Cuatro décadas del PP en Génova 13: de la reforma con la 'caja B' a la mudanza frustrada
Los populares cumplen este martes 40 años en su sede nacional, desde cuyo balcón han vivido los momentos más dulces y en cuyos despachos algunos de los más agrios. Un recorrido a la historia de este edificio: el alunizaje contra la puerta, los mariachis y la muerte política de Pablo Casado.
Cuatro décadas de una enclave político sin el que no se entendería buena parte de la historia reciente de España. El Partido Popular está de aniversario este martes, celebra 40 años instalado en una sede tan mítica como polémica. Sí, el número 13 de la calle Génova, en el corazón de Madrid.
Desde . Estos son algunos de los acontecimientos que han marcado el pasado, presente y futuro de la formación, así como algunos de los momentos
La sede que alojó a otro partido
Cuarenta años cumple hoy el PP en su casa, el número 13 de la calle Génova de Madrid, donde Manuel Fraga instaló al partido cuando era Alianza Popular y de donde el PP no piensa moverse tras caer en desgracia el plan de mudanza de Pablo Casado.
Alianza Popular inauguró su edificio -más de 10.000 metros cuadrados y ocho plantas- el 17 de enero de 1983. Entonces, Fraga lideraba un partido que en las elecciones generales de 1982 había crecido de los 10 a los 106 escaños. La fotografía en prensa del evento fue en blanco y negro.
El alunizaje contra la puerta o los mariachis
En este tiempo ha cambiado la estética y la marca. En la planta baja ya no hay un banco, ahora está el PP de Madrid. La puerta la derribó en 2014 un coche con un alunizaje. La sede ha vivido registros policiales. A sus puertas, protestas de indignados, mariachis con sus "canta y no llores" y militantes del PP celebrando elecciones y pidiendo dimisiones.
Tampoco pueden olvidarse las cargas policiales que vivieron centenares de manifestantes que salieron a pedir explicaciones a la cúpula del PP tras la publicación de 'Los papeles de Bárcenas' por parte de El País.
La 'solución Casado': de mudanza
Cuarenta años después de que Fraga abriese el edifico, es otro gallego, Alberto Núñez Feijóo, quien comanda el Partido Popular y aspira a estrenarse en el balcón de las victorias electorales y poner fin a tiempos convulsos en la formación.
Porque tanto se agitó el PP que en su catarsis se planteó dejar su casa. Pablo Casado quiso hacer borrón y cuenta nueva con el pasado, pero finalmente fue el partido el que se desprendió de su primer líder elegido en primarias.
Su objetivo era librarse de la sombra que la corrupción había proyectado sobre las paredes de Génova y que era alargada.
La reforma pagada con la 'caja B'
La reforma en 2005 se abonó en parte con una contabilidad paralela -dinero negro- y acarreó una condena de falsedad contable y delito contra la Hacienda para el entonces tesorero, Luis Bárcenas, y otra para el PP como responsable subsidiario de haber defraudado más de 123.000 euros en el Impuesto de Sociedades.
Otra condena al PP, la del lucro en la trama Gürtel, precipitó la moción de censura que acabó con el Gobierno de Mariano Rajoy y tras un periodo de primarias, con Pablo Casado al frente del PP.
La foto del balcón de Ayuso y Casado... y la guerra
Casado quiso exorcizar aquellos tiempos pasados cambiando de sede, pero no pudo ejecutar su plan porque su enfrentamiento con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, le dejó fuera de la política.
Solo subió una vez al histórico balcón de las victorias electorales. Fue de la mano de Ayuso y por el triunfo cosechado por la madrileña en mayo de 2021. Quedó la foto. Después trascendió un choque entre equipos sobre el posado desde el balcón.
Cuando en 2018 Casado se presentó a las elecciones, el balcón se montó, pero no se usó. El peor resultado en la historia del PP no ofrecía motivos para el jolgorio.
En 2019, y ante las malas expectativas en las municipales y autonómicas de 2019 el PP no instaló el balcón y la sorpresa de poder gobernar en el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid se celebró a pie de calle.
Un balcón de victorias electorales
Porque el balcón de Génova 13 está cargado de simbolismo. El de los triunfos en las elecciones generales de José María Aznar en 1996, 2000 y otras convocatorias.
También el de las celebraciones de Mariano Rajoy, no solo de su victoria aplastante en 2011, sino también de las de 2015 -tras las que no hubo investidura- y 2016 y otras en comicios municipales, autonómicos y europeos.
"Pujol, enano, habla castellano"
En la memoria de algunos aún resuena el "Pujol enano habla castellano" que se escuchó en 1996 con la primera victoria de Aznar y aquel "que bote Mariano" de 2011, cuando a petición del público Rajoy abandonó sus reservas, besó a su mujer y saltó para celebrar que a la tercera iba la vencida; había ganado y por mayoría absoluta.
Reconstruidos los puentes con el pasado, Feijóo dio carpetazo al plan de marcharse. El gallego aspira ahora a sumar nuevas fotografías de éxito y celebración al álbum de los populares.