720 kilómetros por hora.
En 2013, la asociación Stop balas de goma presentó un informe en el que denunciaba que la velocidad a la que se disparan este tipo de proyectiles superan siete veces el límite que impuso el Parlamento Europeo para las armas "menos letales". Este informe indicaba que las balas de foam, un proyectil mucho menos lesivo, se disparan a 300 kilómetros por hora.
En una respuesta parlamentaria, el Gobierno detalló el pasado mes de diciembre cuántas veces se han usado pelotas de goma por parte de las Fuerzas de Seguridad españolas.
Según los datos aportados por el Ejecutivo, fueron 46 las ocasiones: 22 por parte de la Policía Nacional y 24 por parte de la Guardia Civil.
Este material se usó, tal y como han denunciado y censurado los socios del Ejecutivo, el pasado 24 de junio en la valla de Melilla, durante el intento de salto de la misma, día en el que murieron al menos 23 migrantes.
Según informa El País, un informe de 2021 de la asociación Iridia, que defiende los derechos humanos, afirma que entre 2000 y 2020 hubo 26 personas “afectadas” por el impacto directo de pelotas de goma.
Una de ellas fue Íñigo Cabacas, seguidor del Athletic de Bilbao, que falleció en 2012 a los 29 años por el impacto de una de estas balas.
El informe también detalla que otras 15 personas perdieron o vieron inutilizado alguno de sus órganos. La mayoría, el globo ocular, como el caso de Esther Quintana, la mujer que perdió un ojo durante una manifestación en Barcelona durante la huelga general del 14 de noviembre de 2012.
La alternativa que proponen los críticos con este tipo de proyectiles es el uso de balas de foam, menos lesivas y disparadas a una velocidad menor.
También son más pequeñas —calibre de 4 centímetros— y pesan 220 gramos. Eso sí, están hechas de espuma y tienen forma de bola partida por la mitad. Aun así, se consideran un material peligroso.
La principal diferencia con la bala de goma es que la de foam tiene una mayor capacidad de absorción, reduciendo los daños por su impacto. El material del que está hecho no rebota y se deforma al golpear al objetivo.